Existen tres clases de guionista ¿Cuál de ellos eres tú?

Desde el punto de vista de cómo surge la primera idea de lo que acabará siendo una película, existen tres clases de guionista: el que comienza por los personajes, el que lo hace por la trama y el que empieza por el tema.

1. El guionista que comienza por los personajes:

La imaginación de este guionista se dispara cada vez que ve a alguien o piensa en algún conocido que tiene determinado rasgo peculiar o que llama su atención: su forma de ver la vida, una manera insólita de reaccionar ante determinada situación, el lenguaje que utiliza, una frase que dice en determinado momento, una anécdota que le ha sucedido, etc.

También puede ser que lo que llame la atención del guionista sea algún rasgo físico de esta persona o su forma de vestir, caminar, gesticular…

Los hermanos Coen contaban en una entrevista que la idea para escribir “The Man Who Wasn’t There” (en España “El hombre que nunca estuvo allí” y en Hispanoamérica “El hombre que nunca estuvo”) surgió cuando miraban una foto antigua de fin de curso de un grupo de niños. Les divirtió los cortes de pelo que los chicos llevaban y empezaron a hacer chistes sobre ellos, bromearon sobre la clase de persona que debería de ser el barbero que les había hecho tal faena a los niños y… así surgió el personaje protagonista de la película.

Este tipo de guionista suele ser bueno con los personajes, evidentemente, y también con los diálogos. Es habitual que muchas réplicas de sus personajes se le ocurran cuando está planificando su historia o escribiendo la escaleta.

2. El guionista que empieza por la trama:

Es aquel que se dice a sí mismo: “me gustaría escribir la historia de una banda de ladrones que asaltan un tren”, o “sería genial una película sobre la llegada del hombre a la luna”, o “voy a hacer un guion sobre un grupo de amigos aislado en la montaña y acosados por un asesino loco”.

A partir de aquí, traza una estructura básica de los puntos esenciales de su historia y piensa en el tipo de personajes que necesita para contarla.

A este tipo de guionista se le suelen dar bien los guiones de género: terror, acción, cine de temática criminal, etc.

3. El guionista que parte del tema:

Como seguramente ya sabrás, el tema es esa frase que define la esencia de tu guion o la idea básica sobre la que quieres reflexionar. Unas veces será algo muy evidente para el espectador (por ejemplo, en algunas películas con ideología política o filosófica muy marcada) otras veces será algo más sutil y que el público no apreciará a simple vista.

Las siguientes frases podrían ser el tema:

“El abismo intergeneracional se puede solucionar con diálogo”, “todo hombre tiene un precio aunque no siempre es el dinero”, “los grandes amores son siempre efímeros”, “el amor todo lo puede”, etc.

La frase sobre la que se construye una historia no siempre tiene por qué ser tan “filosófica”, no tiene por qué ser una idea que deseas transmitir como guionista. Decía Robert Towne, autor del guion de “Chinatown”, la célebre película dirigida por Roman Polanski, que la inspiración le surgió una mañana cuando estaba leyendo el periódico y vio un titular que decía: “O llevamos Los Ángeles al agua, o llevamos el agua a los Ángeles”. El artículo trataba sobre el problema de sequía de la ciudad de Los Ángeles y quien haya visto “Chinatown” sabrá que la película es un revival de cine negro en el que el detective protagonista investiga un enrevesado caso que se va volviendo cada vez más peligroso a medida que transcurre la trama.

Alguien podría decir que existe un cuarto tipo de guionista: el que empieza la historia porque se la ha encargado un productor. Es cierto que esa posibilidad existe pero, incluso cuando se está trabajando en un encargo, cada guionista estará inclinado a empezar por los personajes, la trama o el tema según sea su personalidad creativa.

 ¿Y tú?, a la hora de escribir un guion, ¿cuál es tu punto de partida? ¿de dónde surge tu primera idea?

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Seis cosas que necesitas hacer cuando has acabado el primer borrador de tu guion

Al fin, tras meses de trabajo, has logrado escribir la palabra “fin” en tu guion. Te sientes feliz porque has conseguido un logro que para ti es muy importante. Enhorabuena, pero… ¿De verdad piensas que has terminado? No: todavía tienes que hacer unas cuantas cosas si quieres que tu guion sea el mejor guion posible:

1. Olvidarte de él durante una temporada

Puede (es casi seguro) que no estés contento con esa primera versión de tu película, sabes que tiene todavía fallos que subsanar, personajes que mejorar, escenas que no acaban de satisfacerte… pero si empiezas a corregir nada más acabar este primer borrador no vas a tener una visión clara de lo que funciona en él y lo que no.

