Cinco errores que no deberías cometer cuando escribes un guion

Los siguientes no son los únicos errores que se pueden cometer a la hora de escribir un guion, pero sí son de los más graves y hay que evitar caer en ellos:

1. No planificar tu historia antes de empezar a escribir.

Se te ha ocurrido una escena chula, un par de personajes que te gustan, unas cuantas frases que te parecen geniales y empiezas a escribir sin saber a dónde quieres llegar “porque prefiero dejar que la inspiración fluya” y… cuando llegas a la página 10 (puede que a la 20-30 si eres una persona realmente testaruda) descubres que no sabes cómo seguir ni qué hacer con tus personajes.

Antes de empezar a escribir la primera escena tienes que saber cuál es el final de tu historia y cómo vas a llegar a él. Necesitas un “mapa de ruta” que te asegure llegar a buen puerto.

Es preciso que escribas una escaleta y/o una sinopsis en la que estén esbozados los personajes principales, sus características básicas, el detonante que los hará salir de la normalidad y embarcarse en la aventura de la historia que quieres contar, el primer punto de giro que hace que la historia cambie de dirección y nos lleva al segundo acto, el tipo de obstáculos a los que se enfrentará tu personaje para conseguir su objetivo, el segundo punto de giro que lleva el argumento al tercer acto y el clímax final.

Porque si no tienes todo eso, como mínimo, no tienes historia, sólo tienes unas cuantas escenas en tu cabeza, alguna frase que te parece impactante, un par de esbozos de personajes… pero no tienes un guion.

2. Escribir sobre temas de los que no tienes ni idea… sin documentarte antes.

No es que no puedas escribir sobre asuntos que desconoces, es que antes de hacerlo debes investigar sobre los mismos.

Narrar una historia sobre la caza de ballenas puede ser muy exótico y darle un universo enriquecedor a tu guion, pero si no has visto el mar en tu vida el guion va a resultar poco creíble y seguramente acabarás poniendo a los personajes en situaciones ridículas.

Un guion que transcurra en una mina de carbón puede ser un desafío atractivo para un guionista pero será mejor que antes se informe, mucho, sobre las condiciones de vida de los mineros, su forma de trabajar, su cotidianeidad, etc. o no habrá nadie que quiera ver la película.

Que no te venza la pereza, mientras te documentas aprenderás cosas apasionantes sobre temas de los que sabías poco o nada, descubrirás mundos nuevos, formas diferentes de entender la vida y, además, encontrarás ideas interesantes que enriquecerán tu guion.

3. Imitar tu película/serie favorita.

Sí, todos sabemos que “El Padrino”, “Casablanca”, “Matrix”, “Juego de Tronos” son historias geniales y a todos nos han entusiasmado pero no intentes imitarlas porque sólo conseguirás, en el mejor de los casos, un pobre sucedáneo.

Sé tú mismo. Escribe sobre los temas y las personas que te conmueven, te emocionan, te enfadan, te hacen soñar, te hacen reír o te exasperan.

No tengas miedo de mostrar al espectador cómo ves el mundo y lo que opinas sobre el mismo. Ese es el camino para que tus guiones sean tan memorables e impactantes como las películas y series que te entusiasman.

4. Pretender ser original.

No hay nada menos original en el mundo que pretender ser original forzadamente. Es otra forma de caer en el cliché y los lugares comunes.

La única forma que existe de hacer algo nuevo, algo distinto, de ser original, consiste en ser tú mismo.

Tú ya eres original, único, pero no te has dado cuenta porque convives contigo mismo veinticuatro horas al día y es difícil que lo notes.

Como todo ser humano, tú tienes una forma personal y única de ver la vida. Nadie mira el mundo de la forma en que tú lo haces. Cualquier historia que escribas, si lo haces con honestidad y sin miedo, será original porque nadie siente la vida de la misma manera que tú.

Muestra al espectador cómo es tu mirada sobre el mundo. Ahí reside la auténtica originalidad.

5. Dar más importancia a la forma que al fondo.

El guionista se dedica a escribir historias que van a ser expresadas mediante imágenes y, por lo tanto, la forma, la estética, el estilo, son primordiales. Nadie niega eso.

Pero una película que se limite a cuidar la forma sin tener como base una trama bien construida, con personajes sólidos, con un conflicto bien planificado y mejor desarrollado, con unos diálogos efectivos… es como una bonita caja de regalo con un bello envoltorio pero que cuando la abres descubres que está vacía.

A todos nos gusta ver imágenes bonitas, impactantes y sugerentes en una película pero ¿quién es capaz de aguantar dos horas viendo imágenes preciosas si una buena historia que les dé sentido?

