Ejercicios para utilizar diferentes elementos de información en una escena

Un error bastante común en guionistas noveles es el de olvidar que, además de los diálogos y las acciones del personaje, todo lo que se ve en la pantalla es un elemento potencial de información que puede ser usado para contar la historia.

Los siguientes ejercicios sirven para potenciar la utilización del decorado, los objetos que hay en este, la luz, el sonido ambiente, etc. como elementos narrativos.

Ejercicio 1:

1. Piensa en un escenario concreto, no importa si es interior o exterior. Puede ser una calle, una playa, un despacho, un restaurante o cualquier otro sitio que te venga a la cabeza.

2. Sitúa a un solo personaje en él.

3. Escribe tres breves escenas (menos de una página), sin diálogos, con el mismo personaje y en el mismo escenario. La primera escena debe mostrar al espectador que la película es una comedia, la segunda debe dar la impresión de que se trata de una historia de terror y la tercera debe parecer una producción dirigida al público infantil.

Para conseguir resultados tan distintos, apóyate en el tipo de luz (¿es de día? ¿de noche? ¿verano? ¿invierno? ¿llueve? ¿hace sol?), el sonido ambiente, el vestuario del personaje, la forma en que se mueve en el escenario, si encuentra o lleva consigo algún objeto y la forma en que lo utiliza…

Ejercicio 2:

1. Piensa en un personaje que está solo en un despacho.

2. Escribe tres escenas cortas (menos de una página) y sin diálogos en las que, por el aspecto de dicho personaje y la forma en que se comporta e interactúa con los diferentes objetos del decorado sepamos que:

a) En la primera escena el personaje es el dueño del despacho, está nervioso y espera a alguien.

b) En la segunda, es un ladrón inexperto y bastante torpe que ha entrado a robar.

c) En la tercera es un visitante que acude por primera vez al despacho, está esperando a ser atendido y está preocupado por algo.

Como puedes ver, son dos ejercicios sencillos que espolearán tu imaginación y ayudarán a enriquecer tu escritura y a hacer más creativos tus guiones. ¡Adelante con ellos, guionista!

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Cómo escribir buenas descripciones

Las descripciones de un guion son, posiblemente, la parte del mismo a la que menos atención prestan muchos guionistas. Es habitual que se preocupen por los personajes, por su creación y construcción, que trabajen los diálogos y los escriban y reescriban buscando mejorarlos cada vez más, pero las descripciones suelen ser el pariente pobre al que apenas se hace caso.

Craso error, porque las descripciones son las que harán que el lector de tu guion pueda imaginar la película en su mente y experimentarla de forma visual mientras lee lo que has escrito.

Las descripciones de un guion de cine o televisión no son como las literarias, tienen sus propias características y hay varios puntos que deberías tener en cuenta a la hora de redactarlas:

1. Evita describir movimientos de cámara, planos o encuadres.

Esos detalles son competencia del director y deben desarrollarse en el guion técnico que él realice. Recuerda que tú estás escribiendo el guion literario.

Aunque pienses dirigir tu guion, deja la parte técnica para el guion técnico o marearás al lector de tu guion que tendrá que estar imaginándose movimientos de cámara y encuadres mientras intenta juzgar la trama y familiarizarse con los personajes. Se sentirá confuso y tenderá a pensar que tu guion no está bien escrito.

Por otro lado, cuanto más larga sea la descripción, más sensación de lentitud dará el guion.

2. Que la descripción sea lo más corta posible

No pierdas el tiempo describiendo con todo detalle el vestuario de los personajes, ni todos y cada uno de sus gestos. No impacientes al lector con detalles inútiles sobre los muebles o enumerando los ingredientes de los tres platos y el postre que está tomando el protagonista en la escena.  Describe sólo lo esencial para que el lector se imagine el escenario, los personajes y sus acciones.

Cuanto más larga sea la descripción más ralentizará la lectura y dará la sensación de que la película es lenta y confusa. Confía en la imaginación del lector.

3. No describas nada que no se pueda ver en pantalla

No nos cuentes qué piensa el personaje porque eso no se va a ver en pantalla, ni le digas al lector que determinada acción simboliza no sé qué porque eso no se va a ver en pantalla.

Recuerda que escribir un guion es contar una historia mediante personajes y sus acciones y que lo que prima es la imagen. Así que si quieres que el espectador sepa lo que piensa un personaje, tendrás que idear una situación en la que, por su forma de reaccionar, quede patente lo que piensa.