Escribir un largometraje es un trabajo de meses, implica que has pasado mucho tiempo absorto en tu historia y has perdido la visión de conjunto sobre la misma. Empezar a corregirlo ahora es como si intentases juzgar una pintura con la nariz a pocos centímetros de ella: percibes colores, fragmentos de formas, luces, sombras… pero no ves el cuadro entero. Para tener una imagen completa de la pintura necesitas alejarte unos metros de ella. Hasta que no la observes desde la distancia no tendrás una visión entera.

Lo mismo ocurre con el guion de un largometraje: hasta que no te alejas de él durante un tiempo no eres capaz de juzgarlo en su conjunto.

¿Significa eso que debes pasar varias semanas sin hacer nada? No. Puedes dedicarte a escribir otra cosa, a corregir otro borrador que hayas dejado de lado, a leer, a ver películas que tengan algo en común con tu guion o a, simplemente, descansar.

2. Leer tu guion

Una vez ha pasado un tiempo prudencial (pueden ser unas semanas o varios meses, cada guionista tiene sus propias necesidades), volverás a tu guion con una mirada fresca sobre tu historia.

Descubrirás que escenas que creías que eran flojas ahora te parecen correctas, que diálogos que te gustaban ahora te parecen poco creíbles, que determinado giro de la acción que te encantaba ahora te parece demasiado trillado y evidente. Es la hora de que pases al tercer punto:

3. Reescribir

Es el momento de reescribir tu obra para lograr un segundo borrador que supere al primero porque ahora conoces mucho mejor a tus personajes, le has dado varias vueltas a la trama, te has asegurado de que la estructura sea correcta, etc.

4. Pedir la opinión de personas de tu confianza

Es el momento de dejar leer tu guion a gente en la que confíes. Me refiero a confianza “técnica”, no personal. Seguro que te fías mucho de tu novia, novio, primo, madre o mejor amigo, pero si ellos no son guionistas sus opiniones van a estar motivadas por el tipo de películas que les gustan, por sus gustos personales y por muchos clichés.

No es que su opinión no sea interesante, al contrario, te puede dar una idea de las reacciones de los posibles espectadores, te hará ver qué partes de la historia están bien explicadas y qué otras hay que reescribir para asegurarte de que el espectador recibe el mensaje que has querido transmitir, pero también necesitas la opinión de gente que te argumente lo que dice con razones técnicas y razonadas acerca de lo que funciona, o no, dentro de tu guion.

Debes recurrir a amigos guionistas, a compañeros de la escuela de cine (en el caso de que seas o hayas sido alumno de una de ellas) o contratar los servicios de un analista de guion. Necesitas el punto de vista de gente que no juzgue tu escrito basándose en sus gustos personales sino que sepa decirte si la estructura es correcta o no, si los personajes cumplen su función dramática o son mejorables, si has dado la información necesaria para que se entienda la historia sin que esta sea previsible, si el universo de tu historia es creíble, etc.

5. Volver a escribir

Una vez consultadas estas personas “fiables”, estás en condiciones de reescribir tu guion hasta conseguir que sea el mejor guion posible.

6. ¿Quién sabe?

Este “quién sabe” significa que un guion nunca está terminado del todo, que siempre hay algo mejorable en él y que cada vez que lo releas acabarás, inevitablemente, cambiando algo, aunque sea una frase por aquí, un fragmento de escena por allá… Sin contar con que, si tienes la fortuna de que tu guion se ruede, siempre habrá que hacer cambios por motivos de producción.

Hace poco, un cliente (y amigo) me preguntaba: “¿Cuándo sabes que un guion está terminado?” Y yo le contesté: “Nunca”. Porque un guion siempre es mejorable.

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El Melodrama: Entre los sentimientos y el sentimentalismo

Según el Diccionario de la Lengua Española de la R.A.E. melodrama es una “obra teatral, literaria, cinematográfica o radiofónica en la que se acentúan los aspectos patéticos y sentimentales”. También según la R.A.E., patético es aquello “que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía”.

Son melodramas la mayoría de las telenovelas, muchas historias de amor, gran parte de las comedias románticas, y esas películas que podríamos etiquetar como “muy bonitas, muy humanas y con muchos sentimientos”.

