¿Por qué es más fácil adaptar al cine un relato que una novela?

Los guiones de muchas grandes películas son adaptaciones de relatos. Por ejemplo, el largometraje “A.I.” (Inteligencia Artificial), escrito por Steven Spielberg e Ian Watson, está basado en el cuento “Supertoys Last All Summer Long” de Bryan Aldyss.

También “El Curioso Caso de Benjamin Button”, del guionista Eric Roth, tiene origen en un relato, en este caso escrito por F. Scott Fitzgerald y con el mismo título que la película. “Million Dollar Baby” (guion de Paul Haggis y dirección de Clint Eastwood) es la adaptación de varios relatos del exboxeador F.X. Toole, Pulp Fiction, La Bella y la Bestia… podríamos seguir durante horas.

Pero vayamos a lo que, como guionistas, nos interesa: ¿Es más fácil adaptar al cine un relato que una novela? ¿Por qué?

1. Una de las ventajas que tienen los novelistas sobre los guionistas es que los primeros no tienen un tiempo límite para contar sus historias: una novela puede tener tantas páginas como necesite su autor para narrar lo que desea. El guionista, en cambio, debe ajustarse al tiempo estándar de duración de una película, su guion no puede ser ni demasiado corto ni excesivamente largo.

La mayoría de las novelas suelen ser largas para adaptarlas a los 90-120 minutos que dura una película. En cambio, los relatos, por su brevedad, se pueden contar bien en el tiempo que dura un largometraje.

2. Un relato se centra en pocos personajes y en una trama principal, al igual que sucede en una película, en cambio, en una novela suele haber bastantes subtramas que habrá que eliminar en la adaptación si queremos mantener la historia centrada.

3. También es muy probable que en la novela haya muchos personajes y se tenga que prescindir de algunos para mantener la trama principal centrada y no marear al espectador. Esto no pasa en un relato que ya suele basarse en pocos personajes.

4. La adaptación de un relato permite al guionista ser creativo, ya que es habitual que tenga que hacer crecer la historia y los personajes hasta conseguir un guion que dure unos 100 minutos, mientras que en la novela sucede lo contrario.

5. Las buenas novelas no se limitan a contar hechos y situaciones sino que profundizan en ellos y reflexionan sobre lo que sucede. En cambio, los relatos (como el cine) se centran en las acciones de los personajes, no tienen tiempo para reflexionar y profundizar, su fuerza reside en el conflicto. Por eso, los relatos son, de forma natural, más cinematográficos que las novelas.

6. También son más cinematográficos los relatos porque no pierden el tiempo: enseguida presentan al personaje principal y plantean el conflicto.

¿Significa esto que llevar novelas al cine es un error? Por supuesto que no. Hay grandes películas surgidas de novelas y seguro que ahora mismo se te están pasando unas cuantas por la cabeza. Pero es innegable que resulta mucho más fácil adaptar un relato.

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Seis reglas que un buen diálogo debe cumplir

Hay guionistas que tienen un talento instintivo para escribir excelentes diálogos, otros, en cambio, necesitan trabajar en ellos para conseguir buenos resultados. Tanto si perteneces al primer grupo como si eres de los segundos, existen varios puntos que deberías tener en cuenta si quieres que tus diálogos sean ágiles, convincentes y efectivos:

1. Que el diálogo no cuente lo que se puede mostrar mediante imágenes.

Aunque el diálogo es un elemento de información muy importante, no debes olvidar nunca que estás escribiendo un relato que será contado, sobre todo, en imágenes. Piensa en cuántas películas mudas se han hecho a lo largo de la historia del cine que se pueden disfrutar sin necesidad de una sola línea de diálogo.

Cuando escribas tu guion, dale siempre prioridad a lo que se ve, no cuentes con diálogos nada que puedas mostrar mediante acciones de los personajes, situaciones o imágenes.

2. Un diálogo debe parecer natural… sin serlo.

Ni el cine ni la televisión son el mundo real: sólo intentan imitarlo.  Por lo tanto, tus diálogos deben parecer naturales sin serlo.

Cuando hablamos en la vida real acostumbramos a repetir parte de lo que decimos, dejamos frases a medias porque vemos que nuestro interlocutor ya nos ha entendido, utilizamos muletillas, empezamos las frases con: “Bueno…”, “pues…” “eh…”, “esto…” etc. La forma en que dialogamos en la vida real es demasiado diluida para el cine o la televisión, no tiene el ritmo y dinamismo que requieren los medios audiovisuales.

