Tres puntos de partida para escribir un guion

Después de muchas conversaciones con profesionales y según mi experiencia como profesora y analista de guiones, he llegado a la conclusión de que existen tres puntos de partida diferentes para desarrollar una historia.

Casi siempre depende de las características personales del guionista pero, a veces, son las particularidades del guion que se quiera escribir las que obligan a escoger un punto de partida u otro (no es lo mismo escribir algo porque tienes una idea y te apetece desarrollarla, que hacerlo porque una productora te ha hecho un encargo para determinado sector de público o “aterrizar” en un guion en el que ya ha trabajado otro u otros guionistas que te piden tu colaboración).

Los tres puntos de partida a los que me refiero son los habituales cuando el guionista escribe una historia por impulso propio, no por encargo. Son los siguientes:

1. El argumento.

2. Los personajes.

2. El tema.

El argumento

Según la RAE, argumento es la “sucesión de hechos, episodios, situaciones, etc., de una obra literaria o cinematográfica” (esto es lo que en guion llamamos “trama”).

La RAE también define el argumento como el “resumen del asunto de una obra literaria o cinematográfica, o de cada una de sus partes” (esta acepción define mejor lo que, cuando hablamos de guion, llamamos “argumento” o “sinopsis).

A muchos guionistas se les ocurre su historia a partir del argumento. No es que de pronto se les encienda la bombilla y, como por arte de magia, aparezca en su mente la sinopsis completa de un guion con sus personajes bien definidos, los tres actos desarrollados, etc., más bien les vendrán a la mente escenas sueltas, imágenes, situaciones, que les llevan a elaborar un argumento.

Para estos guionistas lo importante es lo que sucede en la narración y a partir de ello crearán personajes que puedan narrar esa historia mediante sus acciones y diálogos.

Los personajes serán creados pensando en el argumento y estarán a su servicio. Tendrán la edad, el sexo, la profesión y el perfil psicológico necesario para hacer creíble la narración, mantenerla en movimiento y llevarla hasta el clímax final.

Los personajes

Otro tipo de autores son aquellos que primero imaginan determinados personajes y luego deciden que quieren escribir un guion con ellos. Son guionistas que se suelen inspirar en personas que conocen, que ven casualmente en el autobús, por la calle o en cualquier otro lugar y a los que, por ejemplo, una conversación banal entre dos señoras en la panadería puede sugerir una comedia de enredo o una tragedia.

Cuando esta clase de guionistas tiene unos personajes que les gustan, empiezan a imaginar situaciones en las que ubicarlos y conflictos a los que podrían enfrentarlos. Esto les lleva a construir el argumento.

Este tipo de guionistas suelen ser bastante buenos escribiendo los diálogos porque tienen facilidad para ver a sus personajes en acción, no les cuesta esfuerzo imaginarlos hablando. Los conocen a fondo más por instinto que por un trabajo previo de construcción del personaje.

El tema

Volviendo al diccionario de la RAE, una de las acepciones de “tema” es: “Asunto general que en su argumento desarrolla una obra literaria”. Y nos pone un ejemplo: “El tema de esta obra son los celos”.

El guionista que parte del tema para escribir su guion suele estar interesado en reflexionar sobre algo que puede ser:

– Social: El cambio climático, el troskismo, el capitalismo, etc.

– Psicológico o de relaciones humanas: Los celos, la codicia, la rivalidad entre hermanos, el afán de superación de determinado personaje que lucha contra su entorno, etc.

– Filosófico: Defender o atacar determinada ideología, mostrar cierta forma particular de ver o interpretar la realidad que nos rodea o el mundo en el que estamos inmersos, el eterno debate entre el bien y el mal, reflexionar sobre el comportamiento humano en determinadas circunstancias, etc.

En el caso de estos guionistas, habitualmente trabajarán primero el asunto sobre el que desean reflexionar y la conclusión sobre el mismo a la que quieren llegar en su guion. Después buscarán personajes que representen las distintas posturas que puede haber sobre dicho tema y, más tarde, idearán el argumento que les permita desarrollarlo.

Los tres puntos de partida para escribir un guion pueden ser utilizados indistintamente por cualquier guionista. Es decir: que seas muy bueno con los personajes y tengas tendencia a empezar tus historias por ellos no significa que, en un momento dado, no puedas plantearte un tema sobre el que reflexionar y, a partir de ahí, escribir un guion y viceversa.

Lo mismo sucede si habitualmente inicias tus guiones trabajando el argumento: eso no significa que no te pueda venir la inspiración por un personaje o por un tema.

Existe, por último, una cuarta posibilidad: que el guion sea un encargo y tengas que tomar como punto de partida para desarrollarlo las pautas que te hayan dado de antemano sean estas las que sean. Pero eso sería tema para otra entrada…

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