Características del melodrama

No todas las historias románticas, de amor. de relaciones familiares o con protagonistas que sufren mucho son melodramas como no lo son todas las películas que pertenecen al género «drama personal». El melodrama tiene unas características propias.

Estas son las principales:

1. Sentimentalismo sin sentimientos auténticos

La característica básica del melodrama es la utilización de lo sentimental, su exageración y enfatización hasta cruzar la frontera entre los sentimientos auténticos y el sentimentalismo, entre las emociones verdaderas y la simulación de estas. El melodrama no utiliza sentimientos reales sino su simulación y exageración hasta llegar al sentimentalismo.

2. Utilización de estereotipos

En este género los personajes no son individuos únicos e irrepetibles (como lo somos los seres humanos y como lo son los personajes de las grandes obras de la literatura o el cine) sino estereotipos: La madre coraje, la mujer maltratada, el niño indefenso, el enfermo, el villano brutal, el desvalido, el humillado, etc.

Los personajes del melodrama carecen de la profundidad y elaboración que tendrían en otros géneros porque es necesario que el público se proyecte en ellos, les ponga su propia identidad o la de alguien que conoce. Si los personajes fueran muy elaborados y, por lo tanto, individualizados, el espectador sentiría compasión o simpatía por ellos, sí, pero no viviría la narración como si le estuviese pasando a él y no se conmovería tanto.

3. Situaciones genéricas

También las situaciones que se plantean en el melodrama son genéricas: Conflicto entre clases sociales extremas (muy altas y muy bajas), enfrentamiento entre un personaje muy muy bueno y otro muy muy malvado, cambio brusco de condición social (¿quién no ha soñado alguna vez con que le toque la lotería?), sacrificio extremo de un personaje que renuncia a su bienestar, su felicidad e incluso su vida por amor a su pareja, su hijo, su país o el bien de su comunidad…

¿Por qué es preciso que para que un melodrama cumpla con su objetivo de conmover al espectador, emocionarlo y hacerle soltar alguna lagrimita se utilicen situaciones genéricas y poco desarrolladas? Porque así el público rellenará los huecos de la historia con sus vivencias personales y pondrá sus propios sentimientos en lo que se le está contando.

Lo que conmueve al espectador de un melodrama no es lo que le ocurre a la protagonista de turno sino lo que siente que le pasa, le ha pasado o podría pasarle a él si estuviera en la situación del personaje.

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Ejemplos de one pager

Su nombre original es «one pager» pero en español algunos lo han bautizado como «one page» porque consiste en una sola página.

El «one pager» o la «one page» es la carta de presentación de un guion y, a menudo, es la única oportunidad que te darán (productores, televisiones, posibles inversores…) para que cuentes algo de tu proyecto. Dependerá se si les gusta o no que se planteen la posibilidad de seguir leyendo.

Te presento dos ejemplos para que te sirvan de inspiración pero puedes diseñar tu propio one pager adaptándolo a tu personalidad y a la estética de la trama de tu guion.

Ejemplo 1:

Ejemplo 2:

Como puedes ver, no es nada complicado.

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Cómo escribir una buena escena de suspense

En España lo llamamos “suspense”; en Hispanoamérica, “suspenso”. En ambos casos nos referimos a ese sentimiento de ansiedad e incertidumbre, esa necesidad apremiante de saber qué va a ocurrir que sentimos cuando estamos viendo determinadas escenas de una película o leyendo ciertos pasajes un libro.

Experimentamos una sensación de suspense (o suspenso) cuando vemos que la protagonista de una película camina de noche por una calle solitaria, apenas iluminada por la luna, y los espectadores sabemos que el asesino anda cerca.

El suspense no es algo privativo del terror, la amenaza de muerte o de situaciones peligrosas. También hay suspense cuando el chico está a punto a declararse a la chica y sentimos la necesidad apremiante de saber si ella aceptará o no.

O cuando un personaje infantil acaba de hacer una travesura y esperamos impacientes la reacción del padre.

Cómo se activa el suspense en un guion

No sólo en un guion cinematográfico o de televisión, también en una obra literaria para provocar en el espectador o lector esa necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a ocurrir se deben seguir los siguientes pasos:

El Anuncio:

Contamos al espectador que algo está a punto de ocurrir.

Es lo que hacemos cuando mostramos a la chica de la película hablando por teléfono en su casa, tranquilamente, y después presentamos al asesino que merodea en el jardín.