Por eso, debemos imitar de las personas reales su naturalidad y personalidad al hablar, pero hemos de estilizar la forma en que lo hacen.

3. Que los personajes no se cuenten entre sí cosas que ya saben.

Si necesitas dar determinada información al espectador que todos tus personajes conocen, busca una manera ingeniosa de hacerlo sin se cuenten entre ellos lo que saben de sobras, haz que deslicen esa información mediante alusiones, acciones o comentarios que parezcan banales.

4. Evita la alternancia pregunta-respuesta siempre que puedas.

Cuando dos personas hablan en la vida real es habitual que uno de ellos haga una pregunta y el otro la responda. No es que esto no se pueda hacer en cine o televisión, por supuesto que se puede, pero ten en cuenta que si repites una y otra vez el esquema pregunta-respuesta el diálogo perderá agilidad y dinamismo.

La respuesta a una pregunta puede ser un silencio, un gesto, un cambio de tema en la conversación… A veces, no hace falta la pregunta, basta con que el personaje exprese la respuesta.

5. Que tus personajes no digan siempre todo lo que piensan.

Nadie en la vida real dice siempre lo que piensa ni todo lo que se le pasa por la cabeza, tampoco deben hacerlo tus personajes.

Un personaje puede mentir, puede dar rodeos para evitar decir lo que opina, puede engañarse a sí mismo, puede utilizar la ironía, puede hacer alusiones veladas a determinado tema sin abordarlo directamente…

6. Cada línea de tu diálogo debería cumplir, al menos, uno de estos objetivos:

a) Hacer avanzar la acción.

b) Dar información necesaria para que se entienda la historia.

c) Dar más profundidad al personaje.

d) Hacer reír (o sonreír) al espectador. Un buen chiste nunca está de más, aunque tu guion no sea una comedia.

Estos seis puntos no son los únicos que hay que tener en cuenta si se quiere escribir un buen diálogo pero, si los aplicas, estoy segura de que tu guion ganará en efectividad.

De todas formas, si eres guionista novel o estás trabajando en tu primer guion, no dejes que estas indicaciones te hagan dudar de ti mismo. Dedícate simplemente a escribir los diálogos tal y como se te ocurran y, una vez hayas terminado, relee tu obra y corrige, corta, añade, cambia, mejora… hasta quedar realmente satisfecho con lo que has escrito.

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Seis elementos que las primeras diez páginas de tu guion deberían tener

Las primeras diez páginas de un guion serán los primeros minutos de una película y son la única oportunidad que te dará el espectador para que captes su interés antes de buscar otra cosa que ver.

Por eso son tan importantes estas primeras páginas. En ellas debes convencer al público de que vale la pena seguir viendo tu película.

Existen seis elementos imprescindibles que las primeras diez páginas de tu guion deberían tener:

1. Muestra el género de la película desde la primera imagen.

Que el espectador sepa desde el primer momento qué es lo que tiene delante. Si se trata de una película de acción, que la primera escena sea vertiginosa; si es una comedia romántica, que el primer minuto de tu guion sea una situación luminosa y divertida; si es una tragedia histórica, empieza con algo solemne y contundente.

2. Establece el universo narrativo.

Tu historia debe tener su propio universo narrativo, su ambiente particular que dé a la película un sello propio.

Parte de ese universo estará marcado por el género al que pertenezca tu guion, pero también por los personajes y su forma de ser y comportarse, los escenarios en que sitúes la acción (cerrados y opresivos, abiertos y luminosos, dinámicos o tranquilos, etc.) o el tipo de acontecimientos que sucedan.

Es importante que ese universo narrativo que has decidido darle a tu guion se muestre desde la primera escena.

3. Déjale claro al espectador quién es tu protagonista.

Como espectadores, todos, durante los primeros minutos de una película nos mantenemos un tanto distantes de lo que se nos muestra en la pantalla, estamos a la expectativa, nos preguntamos si es esa la clase de historia que queremos que nos cuenten o no. Que se haya establecido el género desde el primer momento ya nos ha dado pistas acerca de si es el tipo de historia que nos apetece que nos cuenten, pero será el protagonista quien nos convenza de que vale la pena seguir sentados y atentos a lo que se nos va a relatar.

Medita bien cuál va a ser la primera escena de tu protagonista porque aquello de que “la primera impresión es la que cuenta” es muy cierto. Tu personaje debe atraer al espectador desde su primera aparición, ya sea porque le guste y se identifique con él, ya sea porque le fascine, ya sea porque le hace sentirse superior a él.