4. Evita indicar canciones y/o músicos concretos para la banda sonora

Ni eres el encargado de la banda sonora ni puedes estar seguro de que los temas y músicos que a ti te gustan puedan ser usados en la película sin contravenir las leyes de derechos de autor.

5. No olvides que el guion literario es una herramienta de trabajo

El guion literario no es una obra acabada como lo puede ser una novela o un relato. El guion literario es el plano sobre el que se construirá la película. Es, por lo tanto, una herramienta de trabajo que usarán muchas personas: el equipo de producción, el de arte, los actores, el director, etc.

Las descripciones forman parte de esa herramienta y el guionista debe escribirlas pensando en ello y facilitando la labor de todos aquellos que intervengan en la película.

¿Estás de acuerdo con los puntos anteriores? ¿Añadirías o quitarías alguno?

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27 cosas que NO deberías hacer en tu guion

La lista podría ser mucho más larga pero no quiero que la entrada se haga interminable. He aquí 27 de las muchas cosas que no se deberían hacer en un guion:

1. No incluyas en las descripciones nada que no se vaya a ver en la pantalla: Ni los pensamientos ni los sentimientos de los personajes se van a ver en pantalla (a menos que crees una situación en la que los muestres por la forma en que los personajes actúan o reaccionan).

2. Tampoco incluyas en las descripciones los motivos por los que el personaje se comporta de la forma en que lo hace, eso no lo verá el espectador.

3. No escribas diálogos en los que los personajes digan lo que ya se está viendo en la escena.

4. No te pases con los adjetivos y la poesía en tus descripciones, no estás escribiendo una novela.

5. No incluyas indicaciones técnicas o movimientos de cámara en tu guion. Incluso si piensas dirigirlo tú, ahora estás escribiendo el guion literario, ya te encargarás del guion técnico más tarde. Y, si no lo vas a dirigir tú, no invadas el territorio del director.

6. No describas con detalle el físico del personaje o la forma en que viste, limítate a lo imprescindible.

7. El punto anterior también sirve para los decorados: describe sólo lo imprescindible.

8. No hagas descripciones muy largas siempre que puedas evitarlo porque hacen que el guion parezca lento y farragoso.

9. Procura que tu guion ocupe entre 90 y 120 páginas, ni menos ni más. Sí, sí, ya sé que existen películas que duran tres horas, pero no es lo habitual.

10. No crees un villano absolutamente malvado, dale algunos matices que lo hagan real.

11. No crees un protagonista (o cualquier otro personaje) tan excesivamente bueno que acabe siendo insoportable.

12. No construyas un protagonista tan perfecto que el espectador acabe odiándolo.

13. No crees personajes innecesarios para contar la historia.

14. No presentes demasiados personajes en las primeras páginas o el lector se sentirá confuso y no entenderá lo que está leyendo.

15. No desarrolles información del pasado del personaje que no sea necesaria para entender la trama de tu guion, al espectador no le interesa.

16. No conviertas tu guion en un discurso político o de adoctrinamiento ideológico o tu público posible se verá reducido drásticamente a aquellos que ya están convencidos de lo que les dices.

17. Procura no cometer faltas de ortografía. Todos cometemos alguna de vez en cuando, pero si tu guion está repleto de ellas va a ser difícil que el lector te tome en serio.

18. No incluyas ilustraciones en tu guion. Parece una obviedad, pero hay gente que lo hace.

19. No escribas escenas innecesarias, que no estén implicadas en la trama que se desarrolla, o tu argumento perderá fuerza y concentración.

20.Tampoco escribas escenas que no sirvan para hacer avanzar la historia.

21. No incluyas diálogos que no concuerden con el arco del personaje.

22. Tampoco le des al personaje un vocabulario que no le corresponda por edad, educación, época en la que vive o clase social a la que pertenece.

23. No escribas ninguna réplica que no sirva para hacer avanzar la historia, dar mayor profundidad al personaje o proporcionar información necesaria para que se entienda lo que se está contando (un buen chiste podría ser la excepción a esta regla).

24. No escribas un guion basado en una novela, relato o cualquier otro tipo de propiedad intelectual que no te pertenezca.

25. No incluyas canciones o piezas musicales concretas en tu guion porque: a) no es tu trabajo, b) no sabes si el autor está dispuesto a vender o ceder su derechos.

26. No plagies tu película favorita.

27. No escribas sobre temas que no conoces sin hacer antes un concienzudo trabajo de investigación.

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Un guion es tan bueno como lo es su villano

Aunque, como espectadores, nos identificamos con los protagonistas de las películas y series de televisión que nos gustan, lo cierto es que muchas veces son los villanos, los antagonistas, las auténticas estrellas de las historias de más éxito:

¿Crees que las aventuras de Batman tendrían tantos seguidores si no existiera el Joker?