La Demora:

En lugar de contar enseguida si el asesino entrará en la casa o no, aplazamos la respuesta entreteniéndonos con acciones que parecen innecesarias desde el punto de vista narrativo (puesto que no dan información nueva ni hacen avanzar la acción) como pueden ser las imágenes de él espiando a la joven, la conversación anodina de ésta con su mejor amiga, etc.

Reducción de alternativas:

Hacer que el espectador no se distraiga pensando en diferentes soluciones para la situación que está presenciando. Restringir a sólo dos las posibles respuestas a la pregunta planteada (la matará-no la matará, sí-no, vida-muerte, salvación-perdición).

Es lo que conseguimos cuando ella sigue hablando por teléfono y él saca su cuchillo y entra en la casa sin hacer ruido.

Exageración de la demora:

Consiste en retrasar la respuesta anhelada por el espectador mediante acciones aparentemente innecesarias (el asesino que, en lugar de ir directamente al salón en el que se encuentra la protagonista, se dirige a la habitación de los padres, a la sala de estar, a la biblioteca…).

Siguiendo estos cuatro pasos conseguirás buenas escenas de suspense siempre que no olvides que para que el espectador sienta la necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a pasar, antes debes haber provocado su identificación con el personaje.

 

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Cómo crear un villano memorable

En cualquier clase de película (ya sea un drama, una comedia, una historia de acción o de cualquier otro género) el antagonista es tan importante, o más, que el protagonista.

Y lo es porque el antagonista es el personaje encargado de poner en marcha la historia y mantenerla en movimiento creando conflicto e ideando obstáculos y dificultades que impidan al protagonista alcanzar su objetivo.

Pero si escribes guiones de “bueno contra malo”, “héroe contra villano”, es todavía más necesario que cuides a tu antagonista. Porque en thrillers, películas de terror y similares, la verdadera estrella es, muy a menudo, el villano: Hannibal Lecter, Drácula, Norman Bates, Freddy Krueger…

Por lo tanto, cuando tienes un villano en tu guion, tienes que cuidarlo mucho y, para ello, debes tener en cuenta varios puntos:

1. Que sea un personaje activo

Si hemos dicho que el antagonista es el encargado de poner en marcha la historia y de mantenerla en movimiento, es evidente que tendrá que ser un personaje activo, con iniciativas propias.

El protagonista puede permitirse el lujo de ser reactivo (la mayoría de las veces lo es durante los dos primeros actos de la narración), es decir, puede limitarse a reaccionar ante las acciones del antagonista. Pero éste último necesita llevar la iniciativa, al menos, durante los dos primeros actos.

El punto de giro que nos lleva del segundo acto al tercero puede ser el momento en que el protagonista decide volverse activo obligando con ello al antagonista a ser reactivo.

2. Dale su propia trama

Podemos llamarla “contra-trama” ya que se opone a la principal liderada por el protagonista.

Trabajar bien la trama de tu villano es esencial si quieres conseguir una historia consistente, que no “haga aguas”. No hay que olvidar que es la intención del antagonista (impedir que el protagonista obtenga lo que desea) lo que hace posible la historia que se cuenta.

3. Que tenga objetivos claros

Los objetivos del malvado pueden estar ocultos para el espectador durante gran parte del guion para provocar la curiosidad y el interés, pero deben estar claros para tu antagonista y para ti porque es la única manera de que lo puedas hacer actuar con coherencia.

Que tu villano sepa qué quiere y por qué, aunque el protagonista y el espectador tarden en averiguarlo.

4. Trabaja bien su perfil psicológico para que tenga un comportamiento coherente

Que tu villano no sea un estereotipo plano, dale individualidad convirtiéndolo en un ser humano de carne y hueso (o en un monstruo con personalidad propia).

Puede que sea malvado o que sus acciones nos parezcan reprobables, pero deben tener coherencia. Los actos de Hannibal Lecter son terribles pero siempre actúa dentro de su propia lógica: se comería a su vecino sin dudarlo un momento, pero jamás acompañaría su ágape con un vino que no sea adecuado.

5. Que no sea totalmente malvado

Nadie es totalmente malvado las veinticuatro horas del día. Si quieres que tu antagonista sea creíble, dale algún rasgo que lo humanice.

Incluso si tu villano es un monstruo, ten en cuenta que monstruosidad no implica maldad, sino incapacidad de convivir con la normalidad. Drácula no bebe la sangre de sus víctimas por capricho sino que la necesita para sobrevivir, Freddy Krueger no elige matar, es su naturaleza la que le impulsa a ello.