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

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Tres puntos de partida para escribir un guion

Después de muchas conversaciones con profesionales y según mi experiencia como profesora y analista de guiones, he llegado a la conclusión de que existen tres puntos de partida diferentes para desarrollar una historia.

Casi siempre depende de las características personales del guionista pero, a veces, son las particularidades del guion que se quiera escribir las que obligan a escoger un punto de partida u otro (no es lo mismo escribir algo porque tienes una idea y te apetece desarrollarla, que hacerlo porque una productora te ha hecho un encargo para determinado sector de público o “aterrizar” en un guion en el que ya ha trabajado otro u otros guionistas que te piden tu colaboración).

Los tres puntos de partida a los que me refiero son los habituales cuando el guionista escribe una historia por impulso propio, no por encargo. Son los siguientes:

1. El argumento.

2. Los personajes.

2. El tema.

El argumento

Según la RAE, argumento es la “sucesión de hechos, episodios, situaciones, etc., de una obra literaria o cinematográfica” (esto es lo que en guion llamamos “trama”).

La RAE también define el argumento como el “resumen del asunto de una obra literaria o cinematográfica, o de cada una de sus partes” (esta acepción define mejor lo que, cuando hablamos de guion, llamamos “argumento” o “sinopsis).

A muchos guionistas se les ocurre su historia a partir del argumento. No es que de pronto se les encienda la bombilla y, como por arte de magia, aparezca en su mente la sinopsis completa de un guion con sus personajes bien definidos, los tres actos desarrollados, etc., más bien les vendrán a la mente escenas sueltas, imágenes, situaciones, que les llevan a elaborar un argumento.

Para estos guionistas lo importante es lo que sucede en la narración y a partir de ello crearán personajes que puedan narrar esa historia mediante sus acciones y diálogos.

Los personajes serán creados pensando en el argumento y estarán a su servicio. Tendrán la edad, el sexo, la profesión y el perfil psicológico necesario para hacer creíble la narración, mantenerla en movimiento y llevarla hasta el clímax final.

Los personajes

Otro tipo de autores son aquellos que primero imaginan determinados personajes y luego deciden que quieren escribir un guion con ellos. Son guionistas que se suelen inspirar en personas que conocen, que ven casualmente en el autobús, por la calle o en cualquier otro lugar y a los que, por ejemplo, una conversación banal entre dos señoras en la panadería puede sugerir una comedia de enredo o una tragedia.

Cuando esta clase de guionistas tiene unos personajes que les gustan, empiezan a imaginar situaciones en las que ubicarlos y conflictos a los que podrían enfrentarlos. Esto les lleva a construir el argumento.

Este tipo de guionistas suelen ser bastante buenos escribiendo los diálogos porque tienen facilidad para ver a sus personajes en acción, no les cuesta esfuerzo imaginarlos hablando. Los conocen a fondo más por instinto que por un trabajo previo de construcción del personaje.

El tema

Volviendo al diccionario de la RAE, una de las acepciones de “tema” es: “Asunto general que en su argumento desarrolla una obra literaria”. Y nos pone un ejemplo: “El tema de esta obra son los celos”.

El guionista que parte del tema para escribir su guion suele estar interesado en reflexionar sobre algo que puede ser:

– Social: El cambio climático, el troskismo, el capitalismo, etc.

– Psicológico o de relaciones humanas: Los celos, la codicia, la rivalidad entre hermanos, el afán de superación de determinado personaje que lucha contra su entorno, etc.

– Filosófico: Defender o atacar determinada ideología, mostrar cierta forma particular de ver o interpretar la realidad que nos rodea o el mundo en el que estamos inmersos, el eterno debate entre el bien y el mal, reflexionar sobre el comportamiento humano en determinadas circunstancias, etc.

En el caso de estos guionistas, habitualmente trabajarán primero el asunto sobre el que desean reflexionar y la conclusión sobre el mismo a la que quieren llegar en su guion. Después buscarán personajes que representen las distintas posturas que puede haber sobre dicho tema y, más tarde, idearán el argumento que les permita desarrollarlo.

Los tres puntos de partida para escribir un guion pueden ser utilizados indistintamente por cualquier guionista. Es decir: que seas muy bueno con los personajes y tengas tendencia a empezar tus historias por ellos no significa que, en un momento dado, no puedas plantearte un tema sobre el que reflexionar y, a partir de ahí, escribir un guion y viceversa.

Lo mismo sucede si habitualmente inicias tus guiones trabajando el argumento: eso no significa que no te pueda venir la inspiración por un personaje o por un tema.