Han transcurrido más de cien años desde que Bram Stoker escribiera “Drácula” y casi se nos olvida que el célebre vampiro no era el protagonista sino el antagonista de la novela y de casi todas las películas que se han producido sobre él desde entonces.

El impacto que causó la película “El Silencio de los Corderos” se basa en un magnífico villano que ni era protagonista ni antagonista, sino un personaje catalizador que ayudaba a mantener la historia en movimiento y daba información necesaria para que avanzase la acción. Sí, me refiero al inolvidable Hannibal Lecter interpretado por Anthony Hopkins y que eclipsó a la protagonista, Clarice Starling, y al antagonista, el asesino apodado Buffalo Bill.

A la hora de escribir un guion hay que dedicarle tanto o más tiempo y atención al villano que al protagonista, aunque suele ser más divertido crear y desarrollar al malvado que al “chico de la película”. ¿Por qué? Muy sencillo: Mientras el protagonista debe seguir unas normas éticas o morales, el antagonista puede hacer cualquier cosa que desee para conseguir su objetivo y, por lo tanto, el guionista puede ser mucho más creativo con su villano que con su héroe.

Muchas veces el antagonista del guion es todo lo opuesto al protagonista. También puede ser una versión oscura y desequilibrada de la personalidad del héroe.

Si quieres crear un villano inolvidable debes tener en cuenta que no basta con imaginar a alguien muy malvado, además debes individualizarlo, hacerlo único, darle alguna característica que lo humanice y lo aleje del cliché.

Debes tener presente que el villano no se ve a sí mismo como tal, de la misma manera que ninguna persona real -no importa lo malvada que sea- se considera a sí misma una mala persona. Seguramente, Hitler y Stalin tenían una idea más positiva de sí mismos que la que tenemos nosotros.

En el fondo, los villanos representan nuestros temores, nuestros deseos más profundos y oscuros, lo que nos da miedo de nuestro propio interior, de nuestros instintos más primarios…

Se dice que un guion es tan bueno como lo es su villano.

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Seis cosas que necesitas hacer cuando has acabado el primer borrador de tu guion

Al fin, tras meses de trabajo, has logrado escribir la palabra “fin” en tu guion. Te sientes feliz porque has conseguido un logro que para ti es muy importante. Enhorabuena, pero… ¿De verdad piensas que has terminado? No: todavía tienes que hacer unas cuantas cosas si quieres que tu guion sea el mejor guion posible:

1. Olvidarte de él durante una temporada

Puede (es casi seguro) que no estés contento con esa primera versión de tu película, sabes que tiene todavía fallos que subsanar, personajes que mejorar, escenas que no acaban de satisfacerte… pero si empiezas a corregir nada más acabar este primer borrador no vas a tener una visión clara de lo que funciona en él y lo que no.

Escribir un largometraje es un trabajo de meses, implica que has pasado mucho tiempo absorto en tu historia y has perdido la visión de conjunto sobre la misma. Empezar a corregirlo ahora es como si intentases juzgar una pintura con la nariz a pocos centímetros de ella: percibes colores, fragmentos de formas, luces, sombras… pero no ves el cuadro entero. Para tener una imagen completa de la pintura necesitas alejarte unos metros de ella. Hasta que no la observes desde la distancia no tendrás una visión entera.

Lo mismo ocurre con el guion de un largometraje: hasta que no te alejas de él durante un tiempo no eres capaz de juzgarlo en su conjunto.

¿Significa eso que debes pasar varias semanas sin hacer nada? No. Puedes dedicarte a escribir otra cosa, a corregir otro borrador que hayas dejado de lado, a leer, a ver películas que tengan algo en común con tu guion o a, simplemente, descansar.

2. Leer tu guion

Una vez ha pasado un tiempo prudencial (pueden ser unas semanas o varios meses, cada guionista tiene sus propias necesidades), volverás a tu guion con una mirada fresca sobre tu historia.

Descubrirás que escenas que creías que eran flojas ahora te parecen correctas, que diálogos que te gustaban ahora te parecen poco creíbles, que determinado giro de la acción que te encantaba ahora te parece demasiado trillado y evidente. Es la hora de que pases al tercer punto:

3. Reescribir

Es el momento de reescribir tu obra para lograr un segundo borrador que supere al primero porque ahora conoces mucho mejor a tus personajes, le has dado varias vueltas a la trama, te has asegurado de que la estructura sea correcta, etc.