6. Que no se considere a sí mismo malvado

Los seres humanos acostumbramos a justificar nuestros comportamientos negativos con miles de excusas porque, en el fondo, todos nos consideramos “buenas personas” aunque, muy probablemente, alguna vez habremos hecho daño a alguien de forma consciente o inconsciente. Si quieres que tu villano sea verosímil, hazlo tolerante con sus propias maldades.

7. ¿Cuáles son sus fortalezas, las que lo hacen temible para el protagonista?

Es importante que, cuando trabajes el perfil de tu antagonista, le dediques atención a todo aquello que lo convertirá en una pesadilla para el protagonista y que hará pensar al espectador que es prácticamente imposible vencerle. Eso le dará suspense y tensión a tu historia.

8. ¿Cuáles son sus debilidades?

Aunque, al inicio de la película y durante gran parte de ella, el villano parezca invencible, debe tener algún punto débil, algo que permita al protagonista acabar ganándole la partida de una forma creíble.

Recuerda que, cuanto mejor sea tu villano, más oportunidades de lucirse tendrá tu héroe.

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Seis elementos que las primeras diez páginas de tu guion deberían tener

Las primeras diez páginas de un guion serán los primeros minutos de una película y son la única oportunidad que te dará el espectador para que captes su interés antes de buscar otra cosa que ver.

Por eso son tan importantes estas primeras páginas. En ellas debes convencer al público de que vale la pena seguir viendo tu película.

Existen seis elementos imprescindibles que las primeras diez páginas de tu guion deberían tener:

1. Muestra el género de la película desde la primera imagen.

Que el espectador sepa desde el primer momento qué es lo que tiene delante. Si se trata de una película de acción, que la primera escena sea vertiginosa; si es una comedia romántica, que el primer minuto de tu guion sea una situación luminosa y divertida; si es una tragedia histórica, empieza con algo solemne y contundente.

2. Establece el universo narrativo.

Tu historia debe tener su propio universo narrativo, su ambiente particular que dé a la película un sello propio.

Parte de ese universo estará marcado por el género al que pertenezca tu guion, pero también por los personajes y su forma de ser y comportarse, los escenarios en que sitúes la acción (cerrados y opresivos, abiertos y luminosos, dinámicos o tranquilos, etc.) o el tipo de acontecimientos que sucedan.

Es importante que ese universo narrativo que has decidido darle a tu guion se muestre desde la primera escena.

3. Déjale claro al espectador quién es tu protagonista.

Como espectadores, todos, durante los primeros minutos de una película nos mantenemos un tanto distantes de lo que se nos muestra en la pantalla, estamos a la expectativa, nos preguntamos si es esa la clase de historia que queremos que nos cuenten o no. Que se haya establecido el género desde el primer momento ya nos ha dado pistas acerca de si es el tipo de historia que nos apetece que nos cuenten, pero será el protagonista quien nos convenza de que vale la pena seguir sentados y atentos a lo que se nos va a relatar.

Medita bien cuál va a ser la primera escena de tu protagonista porque aquello de que “la primera impresión es la que cuenta” es muy cierto. Tu personaje debe atraer al espectador desde su primera aparición, ya sea porque le guste y se identifique con él, ya sea porque le fascine, ya sea porque le hace sentirse superior a él.

En cuanto hayas presentado al protagonista, si lo has hecho bien, habrás empezado a establecer un lazo emocional entre el espectador y él.

4. Presenta la normalidad del protagonista.

Cuando narras una historia, estás contando que algo ha roto la normalidad del protagonista y le ha introducido en el mundo especial de la aventura (literal o figuradamente). Para que el público pueda apreciar el contraste entre el “antes” y el “después”, debe tener información acerca de cómo era la cotidianeidad del personaje. Así sabrá qué es lo que ha perdido, qué le causa dolor o incomodidad, qué es lo que desea recuperar o transformar.

5. Crea conflicto.

No esperes a que tu guion avance demasiado para crear conflicto, créalo cuanto antes. No es imprescindible que se trate del conflicto principal, el que mantiene en movimiento la macroestructura de la película, puedes utilizar (y debes) conflictos menores, que cada escena tenga el suyo propio si es posible.