En cuanto hayas presentado al protagonista, si lo has hecho bien, habrás empezado a establecer un lazo emocional entre el espectador y él.

4. Presenta la normalidad del protagonista.

Cuando narras una historia, estás contando que algo ha roto la normalidad del protagonista y le ha introducido en el mundo especial de la aventura (literal o figuradamente). Para que el público pueda apreciar el contraste entre el “antes” y el “después”, debe tener información acerca de cómo era la cotidianeidad del personaje. Así sabrá qué es lo que ha perdido, qué le causa dolor o incomodidad, qué es lo que desea recuperar o transformar.

5. Crea conflicto.

No esperes a que tu guion avance demasiado para crear conflicto, créalo cuanto antes. No es imprescindible que se trate del conflicto principal, el que mantiene en movimiento la macroestructura de la película, puedes utilizar (y debes) conflictos menores, que cada escena tenga el suyo propio si es posible.

6. Presenta al antagonista.

Tan importante, o más, que tu protagonista lo es el antagonista porque él es quien hace posible la historia y quien la mantiene en movimiento. En la mayoría de películas no sucedería nada digno de ser contado si no hubiera un villano que, mediante sus acciones, provoque la reacción del héroe y lo obligue a actuar.

El antagonista, como todos los elementos básicos del relato, debe ser presentado cuanto antes. Si el argumento de tu guion no te permite mostrarlo físicamente desde el principio, preséntalo mediante sus acciones y lo que otros personajes dicen de él. Por ejemplo, si tu historia trata de resolver un asesinato, es posible que no quieras que el culpable aparezca hasta el tercer acto, pero puedes presentarlo mostrando su modus operandi, los cadáveres de sus víctimas y lo que el detective protagonista u otros personajes piensan de él.

Si trabajas bien estos seis elementos en las primeras diez páginas de tu guion, tendrás mucho ganado pero no te olvides de escribir un desarrollo interesante y un final contundente para que tu película se convierta en una historia inolvidable.

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Cómo escribir una buena escena de suspense

En España lo llamamos “suspense”; en Hispanoamérica, “suspenso”. En ambos casos nos referimos a ese sentimiento de ansiedad e incertidumbre, esa necesidad apremiante de saber qué va a ocurrir que sentimos cuando estamos viendo determinadas escenas de una película o leyendo ciertos pasajes un libro.

Experimentamos una sensación de suspense (o suspenso) cuando vemos que la protagonista de una película camina de noche por una calle solitaria, apenas iluminada por la luna, y los espectadores sabemos que el asesino anda cerca.

El suspense no es algo privativo del terror, la amenaza de muerte o de situaciones peligrosas. También hay suspense cuando el chico está a punto a declararse a la chica y sentimos la necesidad apremiante de saber si ella aceptará o no.

O cuando un personaje infantil acaba de hacer una travesura y esperamos impacientes la reacción del padre.

Cómo se activa el suspense en un guion

No sólo en un guion cinematográfico o de televisión, también en una obra literaria para provocar en el espectador o lector esa necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a ocurrir se deben seguir los siguientes pasos:

El Anuncio:

Contamos al espectador que algo está a punto de ocurrir.

Es lo que hacemos cuando mostramos a la chica de la película hablando por teléfono en su casa, tranquilamente, y después presentamos al asesino que merodea en el jardín.

La Demora:

En lugar de contar enseguida si el asesino entrará en la casa o no, aplazamos la respuesta entreteniéndonos con acciones que parecen innecesarias desde el punto de vista narrativo (puesto que no dan información nueva ni hacen avanzar la acción) como pueden ser las imágenes de él espiando a la joven, la conversación anodina de ésta con su mejor amiga, etc.

Reducción de alternativas:

Hacer que el espectador no se distraiga pensando en diferentes soluciones para la situación que está presenciando. Restringir a sólo dos las posibles respuestas a la pregunta planteada (la matará-no la matará, sí-no, vida-muerte, salvación-perdición).

Es lo que conseguimos cuando ella sigue hablando por teléfono y él saca su cuchillo y entra en la casa sin hacer ruido.

Exageración de la demora:

Consiste en retrasar la respuesta anhelada por el espectador mediante acciones aparentemente innecesarias (el asesino que, en lugar de ir directamente al salón en el que se encuentra la protagonista, se dirige a la habitación de los padres, a la sala de estar, a la biblioteca…).