4. Pedir la opinión de personas de tu confianza

Es el momento de dejar leer tu guion a gente en la que confíes. Me refiero a confianza “técnica”, no personal. Seguro que te fías mucho de tu novia, novio, primo, madre o mejor amigo, pero si ellos no son guionistas sus opiniones van a estar motivadas por el tipo de películas que les gustan, por sus gustos personales y por muchos clichés.

No es que su opinión no sea interesante, al contrario, te puede dar una idea de las reacciones de los posibles espectadores, te hará ver qué partes de la historia están bien explicadas y qué otras hay que reescribir para asegurarte de que el espectador recibe el mensaje que has querido transmitir, pero también necesitas la opinión de gente que te argumente lo que dice con razones técnicas y razonadas acerca de lo que funciona, o no, dentro de tu guion.

Debes recurrir a amigos guionistas, a compañeros de la escuela de cine (en el caso de que seas o hayas sido alumno de una de ellas) o contratar los servicios de un analista de guion. Necesitas el punto de vista de gente que no juzgue tu escrito basándose en sus gustos personales sino que sepa decirte si la estructura es correcta o no, si los personajes cumplen su función dramática o son mejorables, si has dado la información necesaria para que se entienda la historia sin que esta sea previsible, si el universo de tu historia es creíble, etc.

5. Volver a escribir

Una vez consultadas estas personas “fiables”, estás en condiciones de reescribir tu guion hasta conseguir que sea el mejor guion posible.

6. ¿Quién sabe?

Este “quién sabe” significa que un guion nunca está terminado del todo, que siempre hay algo mejorable en él y que cada vez que lo releas acabarás, inevitablemente, cambiando algo, aunque sea una frase por aquí, un fragmento de escena por allá… Sin contar con que, si tienes la fortuna de que tu guion se ruede, siempre habrá que hacer cambios por motivos de producción.

Hace poco, un cliente (y amigo) me preguntaba: “¿Cuándo sabes que un guion está terminado?” Y yo le contesté: “Nunca”. Porque un guion siempre es mejorable.

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Cinco puntos que debes tener en cuenta sobre el protagonista de tu guion

Todas las historias tienen un protagonista porque mediante él y sus acciones el autor conduce al espectador/lector/oyente desde el inicio de la narración hasta su desenlace. Ésta es una de las funciones dramáticas del personaje protagonista.

Incluso en las películas corales, donde son varios los personajes principales, existe uno que tiene (aunque sea ligeramente) más protagonismo que los demás.

Podríamos hablar mucho sobre el personaje protagonista pero en esta ocasión me voy a centrar en cinco puntos básicos:

1. Tu protagonista debe ser activo.

Cuando escribes un guion estás contando una historia mediante los personajes y sus acciones.

Para mantener la historia en movimiento y hacer que avance desde el principio hasta el final vas a necesitar que tu personaje actúe, se mueva, reaccione ante las situaciones en las que le colocas, tome decisiones que provoquen consecuencias, interactúe con otros personajes… y eso no lo vas a conseguir con un personaje pasivo.

2. Tu protagonista debe tener un objetivo claro.

No basta con que tu protagonista sea activo; si se pasa toda la película moviéndose de aquí para allá sin que sepamos por qué lo hace, el público se va a aburrir.

Es preciso que le digas cuanto antes al espectador cuál es el objetivo de tu protagonista para que se implique en la película deseando que el personaje obtenga lo que quiere, dudando unas veces de que lo alcance y preguntándose otras cómo lo va a conseguir.

En muchas películas el protagonista tiene dos objetivos claros: uno relacionado con la trama principal (vencer al antagonista o algo similar) y otro respecto a la trama amorosa secundaria (conseguir a la chica o al chico).

3. Tu protagonista no puede avanzar hacia su objetivo tranquilamente.

No basta con que le des un objetivo a tu protagonista para que tu guion sea interesante.

Si el objetivo del personaje es conquistar a la chica que acaban de presentarle y en la primera cita romántica que tienen le propone matrimonio y ella acepta… bueno, puede que lo suyo sea amor a primera vista, un flechazo, muy bonito y tal pero… nadie quiere pasarse dos horas de su vida viendo eso.

Si el objetivo principal del personaje es salvar el planeta de los malvados alienígenas que acaban de invadirla y lo consigue en la página diez de tu guion, la primera vez que se enfrenta a ellos… te acabas de quedar sin película.

Recuerda que sin conflicto no hay drama: El protagonista debe tener claro su objetivo pero antes debe luchar y superar obstáculos para que tu guion sea atractivo para el público. Debes idear dificultades que mantengan al personaje y a la trama en movimiento continuo.