Existe, por último, una cuarta posibilidad: que el guion sea un encargo y tengas que tomar como punto de partida para desarrollarlo las pautas que te hayan dado de antemano sean estas las que sean. Pero eso sería tema para otra entrada…

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Cinco puntos que debes tener en cuenta sobre el protagonista de tu guion

Todas las historias tienen un protagonista porque mediante él y sus acciones el autor conduce al espectador/lector/oyente desde el inicio de la narración hasta su desenlace. Ésta es una de las funciones dramáticas del personaje protagonista.

Incluso en las películas corales, donde son varios los personajes principales, existe uno que tiene (aunque sea ligeramente) más protagonismo que los demás.

Podríamos hablar mucho sobre el personaje protagonista pero en esta ocasión me voy a centrar en cinco puntos básicos:

1. Tu protagonista debe ser activo.

Cuando escribes un guion estás contando una historia mediante los personajes y sus acciones.

Para mantener la historia en movimiento y hacer que avance desde el principio hasta el final vas a necesitar que tu personaje actúe, se mueva, reaccione ante las situaciones en las que le colocas, tome decisiones que provoquen consecuencias, interactúe con otros personajes… y eso no lo vas a conseguir con un personaje pasivo.

2. Tu protagonista debe tener un objetivo claro.

No basta con que tu protagonista sea activo; si se pasa toda la película moviéndose de aquí para allá sin que sepamos por qué lo hace, el público se va a aburrir.

Es preciso que le digas cuanto antes al espectador cuál es el objetivo de tu protagonista para que se implique en la película deseando que el personaje obtenga lo que quiere, dudando unas veces de que lo alcance y preguntándose otras cómo lo va a conseguir.

En muchas películas el protagonista tiene dos objetivos claros: uno relacionado con la trama principal (vencer al antagonista o algo similar) y otro respecto a la trama amorosa secundaria (conseguir a la chica o al chico).

3. Tu protagonista no puede avanzar hacia su objetivo tranquilamente.

No basta con que le des un objetivo a tu protagonista para que tu guion sea interesante.

Si el objetivo del personaje es conquistar a la chica que acaban de presentarle y en la primera cita romántica que tienen le propone matrimonio y ella acepta… bueno, puede que lo suyo sea amor a primera vista, un flechazo, muy bonito y tal pero… nadie quiere pasarse dos horas de su vida viendo eso.

Si el objetivo principal del personaje es salvar el planeta de los malvados alienígenas que acaban de invadirla y lo consigue en la página diez de tu guion, la primera vez que se enfrenta a ellos… te acabas de quedar sin película.

Recuerda que sin conflicto no hay drama: El protagonista debe tener claro su objetivo pero antes debe luchar y superar obstáculos para que tu guion sea atractivo para el público. Debes idear dificultades que mantengan al personaje y a la trama en movimiento continuo.

4. ¿Qué acciones llevará a cabo tu protagonista para conseguir su objetivo?

A la vez que planificas los obstáculos que le pones al personaje para hacer más interesante la trama, debes proyectar qué es lo que hará él para superarlos y conseguir su objetivo.

No lo dejes a la inspiración del momento. Prepara las acciones de tu protagonista cuando hagas la escaleta previa a la escritura del guion y ten en cuenta que tu personaje debe llevar a cabo actos que estén de acuerdo con su personalidad: no se enfrentarán de la misma manera a un psicópata una diseñadora de moda que un veterano de la Guerra del Golfo, ni hará lo mismo para vengar la muerte de su hija un médico que un narcotraficante. Sí, ya sé que he puesto ejemplos muy extremos, pero ya me entiendes…

5. ¿Cómo va a evolucionar tu protagonista a lo largo del guion?

Como ya sabes, es lo que se llama el arco del personaje. Se supone que la historia que estás contando es importante para tu protagonista, y los personajes (como las personas reales cuando les ocurre algo que les impacta) evolucionan, cambian su forma de ver la vida, aprenden algo, etc.

Tienes que prever esto desde que empiezas a planificar tu guion:

– ¿Aprenderá algo tu protagonista mientras vive su historia? ¿Qué?

– ¿Cambiará su forma de comportarse ante determinados hechos? ¿De qué manera?

– Para conseguir su objetivo ¿deberá superar algún miedo, alguna carencia? ¿Cómo?

Aunque es posible, en el caso de los protagonistas seriales, que el personaje no evolucione.

Es lo que sucede, por ejemplo, con Indiana Jones: El espectador que ve sus películas lo hace porque le gusta el personaje. Si Indiana Jones cambiara en todas y cada una de sus aventuras, el público podría acabar distanciándose de él y perdiendo el interés por sus peripecias. En casos como este, son los personajes secundarios los que suelen evolucionar.

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