6. Presenta al antagonista.

Tan importante, o más, que tu protagonista lo es el antagonista porque él es quien hace posible la historia y quien la mantiene en movimiento. En la mayoría de películas no sucedería nada digno de ser contado si no hubiera un villano que, mediante sus acciones, provoque la reacción del héroe y lo obligue a actuar.

El antagonista, como todos los elementos básicos del relato, debe ser presentado cuanto antes. Si el argumento de tu guion no te permite mostrarlo físicamente desde el principio, preséntalo mediante sus acciones y lo que otros personajes dicen de él. Por ejemplo, si tu historia trata de resolver un asesinato, es posible que no quieras que el culpable aparezca hasta el tercer acto, pero puedes presentarlo mostrando su modus operandi, los cadáveres de sus víctimas y lo que el detective protagonista u otros personajes piensan de él.

Si trabajas bien estos seis elementos en las primeras diez páginas de tu guion, tendrás mucho ganado pero no te olvides de escribir un desarrollo interesante y un final contundente para que tu película se convierta en una historia inolvidable.

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Seis reglas que un buen diálogo debe cumplir

Hay guionistas que tienen un talento instintivo para escribir excelentes diálogos, otros, en cambio, necesitan trabajar en ellos para conseguir buenos resultados. Tanto si perteneces al primer grupo como si eres de los segundos, existen varios puntos que deberías tener en cuenta si quieres que tus diálogos sean ágiles, convincentes y efectivos:

1. Que el diálogo no cuente lo que se puede mostrar mediante imágenes.

Aunque el diálogo es un elemento de información muy importante, no debes olvidar nunca que estás escribiendo un relato que será contado, sobre todo, en imágenes. Piensa en cuántas películas mudas se han hecho a lo largo de la historia del cine que se pueden disfrutar sin necesidad de una sola línea de diálogo.

Cuando escribas tu guion, dale siempre prioridad a lo que se ve, no cuentes con diálogos nada que puedas mostrar mediante acciones de los personajes, situaciones o imágenes.

2. Un diálogo debe parecer natural… sin serlo.

Ni el cine ni la televisión son el mundo real: sólo intentan imitarlo.  Por lo tanto, tus diálogos deben parecer naturales sin serlo.

Cuando hablamos en la vida real acostumbramos a repetir parte de lo que decimos, dejamos frases a medias porque vemos que nuestro interlocutor ya nos ha entendido, utilizamos muletillas, empezamos las frases con: “Bueno…”, “pues…” “eh…”, “esto…” etc. La forma en que dialogamos en la vida real es demasiado diluida para el cine o la televisión, no tiene el ritmo y dinamismo que requieren los medios audiovisuales.

Por eso, debemos imitar de las personas reales su naturalidad y personalidad al hablar, pero hemos de estilizar la forma en que lo hacen.

3. Que los personajes no se cuenten entre sí cosas que ya saben.

Si necesitas dar determinada información al espectador que todos tus personajes conocen, busca una manera ingeniosa de hacerlo sin se cuenten entre ellos lo que saben de sobras, haz que deslicen esa información mediante alusiones, acciones o comentarios que parezcan banales.

4. Evita la alternancia pregunta-respuesta siempre que puedas.

Cuando dos personas hablan en la vida real es habitual que uno de ellos haga una pregunta y el otro la responda. No es que esto no se pueda hacer en cine o televisión, por supuesto que se puede, pero ten en cuenta que si repites una y otra vez el esquema pregunta-respuesta el diálogo perderá agilidad y dinamismo.

La respuesta a una pregunta puede ser un silencio, un gesto, un cambio de tema en la conversación… A veces, no hace falta la pregunta, basta con que el personaje exprese la respuesta.

5. Que tus personajes no digan siempre todo lo que piensan.

Nadie en la vida real dice siempre lo que piensa ni todo lo que se le pasa por la cabeza, tampoco deben hacerlo tus personajes.

Un personaje puede mentir, puede dar rodeos para evitar decir lo que opina, puede engañarse a sí mismo, puede utilizar la ironía, puede hacer alusiones veladas a determinado tema sin abordarlo directamente…

6. Cada línea de tu diálogo debería cumplir, al menos, uno de estos objetivos:

a) Hacer avanzar la acción.

b) Dar información necesaria para que se entienda la historia.

c) Dar más profundidad al personaje.

d) Hacer reír (o sonreír) al espectador. Un buen chiste nunca está de más, aunque tu guion no sea una comedia.

Estos seis puntos no son los únicos que hay que tener en cuenta si se quiere escribir un buen diálogo pero, si los aplicas, estoy segura de que tu guion ganará en efectividad.