4. ¿Qué acciones llevará a cabo tu protagonista para conseguir su objetivo?

A la vez que planificas los obstáculos que le pones al personaje para hacer más interesante la trama, debes proyectar qué es lo que hará él para superarlos y conseguir su objetivo.

No lo dejes a la inspiración del momento. Prepara las acciones de tu protagonista cuando hagas la escaleta previa a la escritura del guion y ten en cuenta que tu personaje debe llevar a cabo actos que estén de acuerdo con su personalidad: no se enfrentarán de la misma manera a un psicópata una diseñadora de moda que un veterano de la Guerra del Golfo, ni hará lo mismo para vengar la muerte de su hija un médico que un narcotraficante. Sí, ya sé que he puesto ejemplos muy extremos, pero ya me entiendes…

5. ¿Cómo va a evolucionar tu protagonista a lo largo del guion?

Como ya sabes, es lo que se llama el arco del personaje. Se supone que la historia que estás contando es importante para tu protagonista, y los personajes (como las personas reales cuando les ocurre algo que les impacta) evolucionan, cambian su forma de ver la vida, aprenden algo, etc.

Tienes que prever esto desde que empiezas a planificar tu guion:

– ¿Aprenderá algo tu protagonista mientras vive su historia? ¿Qué?

– ¿Cambiará su forma de comportarse ante determinados hechos? ¿De qué manera?

– Para conseguir su objetivo ¿deberá superar algún miedo, alguna carencia? ¿Cómo?

Aunque es posible, en el caso de los protagonistas seriales, que el personaje no evolucione.

Es lo que sucede, por ejemplo, con Indiana Jones: El espectador que ve sus películas lo hace porque le gusta el personaje. Si Indiana Jones cambiara en todas y cada una de sus aventuras, el público podría acabar distanciándose de él y perdiendo el interés por sus peripecias. En casos como este, son los personajes secundarios los que suelen evolucionar.

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¿Qué es el documento de venta de un guion y cómo se escribe?

Existen varios tipos de documento de venta dependiendo de su finalidad, pero todos tienen algo en común: están destinados a que alguien (productor o inversor) sienta deseos de leer el guion.

El documento de venta es lo que envías a las productoras como presentación de tu largometraje o proyecto de serie para preguntarles si están interesadas en que les hagas llegar el guion completo de la película o la biblia de la serie. Es como tu tarjeta de visita en un primer contacto.

Por regla general, es aconsejable que el documento de venta no sea muy extenso ya que se dirige a personas que están hartas de leer guiones y proyectos de historias, hay que intentar interesarles sin que les desanime la perspectiva de tener que emplear demasiado tiempo en averiguar si tu guion les puede gustar o no.

¿Qué incluir en el documento de venta?

1. Portada:

Una primera página o portada que sea una especie de cartel de película, con una imagen impactante (puedes buscar por internet, en bancos de imágenes y encontrarás muchas gratis y con licencia legal para utilizarlas). Sobre dicha imagen sólo debe figurar el título de la serie y tu nombre como guionista.

2. Lema o high concept:

Una segunda página que sea otra fotografía alusiva a la serie o que muestre algún escenario o situación que refleje de alguna manera el universo de tu guion y que tenga un lema, una frase que creas que puede definir tu historia a la vez que provoque curiosidad.

Algo así como el subtítulo que aparece en las cubiertas de muchos libros o en los carteles publicitarios de las películas. Esta segunda página no es imprescindible pero sí aconsejable.

3. Argumento:

En la tercera página se incluye una sinopsis (lo más breve posible) del largometraje o de la primera temporada de la serie.

Es habitual que esta sinopsis ocupe la mitad de la página y la otra mitad sea otra fotografía que de alguna manera exprese lo que se quiere contar en el guion.

4. Si es una serie, storyline de los episodios de la primera temporada:

Puedes incluir una página con la storyline de cada uno de los episodios de la serie. También con alguna fotografía, a ser posible.

5. Localizaciones:

Algunas fotos mostrando el tipo de espacios en que sucede la acción con algún comentario (unas pocas líneas) sobre la atmósfera y la estética que se pretende conseguir.

6. Nota del autor:

Unas pocas líneas en las que resumes tu visión del proyecto y las razones que te han impulsado a escribirlo.

7. Referencias:

En esta página enumera películas y/o series que puedan tener similitudes con tu proyecto para que los posibles productores se hagan una idea de lo que puede ser el producto final.