Siguiendo estos cuatro pasos conseguirás buenas escenas de suspense siempre que no olvides que para que el espectador sienta la necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a pasar, antes debes haber provocado su identificación con el personaje.

 

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Cómo escribir buenas descripciones

Las descripciones de un guion son, posiblemente, la parte del mismo a la que menos atención prestan muchos guionistas. Es habitual que se preocupen por los personajes, por su creación y construcción, que trabajen los diálogos y los escriban y reescriban buscando mejorarlos cada vez más, pero las descripciones suelen ser el pariente pobre al que apenas se hace caso.

Craso error, porque las descripciones son las que harán que el lector de tu guion pueda imaginar la película en su mente y experimentarla de forma visual mientras lee lo que has escrito.

Las descripciones de un guion de cine o televisión no son como las literarias, tienen sus propias características y hay varios puntos que deberías tener en cuenta a la hora de redactarlas:

1. Evita describir movimientos de cámara, planos o encuadres.

Esos detalles son competencia del director y deben desarrollarse en el guion técnico que él realice. Recuerda que tú estás escribiendo el guion literario.

Aunque pienses dirigir tu guion, deja la parte técnica para el guion técnico o marearás al lector de tu guion que tendrá que estar imaginándose movimientos de cámara y encuadres mientras intenta juzgar la trama y familiarizarse con los personajes. Se sentirá confuso y tenderá a pensar que tu guion no está bien escrito.

Por otro lado, cuanto más larga sea la descripción, más sensación de lentitud dará el guion.

2. Que la descripción sea lo más corta posible

No pierdas el tiempo describiendo con todo detalle el vestuario de los personajes, ni todos y cada uno de sus gestos. No impacientes al lector con detalles inútiles sobre los muebles o enumerando los ingredientes de los tres platos y el postre que está tomando el protagonista en la escena.  Describe sólo lo esencial para que el lector se imagine el escenario, los personajes y sus acciones.

Cuanto más larga sea la descripción más ralentizará la lectura y dará la sensación de que la película es lenta y confusa. Confía en la imaginación del lector.

3. No describas nada que no se pueda ver en pantalla

No nos cuentes qué piensa el personaje porque eso no se va a ver en pantalla, ni le digas al lector que determinada acción simboliza no sé qué porque eso no se va a ver en pantalla.

Recuerda que escribir un guion es contar una historia mediante personajes y sus acciones y que lo que prima es la imagen. Así que si quieres que el espectador sepa lo que piensa un personaje, tendrás que idear una situación en la que, por su forma de reaccionar, quede patente lo que piensa.

4. Evita indicar canciones y/o músicos concretos para la banda sonora

Ni eres el encargado de la banda sonora ni puedes estar seguro de que los temas y músicos que a ti te gustan puedan ser usados en la película sin contravenir las leyes de derechos de autor.

5. No olvides que el guion literario es una herramienta de trabajo

El guion literario no es una obra acabada como lo puede ser una novela o un relato. El guion literario es el plano sobre el que se construirá la película. Es, por lo tanto, una herramienta de trabajo que usarán muchas personas: el equipo de producción, el de arte, los actores, el director, etc.

Las descripciones forman parte de esa herramienta y el guionista debe escribirlas pensando en ello y facilitando la labor de todos aquellos que intervengan en la película.

¿Estás de acuerdo con los puntos anteriores? ¿Añadirías o quitarías alguno?

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27 cosas que NO deberías hacer en tu guion

La lista podría ser mucho más larga pero no quiero que la entrada se haga interminable. He aquí 27 de las muchas cosas que no se deberían hacer en un guion:

1. No incluyas en las descripciones nada que no se vaya a ver en la pantalla: Ni los pensamientos ni los sentimientos de los personajes se van a ver en pantalla (a menos que crees una situación en la que los muestres por la forma en que los personajes actúan o reaccionan).

2. Tampoco incluyas en las descripciones los motivos por los que el personaje se comporta de la forma en que lo hace, eso no lo verá el espectador.

3. No escribas diálogos en los que los personajes digan lo que ya se está viendo en la escena.

4. No te pases con los adjetivos y la poesía en tus descripciones, no estás escribiendo una novela.

5. No incluyas indicaciones técnicas o movimientos de cámara en tu guion. Incluso si piensas dirigirlo tú, ahora estás escribiendo el guion literario, ya te encargarás del guion técnico más tarde. Y, si no lo vas a dirigir tú, no invadas el territorio del director.