De todas formas, si eres guionista novel o estás trabajando en tu primer guion, no dejes que estas indicaciones te hagan dudar de ti mismo. Dedícate simplemente a escribir los diálogos tal y como se te ocurran y, una vez hayas terminado, relee tu obra y corrige, corta, añade, cambia, mejora… hasta quedar realmente satisfecho con lo que has escrito.

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Cinco errores que no deberías cometer cuando escribes un guion

Los siguientes no son los únicos errores que se pueden cometer a la hora de escribir un guion, pero sí son de los más graves y hay que evitar caer en ellos:

1. No planificar tu historia antes de empezar a escribir.

Se te ha ocurrido una escena chula, un par de personajes que te gustan, unas cuantas frases que te parecen geniales y empiezas a escribir sin saber a dónde quieres llegar “porque prefiero dejar que la inspiración fluya” y… cuando llegas a la página 10 (puede que a la 20-30 si eres una persona realmente testaruda) descubres que no sabes cómo seguir ni qué hacer con tus personajes.

Antes de empezar a escribir la primera escena tienes que saber cuál es el final de tu historia y cómo vas a llegar a él. Necesitas un “mapa de ruta” que te asegure llegar a buen puerto.

Es preciso que escribas una escaleta y/o una sinopsis en la que estén esbozados los personajes principales, sus características básicas, el detonante que los hará salir de la normalidad y embarcarse en la aventura de la historia que quieres contar, el primer punto de giro que hace que la historia cambie de dirección y nos lleva al segundo acto, el tipo de obstáculos a los que se enfrentará tu personaje para conseguir su objetivo, el segundo punto de giro que lleva el argumento al tercer acto y el clímax final.

Porque si no tienes todo eso, como mínimo, no tienes historia, sólo tienes unas cuantas escenas en tu cabeza, alguna frase que te parece impactante, un par de esbozos de personajes… pero no tienes un guion.

2. Escribir sobre temas de los que no tienes ni idea… sin documentarte antes.

No es que no puedas escribir sobre asuntos que desconoces, es que antes de hacerlo debes investigar sobre los mismos.

Narrar una historia sobre la caza de ballenas puede ser muy exótico y darle un universo enriquecedor a tu guion, pero si no has visto el mar en tu vida el guion va a resultar poco creíble y seguramente acabarás poniendo a los personajes en situaciones ridículas.

Un guion que transcurra en una mina de carbón puede ser un desafío atractivo para un guionista pero será mejor que antes se informe, mucho, sobre las condiciones de vida de los mineros, su forma de trabajar, su cotidianeidad, etc. o no habrá nadie que quiera ver la película.

Que no te venza la pereza, mientras te documentas aprenderás cosas apasionantes sobre temas de los que sabías poco o nada, descubrirás mundos nuevos, formas diferentes de entender la vida y, además, encontrarás ideas interesantes que enriquecerán tu guion.

3. Imitar tu película/serie favorita.

Sí, todos sabemos que “El Padrino”, “Casablanca”, “Matrix”, “Juego de Tronos” son historias geniales y a todos nos han entusiasmado pero no intentes imitarlas porque sólo conseguirás, en el mejor de los casos, un pobre sucedáneo.

Sé tú mismo. Escribe sobre los temas y las personas que te conmueven, te emocionan, te enfadan, te hacen soñar, te hacen reír o te exasperan.

No tengas miedo de mostrar al espectador cómo ves el mundo y lo que opinas sobre el mismo. Ese es el camino para que tus guiones sean tan memorables e impactantes como las películas y series que te entusiasman.

4. Pretender ser original.

No hay nada menos original en el mundo que pretender ser original forzadamente. Es otra forma de caer en el cliché y los lugares comunes.

La única forma que existe de hacer algo nuevo, algo distinto, de ser original, consiste en ser tú mismo.

Tú ya eres original, único, pero no te has dado cuenta porque convives contigo mismo veinticuatro horas al día y es difícil que lo notes.

Como todo ser humano, tú tienes una forma personal y única de ver la vida. Nadie mira el mundo de la forma en que tú lo haces. Cualquier historia que escribas, si lo haces con honestidad y sin miedo, será original porque nadie siente la vida de la misma manera que tú.

Muestra al espectador cómo es tu mirada sobre el mundo. Ahí reside la auténtica originalidad.