Además de los títulos de las series o películas, se incluyen sus carteles oficiales o fotos de las mismas que sean muy significativas y fácilmente reconocibles.

8. Currículum:

En la página siguiente pones un breve currículum o biografía tuya. Si es tu primer proyecto y no tienes currículum, no incluyas esta página.

9. Reparto:

Otra página (o dos) con el reparto potencial de la serie. No es necesario que los actores estén contratados o se haya hablado ya con ellos, puesto que es un reparto “potencial”. Se incluyen, evidentemente, las fotos de dichos actores y el nombre del personaje al que interpretarían.

10. Contacto:

Aquí pones tus datos de contacto (que ya habrás incluido, evidentemente, en el correo de presentación en el que adjuntarás este documento de venta).

Este es un tipo de documento de venta bastante habitual tanto para largometrajes como para proyectos de serie (no confundir con la «biblia» de la serie, de esa hablaremos en otra entrada). Es un modelo orientativo: modifica los puntos que desees, adáptalo a las necesidades de tu proyecto y… ¡buena suerte!

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El Viaje del Héroe: el modelo narrativo más utilizado de la historia

El modelo narrativo llamado “La Forja del Héroe” o “El Viaje del Héroe” es el más utilizado de la historia:

Podemos encontrarlo en los mitos y leyendas de todas las culturas, en los cuentos tradicionales que han llegado hasta nosotros por transmisión oral de generación en generación, Cervantes lo utilizó en El Quijote (aunque seguramente no sabía que lo estaba haciendo) y se encuentra en los guiones de muchas películas como la saga Star Wars, El Señor de los Anillos, Gangs of New York, Kill Bill y todas, o casi todas, las de la Disney.

Los arquetipos en el viaje del héroe

Aunque “El Viaje del Héroe” tiene variantes infinitas, su estructura básica es siempre la misma y se basa en la utilización de arquetipos.

El psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung fue el primero en observar que ciertas figuras que aparecen en nuestros sueños son iguales a personajes míticos de todas las culturas.

Jung llegó a la conclusión de que cada uno de estos arquetipos refleja un aspecto de la mente humana, es una parte de nuestra personalidad y forma parte del inconsciente colectivo. Por eso existen una serie de personajes y situaciones recurrentes en los mitos, leyendas y cuentos tradicionales: el protagonista que desea conseguir algo, el anciano sabio que le dota de poderes mágicos o lo adiestra en determinadas habilidades, el malvado villano, la madre buena, la madrastra mala…

El especialista en mitología y religión Joseph Campbell aplicó las teorías de Jung a sus estudios sobre las mitologías de los grupos culturales más diversos: polinesios, griegos, africanos, etc. Llegando a la conclusión de que estos sistemas simbólicos son creaciones naturales de la mente humana y por eso son comunes en culturas tan diferentes. Profundizó sobre ello en su libro «El héroe de las mil caras (psicoanálisis de mito)».

Más tarde, Christopher Vogler, basándose en el trabajo de Jung y Campbell, publicó «El viaje del escritor», obra que él mismo define como «un manual accesible y práctico de escritura». En «El viaje del escritor», Vogler sintetiza en doce etapas la forja o viaje del héroe .

Etapas del viaje del héroe

La Forja del Héroe implica siempre un viaje, por eso se le llama también El Viaje del Héroe, pero este viaje no tiene por qué ser siempre físico, puede ser un itinerario interior.

Este viaje se divide en diferentes etapas y las siguientes doce son las utilizadas habitualmente ( aunque no es imprescindible usarlas todas en una novela o película ni hay por qué ceñirse sólo a ellas):

  1. El mundo ordinario, la normalidad del héroe.
  2. La llamada de la aventura.
  3. El rechazo de la llamada.
  4. El encuentro con el mentor.
  5. El cruce del primer umbral.
  6. Las pruebas, los aliados, los enemigos.
  7. La aproximación a la caverna más profunda.
  8. La odisea o calvario.
  9. La recompensa.
  10. El camino de regreso.
  11. La resurrección.
  12. El retorno con el elixir.

La necesidad inconsciente de recuperar la magia

Según Campbell, la desorientación y perturbación de la sociedad occidental contemporánea podría deberse al descrédito y racionalización en que han caído las mitologías y arquetipos tradicionales que, al ser sometidos a una antinatural racionalización, han vuelto a su lugar de origen: el inconsciente.

Quizá el creciente interés por antiguas supersticiones y la vuelta a distintas tradiciones paganas por parte de mucha gente hoy en día, se deba a la necesidad inconsciente de recuperar la magia y lo sobrenatural en un mundo cada vez más oprimido por la dictadura del materialismo.