6. No describas con detalle el físico del personaje o la forma en que viste, limítate a lo imprescindible.

7. El punto anterior también sirve para los decorados: describe sólo lo imprescindible.

8. No hagas descripciones muy largas siempre que puedas evitarlo porque hacen que el guion parezca lento y farragoso.

9. Procura que tu guion ocupe entre 90 y 120 páginas, ni menos ni más. Sí, sí, ya sé que existen películas que duran tres horas, pero no es lo habitual.

10. No crees un villano absolutamente malvado, dale algunos matices que lo hagan real.

11. No crees un protagonista (o cualquier otro personaje) tan excesivamente bueno que acabe siendo insoportable.

12. No construyas un protagonista tan perfecto que el espectador acabe odiándolo.

13. No crees personajes innecesarios para contar la historia.

14. No presentes demasiados personajes en las primeras páginas o el lector se sentirá confuso y no entenderá lo que está leyendo.

15. No desarrolles información del pasado del personaje que no sea necesaria para entender la trama de tu guion, al espectador no le interesa.

16. No conviertas tu guion en un discurso político o de adoctrinamiento ideológico o tu público posible se verá reducido drásticamente a aquellos que ya están convencidos de lo que les dices.

17. Procura no cometer faltas de ortografía. Todos cometemos alguna de vez en cuando, pero si tu guion está repleto de ellas va a ser difícil que el lector te tome en serio.

18. No incluyas ilustraciones en tu guion. Parece una obviedad, pero hay gente que lo hace.

19. No escribas escenas innecesarias, que no estén implicadas en la trama que se desarrolla, o tu argumento perderá fuerza y concentración.

20.Tampoco escribas escenas que no sirvan para hacer avanzar la historia.

21. No incluyas diálogos que no concuerden con el arco del personaje.

22. Tampoco le des al personaje un vocabulario que no le corresponda por edad, educación, época en la que vive o clase social a la que pertenece.

23. No escribas ninguna réplica que no sirva para hacer avanzar la historia, dar mayor profundidad al personaje o proporcionar información necesaria para que se entienda lo que se está contando (un buen chiste podría ser la excepción a esta regla).

24. No escribas un guion basado en una novela, relato o cualquier otro tipo de propiedad intelectual que no te pertenezca.

25. No incluyas canciones o piezas musicales concretas en tu guion porque: a) no es tu trabajo, b) no sabes si el autor está dispuesto a vender o ceder su derechos.

26. No plagies tu película favorita.

27. No escribas sobre temas que no conoces sin hacer antes un concienzudo trabajo de investigación.

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Un guion es tan bueno como lo es su villano

Aunque, como espectadores, nos identificamos con los protagonistas de las películas y series de televisión que nos gustan, lo cierto es que muchas veces son los villanos, los antagonistas, las auténticas estrellas de las historias de más éxito:

¿Crees que las aventuras de Batman tendrían tantos seguidores si no existiera el Joker?

Han transcurrido más de cien años desde que Bram Stoker escribiera “Drácula” y casi se nos olvida que el célebre vampiro no era el protagonista sino el antagonista de la novela y de casi todas las películas que se han producido sobre él desde entonces.

El impacto que causó la película “El Silencio de los Corderos” se basa en un magnífico villano que ni era protagonista ni antagonista, sino un personaje catalizador que ayudaba a mantener la historia en movimiento y daba información necesaria para que avanzase la acción. Sí, me refiero al inolvidable Hannibal Lecter interpretado por Anthony Hopkins y que eclipsó a la protagonista, Clarice Starling, y al antagonista, el asesino apodado Buffalo Bill.

A la hora de escribir un guion hay que dedicarle tanto o más tiempo y atención al villano que al protagonista, aunque suele ser más divertido crear y desarrollar al malvado que al “chico de la película”. ¿Por qué? Muy sencillo: Mientras el protagonista debe seguir unas normas éticas o morales, el antagonista puede hacer cualquier cosa que desee para conseguir su objetivo y, por lo tanto, el guionista puede ser mucho más creativo con su villano que con su héroe.

Muchas veces el antagonista del guion es todo lo opuesto al protagonista. También puede ser una versión oscura y desequilibrada de la personalidad del héroe.

Si quieres crear un villano inolvidable debes tener en cuenta que no basta con imaginar a alguien muy malvado, además debes individualizarlo, hacerlo único, darle alguna característica que lo humanice y lo aleje del cliché.