5. Dar más importancia a la forma que al fondo.

El guionista se dedica a escribir historias que van a ser expresadas mediante imágenes y, por lo tanto, la forma, la estética, el estilo, son primordiales. Nadie niega eso.

Pero una película que se limite a cuidar la forma sin tener como base una trama bien construida, con personajes sólidos, con un conflicto bien planificado y mejor desarrollado, con unos diálogos efectivos… es como una bonita caja de regalo con un bello envoltorio pero que cuando la abres descubres que está vacía.

A todos nos gusta ver imágenes bonitas, impactantes y sugerentes en una película pero ¿quién es capaz de aguantar dos horas viendo imágenes preciosas si una buena historia que les dé sentido?

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.

Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.

Escribe a info@cineseriesytecnicasdeguion.com para solicitar información y tarifas.

Cómo escribir un guion barato que tenga posibilidades de convertirse en película

Como guionista, captar el interés de una productora por tu trabajo no es sencillo.

Hay mucha competencia, puede que no conozcas a nadie influyente dentro del mundillo de los audiovisuales, quizás estás harto de enviar tus guiones  a productoras y sospechas que nadie se toma la molestia de leerlos.

Es posible que hayas decidido producirlo tú mismo con ayuda de tus amigos.

Escribe barato y tendrás más posibilidades de que tu guion llegue a ser la película que deseas.

Doce consejos para escribir un guion barato:

1-Sitúa el argumento de tu guion en la época actual.

Una historia que sucede en el siglo XV necesita un presupuesto en diseñadores, decoración, maquillaje, peluquería, investigación, localizaciones, sastrería, etc. que no precisa una película que suceda en 2018.

2-Utiliza los menos personajes posibles.

Cuantos más personajes tenga tu guion, más actores necesitarás… y eso cuesta dinero. Cuando corrijas tu guion, elimina de tu historia todos los personajes que puedas. También puedes fundir varios en uno solo, dándole a uno las acciones y diálogos de varios.

3-Nada de escenas de multitudes.

No hace falta explicarte que cuantas más personas aparezcan en una escena más cara será la película.

4-Evita las historias fantásticas que exijan crear un mundo propio y/o efectos especiales.

Este tipo de películas exigen un gran equipo de especialistas y elementos técnicos que conviertan lo imposible en posible… Y eso es caro.

5-No incluyas explosiones espectaculares, bombardeos y similares.

Este tipo de escenas, cuando están bien hechas, nos gustan a todos pero exigen expertos no sólo en explosiones sino en que éstas sucedan en el momento adecuado, consiguiendo la imagen oportuna y sin que nadie resulte herido.

El productor tendrá que gastarse mucho dinero en material, equipo humano y… polizas de seguro.

6-Que tu guion no sea demasiado largo.

Si puedes contar tu historia en 70 páginas no la alargues más. Cuanto más corto es un guion más barato resulta.

7-Utiliza pocas localizaciones.

Cuantas más localizaciones, más días de rodaje y, por lo tanto, más cara será la película.

8-No incluyas localizaciones en lugares famosos.

Si pretendes rodar en la Torre Eiffel,  Times Square o la Gran Vía madrileña te va a salir muy caro.

9-No te vuelvas loco incluyendo temas de músicos muy conocidos.

¿Es imprescindible para que funcione tu historia que utilices un tema de Bob Dylan o de U2? Seguro que los puedes cambiar por otros cuyos derechos de autor sean más asequibles.

10-Si vas a producir tu propio guion, empieza por hacer una lista de los amigos y elementos materiales que posees y escribe tu historia a partir de ahí.

Es lo que hizo Robert Rodriguez cuando se planteó su primera película, “El Mariachi”. Escribió su guion teniendo en cuenta los medios con los que contaba.

11-Escribe historias de terror.

Las historias de terror pueden ser baratas porque es posible hacerlas con un número reducido de personajes y en pocas localizaciones.

12-Escribe dramas personales.

Las historias familiares, de parejas, de conflictos entre amigos o compañeros de trabajo, etc. requieren pocas localizaciones, no tienen efectos especiales y no necesitan una gran cantidad de personajes.

Si sigues estos doce puntos (o la mayoría de ellos), tendrás más posibilidades de ver tu guion en pantalla, ya sea porque alguna productora se interese por él o porque decidas rodarlo tú mismo.

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una tutoría con seguimiento personalizado hasta que termines tu guion.

Escribe a info@cineseriesytecnicasdeguion.com para solicitar información y tarifas.