Es posible también que el entusiasmo de los jóvenes de las últimas décadas por el género fantástico, se deba a la necesidad de llenar el hueco que ha dejado en su formación la escasa presencia de literatura clásica en la enseñanza y la sustitución de los cuentos tradicionales por otros supuestamente más “educativos”.

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Si quieres escribir un buen diálogo, haz que tus personajes mientan de vez en cuando

Dos de los fallos más habituales que suelen cometer los guionistas principiantes a la hora de escribir diálogos son:

  1. Sus personajes dicen todo lo que se les pasa por la cabeza.
  2. Son absolutamente sinceros cuando hablan.

Si queremos que nuestros personajes sean creíbles debemos hacerles hablar como personas reales. Y los seres humanos no decimos nunca todo lo que se nos pasa por la cabeza, ni siempre decimos la verdad.

Los personajes pueden y deben mentir

Los personajes de tu guion pueden y deben mentir porque:

  • Así la película se vuelve imprevisible y más interesante.
  • Conseguimos sorprender al espectador cuando le descubrimos que la verdad no es la que él creía.
  • Cuando el espectador sabe que no puede confiar en la sinceridad del personaje, éste se vuelve más ambiguo y, por lo tanto, más interesante.

Diferentes formas de mentir:

Existen diferentes formas de faltar a la verdad y  todas pueden ser efectivas dramáticamente si las utilizamos a la hora de escribir nuestros diálogos:

1. Mentir directamente

Esta forma de mentir no tiene mucho misterio, se trata de decir que lo blanco es negro, que hoy has ido al gimnasio cuando no lo has hecho…

Es la manera en que le mienten al detective Jake Gittes (Jack Nicholson) en “Chinatown”, al principio, cuando una cliente dice ser la Sra. Mulwray y le encarga que siga a su marido para averiguar si le está siendo infiel.

Más tarde Gittes y nosotros los espectadores descubriremos que esa mujer no es la Sra. Mulwray ni pretende averiguar si él está teniendo una aventura con una jovencita.

2. Mentir por omisión

También en “Chinatowwn” se miente por omisión. Lo hace el personaje de Faye Dunaway (Evelyn Mulwray) en la escena en que ella y Gittes están sentados en el bar:

Gittes ha averiguado que todos le engañan y manipulan. Está enfadado y ha sacado sus propias conclusiones de por qué le mienten y sobre lo que en realidad sucede y así se lo hace saber a Evelyn.

Nosotros como espectadores estamos de acuerdo con Gittes porque sus razonamientos nos parecen lógicos. Pero Gittes (como nosotros) no tiene todos los datos y se equivoca al interpretar los hechos.

Evelyn sí que sabe la verdad pero calla. Con su silencio, ella hace que Gittes y nosotros pensemos que él está en lo cierto. Evelyn ha mentido por omisión.

5. Inducir al personaje que escucha a llegar a conclusiones erróneas

Es lo que hace el villano de “Sospechosos habituales”: Se aprovecha del error que ha cometido la policía respecto a la identidad de uno de los personajes al principio de la película y alimenta esa conclusión errónea de los agentes y los espectadores durante casi todo el film.

4. Mentirse a sí mismo

Cuando el personaje (como las personas reales hacemos a menudo) se engaña a sí mismo porque no quiere reconocer una realidad que le hace sentirse mal.

Es lo que sucede en “Los Puentes de Madison” (“The Bridges of Madison County”) cuando Francesca (Meryl Streep) le dice a Robert (Clint Eastwood) que no va a marcharse con él.

Las excusas que Francesca da no tienen ningún sentido, las va ideando a medida que habla porque no quiere reconocer la verdad:

La única razón por la que no se irá con Robert es que le da miedo el salto al vacío que eso supone. Su vida es aburrida y a ella le atrae la aventura y el riesgo, pero su rutinaria vida es segura y Francesca no tiene el valor suficiente para llevar a cabo un cambio tan rotundo.

5. No distinguir entre realidad e irrealidad

No se puede decir que no diferenciar lo que es real de lo que no lo es sea exactamente mentir, pero se le parece bastante.

Es lo que le sucede a Norman Bates (Anthony Perkins) en “Psicosis” (Psycho) cuando le dice a Marion (Janet Leigh): “Mi madre y yo vivimos aquí solos desde hace diez años”.

Es posible que Norman esté siendo sincero en ese momento pero más tarde descubriremos que Bates es un psicótico que hace mucho que no percibe la realidad.