Debes tener presente que el villano no se ve a sí mismo como tal, de la misma manera que ninguna persona real -no importa lo malvada que sea- se considera a sí misma una mala persona. Seguramente, Hitler y Stalin tenían una idea más positiva de sí mismos que la que tenemos nosotros.

En el fondo, los villanos representan nuestros temores, nuestros deseos más profundos y oscuros, lo que nos da miedo de nuestro propio interior, de nuestros instintos más primarios…

Se dice que un guion es tan bueno como lo es su villano.

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Seis cosas que necesitas hacer cuando has acabado el primer borrador de tu guion

Al fin, tras meses de trabajo, has logrado escribir la palabra “fin” en tu guion. Te sientes feliz porque has conseguido un logro que para ti es muy importante. Enhorabuena, pero… ¿De verdad piensas que has terminado? No: todavía tienes que hacer unas cuantas cosas si quieres que tu guion sea el mejor guion posible:

1. Olvidarte de él durante una temporada

Puede (es casi seguro) que no estés contento con esa primera versión de tu película, sabes que tiene todavía fallos que subsanar, personajes que mejorar, escenas que no acaban de satisfacerte… pero si empiezas a corregir nada más acabar este primer borrador no vas a tener una visión clara de lo que funciona en él y lo que no.

Escribir un largometraje es un trabajo de meses, implica que has pasado mucho tiempo absorto en tu historia y has perdido la visión de conjunto sobre la misma. Empezar a corregirlo ahora es como si intentases juzgar una pintura con la nariz a pocos centímetros de ella: percibes colores, fragmentos de formas, luces, sombras… pero no ves el cuadro entero. Para tener una imagen completa de la pintura necesitas alejarte unos metros de ella. Hasta que no la observes desde la distancia no tendrás una visión entera.

Lo mismo ocurre con el guion de un largometraje: hasta que no te alejas de él durante un tiempo no eres capaz de juzgarlo en su conjunto.

¿Significa eso que debes pasar varias semanas sin hacer nada? No. Puedes dedicarte a escribir otra cosa, a corregir otro borrador que hayas dejado de lado, a leer, a ver películas que tengan algo en común con tu guion o a, simplemente, descansar.

2. Leer tu guion

Una vez ha pasado un tiempo prudencial (pueden ser unas semanas o varios meses, cada guionista tiene sus propias necesidades), volverás a tu guion con una mirada fresca sobre tu historia.

Descubrirás que escenas que creías que eran flojas ahora te parecen correctas, que diálogos que te gustaban ahora te parecen poco creíbles, que determinado giro de la acción que te encantaba ahora te parece demasiado trillado y evidente. Es la hora de que pases al tercer punto:

3. Reescribir

Es el momento de reescribir tu obra para lograr un segundo borrador que supere al primero porque ahora conoces mucho mejor a tus personajes, le has dado varias vueltas a la trama, te has asegurado de que la estructura sea correcta, etc.

4. Pedir la opinión de personas de tu confianza

Es el momento de dejar leer tu guion a gente en la que confíes. Me refiero a confianza “técnica”, no personal. Seguro que te fías mucho de tu novia, novio, primo, madre o mejor amigo, pero si ellos no son guionistas sus opiniones van a estar motivadas por el tipo de películas que les gustan, por sus gustos personales y por muchos clichés.

No es que su opinión no sea interesante, al contrario, te puede dar una idea de las reacciones de los posibles espectadores, te hará ver qué partes de la historia están bien explicadas y qué otras hay que reescribir para asegurarte de que el espectador recibe el mensaje que has querido transmitir, pero también necesitas la opinión de gente que te argumente lo que dice con razones técnicas y razonadas acerca de lo que funciona, o no, dentro de tu guion.

Debes recurrir a amigos guionistas, a compañeros de la escuela de cine (en el caso de que seas o hayas sido alumno de una de ellas) o contratar los servicios de un analista de guion. Necesitas el punto de vista de gente que no juzgue tu escrito basándose en sus gustos personales sino que sepa decirte si la estructura es correcta o no, si los personajes cumplen su función dramática o son mejorables, si has dado la información necesaria para que se entienda la historia sin que esta sea previsible, si el universo de tu historia es creíble, etc.

5. Volver a escribir

Una vez consultadas estas personas “fiables”, estás en condiciones de reescribir tu guion hasta conseguir que sea el mejor guion posible.