Hacer que tus personajes mientan directamente o por omisión, que induzcan a otros personajes a sacar conclusiones erróneas, se engañen a sí mismos, falten a la verdad porque no distinguen lo real de lo irreal… es una manera de conseguir que tu guion sea más interesante y tus personajes ganen en verosimilitud y profundidad.

No lo olvides: Si quieres escribir un buen diálogo, haz que tus personajes mientan de vez en cuando.

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.

Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.

Escribe a info@cineseriesytecnicasdeguion.com para solicitar información y tarifas.

Siete puntos para mejorar los diálogos de tu guion

A lo largo de los años como asesora de guionistas y analista de guion, he comprobado que los mejores guiones son aquellos escritos por escritores meticulosos que no se conforman con su primer borrador, que corrigen y reescriben una y otra vez buscando la mejor versión posible de su trabajo.

Uno de los elementos que más preocupa a estos guionistas buscadores de la perfección (o de algo que se le acerque lo más posible) son los diálogos. Releer los diálogos preguntándose cómo pueden mejorarse es una tarea que siempre obtiene su recompensa: un mejor guion.

Los siguientes son varios puntos que resulta muy útil repasar cuando se están revisando los diálogos:

1. Pregúntate si basta con la acción para contar lo que quieres decir

Como medio de contar nuestra historia en cine o televisión, la acción tiene más fuerza que la palabra porque captamos más del pensamiento y los sentimientos de los otros a través de sus expresiones, gestos y reacciones que mediante lo que dicen.

Pregúntate ante cada réplica que estés revisando si no hay una manera de contarla mediante la acción de los personajes y, si la hay, elimina esa frase y substitúyela por una acción.

2. En ocasiones, el silencio puede expresar más que las palabras

La respuesta a una pregunta no tiene por qué ser una frase, puede ser un gesto, una mirada, un silencio que muestra que no se quiere contestar a lo preguntado…

Los silencios pueden ser una parte muy activa de un diálogo, no tengas miedo de utilizarlos.

3. No intentes demostrar lo inteligente o culto que eres mediante los diálogos

Que la réplica de un personaje sea un brillante discurso sobre su ideología, su forma de ver la vida o lo mucho que sabe sobre la cría del calamar verde en los Trópicos puede ser un párrafo brillante pero innecesario para nuestra escena. Puede que te haya quedado perfecto y pruebe lo inteligente y culto que eres, pero es posible que resulte recargado, artificioso o poco verosímil.

4. Pule tus diálogos al máximo eliminando todo lo inútil

” Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Lo dijo Baltasar Gracián en el siglo XVII. Era verdad entonces y lo sigue siendo ahora: cuanto más conciso sea un diálogo, cuantas menos frases inútiles tenga, mejor y más efectivo será.

Pule tus diálogos frase por frase, palabra por palabra, hasta asegurarte de que no hay nada inútil que les reste agilidad y dinamismo.

5. Utiliza el subtexto

Los personajes no tienen por qué decir (ni deben hacerlo) siempre todo lo que se les pasa por la cabeza. Tampoco lo hacemos las personas reales cuando hablamos con alguien.

Muchas veces, la verosimilitud y la profundidad de una frase está en que intuimos que el personaje no está siendo sincero o no está diciendo toda la verdad, se engaña a sí mismo, oculta algo, piensa lo contrario de lo que está diciendo…

Trabaja el subtexto, construye frases cuyo significado vaya más allá de lo que el diálogo dice literalmente.

6. Evita, dentro de lo posible, artimañas explicativas demasiado obvias

Llamo artimañas explicativas a recursos tan evidentes como el personaje leyendo en voz alta un texto (una carta, un mensaje de una red social, un texto de la pantalla de su ordenador, etc), utilizando la voz en off o escuchando una noticia en la radio o tv.

A veces, estos pueden ser buenos recursos y es apropiado hacer uso de ellos pero no te pases, utilízalos con cuentagotas y sólo cuando no puedas dar la información de otra manera.

7. No des más información de la necesaria para que el espectador comprenda la trama o se implique emocionalmente en la historia que se le está contando

Todo lo que no sirva para que el espectador entienda la narración o para activar en él algún tipo de sentimiento o emoción que le haga sentir suspense, miedo, alegría, diversión, empatía por el personaje o cualquier otro elemento que le haga implicarse en la historia, conseguirá todo lo contrario a lo que deseas: hará que se sienta confuso o se aburra.

Estos puntos no son los únicos a tener en cuenta a la hora de escribir o revisar un diálogo, pero es muy útil tenerlos en cuenta de cara a que tu guion sea el mejor guion posible.

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.

Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.

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