6. ¿Quién sabe?

Este “quién sabe” significa que un guion nunca está terminado del todo, que siempre hay algo mejorable en él y que cada vez que lo releas acabarás, inevitablemente, cambiando algo, aunque sea una frase por aquí, un fragmento de escena por allá… Sin contar con que, si tienes la fortuna de que tu guion se ruede, siempre habrá que hacer cambios por motivos de producción.

Hace poco, un cliente (y amigo) me preguntaba: “¿Cuándo sabes que un guion está terminado?” Y yo le contesté: “Nunca”. Porque un guion siempre es mejorable.

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Cinco puntos que debes tener en cuenta sobre el protagonista de tu guion

Todas las historias tienen un protagonista porque mediante él y sus acciones el autor conduce al espectador/lector/oyente desde el inicio de la narración hasta su desenlace. Ésta es una de las funciones dramáticas del personaje protagonista.

Incluso en las películas corales, donde son varios los personajes principales, existe uno que tiene (aunque sea ligeramente) más protagonismo que los demás.

Podríamos hablar mucho sobre el personaje protagonista pero en esta ocasión me voy a centrar en cinco puntos básicos:

1. Tu protagonista debe ser activo.

Cuando escribes un guion estás contando una historia mediante los personajes y sus acciones.

Para mantener la historia en movimiento y hacer que avance desde el principio hasta el final vas a necesitar que tu personaje actúe, se mueva, reaccione ante las situaciones en las que le colocas, tome decisiones que provoquen consecuencias, interactúe con otros personajes… y eso no lo vas a conseguir con un personaje pasivo.

2. Tu protagonista debe tener un objetivo claro.

No basta con que tu protagonista sea activo; si se pasa toda la película moviéndose de aquí para allá sin que sepamos por qué lo hace, el público se va a aburrir.

Es preciso que le digas cuanto antes al espectador cuál es el objetivo de tu protagonista para que se implique en la película deseando que el personaje obtenga lo que quiere, dudando unas veces de que lo alcance y preguntándose otras cómo lo va a conseguir.

En muchas películas el protagonista tiene dos objetivos claros: uno relacionado con la trama principal (vencer al antagonista o algo similar) y otro respecto a la trama amorosa secundaria (conseguir a la chica o al chico).

3. Tu protagonista no puede avanzar hacia su objetivo tranquilamente.

No basta con que le des un objetivo a tu protagonista para que tu guion sea interesante.

Si el objetivo del personaje es conquistar a la chica que acaban de presentarle y en la primera cita romántica que tienen le propone matrimonio y ella acepta… bueno, puede que lo suyo sea amor a primera vista, un flechazo, muy bonito y tal pero… nadie quiere pasarse dos horas de su vida viendo eso.

Si el objetivo principal del personaje es salvar el planeta de los malvados alienígenas que acaban de invadirla y lo consigue en la página diez de tu guion, la primera vez que se enfrenta a ellos… te acabas de quedar sin película.

Recuerda que sin conflicto no hay drama: El protagonista debe tener claro su objetivo pero antes debe luchar y superar obstáculos para que tu guion sea atractivo para el público. Debes idear dificultades que mantengan al personaje y a la trama en movimiento continuo.

4. ¿Qué acciones llevará a cabo tu protagonista para conseguir su objetivo?

A la vez que planificas los obstáculos que le pones al personaje para hacer más interesante la trama, debes proyectar qué es lo que hará él para superarlos y conseguir su objetivo.

No lo dejes a la inspiración del momento. Prepara las acciones de tu protagonista cuando hagas la escaleta previa a la escritura del guion y ten en cuenta que tu personaje debe llevar a cabo actos que estén de acuerdo con su personalidad: no se enfrentarán de la misma manera a un psicópata una diseñadora de moda que un veterano de la Guerra del Golfo, ni hará lo mismo para vengar la muerte de su hija un médico que un narcotraficante. Sí, ya sé que he puesto ejemplos muy extremos, pero ya me entiendes…

5. ¿Cómo va a evolucionar tu protagonista a lo largo del guion?

Como ya sabes, es lo que se llama el arco del personaje. Se supone que la historia que estás contando es importante para tu protagonista, y los personajes (como las personas reales cuando les ocurre algo que les impacta) evolucionan, cambian su forma de ver la vida, aprenden algo, etc.

Tienes que prever esto desde que empiezas a planificar tu guion:

– ¿Aprenderá algo tu protagonista mientras vive su historia? ¿Qué?

– ¿Cambiará su forma de comportarse ante determinados hechos? ¿De qué manera?

– Para conseguir su objetivo ¿deberá superar algún miedo, alguna carencia? ¿Cómo?

Aunque es posible, en el caso de los protagonistas seriales, que el personaje no evolucione.

Es lo que sucede, por ejemplo, con Indiana Jones: El espectador que ve sus películas lo hace porque le gusta el personaje. Si Indiana Jones cambiara en todas y cada una de sus aventuras, el público podría acabar distanciándose de él y perdiendo el interés por sus peripecias. En casos como este, son los personajes secundarios los que suelen evolucionar.

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, pide un análisis de proyecto o una tutoría con seguimiento personalizado hasta que termines tu guion.

Escribe a info@cineseriesytecnicasdeguion.com para solicitar información y tarifas.

¿Qué es el documento de venta de un guion y cómo se escribe?

Existen varios tipos de documento de venta dependiendo de su finalidad, pero todos tienen algo en común: están destinados a que alguien (productor o inversor) sienta deseos de leer el guion.

El documento de venta es lo que envías a las productoras como presentación de tu largometraje o proyecto de serie para preguntarles si están interesadas en que les hagas llegar el guion completo de la película o la biblia de la serie. Es como tu tarjeta de visita en un primer contacto.

Por regla general, es aconsejable que el documento de venta no sea muy extenso ya que se dirige a personas que están hartas de leer guiones y proyectos de historias, hay que intentar interesarles sin que les desanime la perspectiva de tener que emplear demasiado tiempo en averiguar si tu guion les puede gustar o no.

¿Qué incluir en el documento de venta?

1. Portada:

Una primera página o portada que sea una especie de cartel de película, con una imagen impactante (puedes buscar por internet, en bancos de imágenes y encontrarás muchas gratis y con licencia legal para utilizarlas). Sobre dicha imagen sólo debe figurar el título de la serie y tu nombre como guionista.

2. Lema o high concept:

Una segunda página que sea otra fotografía alusiva a la serie o que muestre algún escenario o situación que refleje de alguna manera el universo de tu guion y que tenga un lema, una frase que creas que puede definir tu historia a la vez que provoque curiosidad.

Algo así como el subtítulo que aparece en las cubiertas de muchos libros o en los carteles publicitarios de las películas. Esta segunda página no es imprescindible pero sí aconsejable.

3. Argumento:

En la tercera página se incluye una sinopsis (lo más breve posible) del largometraje o de la primera temporada de la serie.

Es habitual que esta sinopsis ocupe la mitad de la página y la otra mitad sea otra fotografía que de alguna manera exprese lo que se quiere contar en el guion.

4. Si es una serie, storyline de los episodios de la primera temporada:

Puedes incluir una página con la storyline de cada uno de los episodios de la serie. También con alguna fotografía, a ser posible.

5. Localizaciones:

Algunas fotos mostrando el tipo de espacios en que sucede la acción con algún comentario (unas pocas líneas) sobre la atmósfera y la estética que se pretende conseguir.

6. Nota del autor:

Unas pocas líneas en las que resumes tu visión del proyecto y las razones que te han impulsado a escribirlo.

7. Referencias:

En esta página enumera películas y/o series que puedan tener similitudes con tu proyecto para que los posibles productores se hagan una idea de lo que puede ser el producto final.

Además de los títulos de las series o películas, se incluyen sus carteles oficiales o fotos de las mismas que sean muy significativas y fácilmente reconocibles.

8. Currículum:

En la página siguiente pones un breve currículum o biografía tuya. Si es tu primer proyecto y no tienes currículum, no incluyas esta página.

9. Reparto:

Otra página (o dos) con el reparto potencial de la serie. No es necesario que los actores estén contratados o se haya hablado ya con ellos, puesto que es un reparto “potencial”. Se incluyen, evidentemente, las fotos de dichos actores y el nombre del personaje al que interpretarían.

10. Contacto:

Aquí pones tus datos de contacto (que ya habrás incluido, evidentemente, en el correo de presentación en el que adjuntarás este documento de venta).

Este es un tipo de documento de venta bastante habitual tanto para largometrajes como para proyectos de serie (no confundir con la «biblia» de la serie, de esa hablaremos en otra entrada). Es un modelo orientativo: modifica los puntos que desees, adáptalo a las necesidades de tu proyecto y… ¡buena suerte!

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

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