¿Qué es el documento de venta de un guion y cómo se escribe?

Existen varios tipos de documento de venta dependiendo de su finalidad, pero todos tienen algo en común: están destinados a que alguien (productor o inversor) sienta deseos de leer el guion.

El documento de venta es lo que envías a las productoras como presentación de tu largometraje o proyecto de serie para preguntarles si están interesadas en que les hagas llegar el guion completo de la película o la biblia de la serie. Es como tu tarjeta de visita en un primer contacto.

Por regla general, es aconsejable que el documento de venta no sea muy extenso ya que se dirige a personas que están hartas de leer guiones y proyectos de historias, hay que intentar interesarles sin que les desanime la perspectiva de tener que emplear demasiado tiempo en averiguar si tu guion les puede gustar o no.

¿Qué incluir en el documento de venta?

1. Portada:

Una primera página o portada que sea una especie de cartel de película, con una imagen impactante (puedes buscar por internet, en bancos de imágenes y encontrarás muchas gratis y con licencia legal para utilizarlas). Sobre dicha imagen sólo debe figurar el título de la serie y tu nombre como guionista.

2. Lema o high concept:

Una segunda página que sea otra fotografía alusiva a la serie o que muestre algún escenario o situación que refleje de alguna manera el universo de tu guion y que tenga un lema, una frase que creas que puede definir tu historia a la vez que provoque curiosidad.

Algo así como el subtítulo que aparece en las cubiertas de muchos libros o en los carteles publicitarios de las películas. Esta segunda página no es imprescindible pero sí aconsejable.

3. Argumento:

En la tercera página se incluye una sinopsis (lo más breve posible) del largometraje o de la primera temporada de la serie.

Es habitual que esta sinopsis ocupe la mitad de la página y la otra mitad sea otra fotografía que de alguna manera exprese lo que se quiere contar en el guion.

4. Si es una serie, storyline de los episodios de la primera temporada:

Puedes incluir una página con la storyline de cada uno de los episodios de la serie. También con alguna fotografía, a ser posible.

5. Localizaciones:

Algunas fotos mostrando el tipo de espacios en que sucede la acción con algún comentario (unas pocas líneas) sobre la atmósfera y la estética que se pretende conseguir.

6. Nota del autor:

Unas pocas líneas en las que resumes tu visión del proyecto y las razones que te han impulsado a escribirlo.

7. Referencias:

En esta página enumera películas y/o series que puedan tener similitudes con tu proyecto para que los posibles productores se hagan una idea de lo que puede ser el producto final.

Además de los títulos de las series o películas, se incluyen sus carteles oficiales o fotos de las mismas que sean muy significativas y fácilmente reconocibles.

8. Currículum:

En la página siguiente pones un breve currículum o biografía tuya. Si es tu primer proyecto y no tienes currículum, no incluyas esta página.

9. Reparto:

Otra página (o dos) con el reparto potencial de la serie. No es necesario que los actores estén contratados o se haya hablado ya con ellos, puesto que es un reparto “potencial”. Se incluyen, evidentemente, las fotos de dichos actores y el nombre del personaje al que interpretarían.

10. Contacto:

Aquí pones tus datos de contacto (que ya habrás incluido, evidentemente, en el correo de presentación en el que adjuntarás este documento de venta).

Este es un tipo de documento de venta bastante habitual tanto para largometrajes como para proyectos de serie (no confundir con la «biblia» de la serie, de esa hablaremos en otra entrada). Es un modelo orientativo: modifica los puntos que desees, adáptalo a las necesidades de tu proyecto y… ¡buena suerte!

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, pide un análisis de proyecto o una tutoría con seguimiento personalizado hasta que termines tu guion.

Escribe a info@cineseriesytecnicasdeguion.com para solicitar información y tarifas.

Si quieres escribir un buen diálogo, haz que tus personajes mientan de vez en cuando

Dos de los fallos más habituales que suelen cometer los guionistas principiantes a la hora de escribir diálogos son:

  1. Sus personajes dicen todo lo que se les pasa por la cabeza.
  2. Son absolutamente sinceros cuando hablan.

Si queremos que nuestros personajes sean creíbles debemos hacerles hablar como personas reales. Y los seres humanos no decimos nunca todo lo que se nos pasa por la cabeza, ni siempre decimos la verdad.

Los personajes pueden y deben mentir

Los personajes de tu guion pueden y deben mentir porque:

  • Así la película se vuelve imprevisible y más interesante.
  • Conseguimos sorprender al espectador cuando le descubrimos que la verdad no es la que él creía.
  • Cuando el espectador sabe que no puede confiar en la sinceridad del personaje, éste se vuelve más ambiguo y, por lo tanto, más interesante.

Diferentes formas de mentir:

Existen diferentes formas de faltar a la verdad y  todas pueden ser efectivas dramáticamente si las utilizamos a la hora de escribir nuestros diálogos:

1. Mentir directamente

Esta forma de mentir no tiene mucho misterio, se trata de decir que lo blanco es negro, que hoy has ido al gimnasio cuando no lo has hecho…

Es la manera en que le mienten al detective Jake Gittes (Jack Nicholson) en “Chinatown”, al principio, cuando una cliente dice ser la Sra. Mulwray y le encarga que siga a su marido para averiguar si le está siendo infiel.

Más tarde Gittes y nosotros los espectadores descubriremos que esa mujer no es la Sra. Mulwray ni pretende averiguar si él está teniendo una aventura con una jovencita.

2. Mentir por omisión

También en “Chinatowwn” se miente por omisión. Lo hace el personaje de Faye Dunaway (Evelyn Mulwray) en la escena en que ella y Gittes están sentados en el bar:

Gittes ha averiguado que todos le engañan y manipulan. Está enfadado y ha sacado sus propias conclusiones de por qué le mienten y sobre lo que en realidad sucede y así se lo hace saber a Evelyn.

Nosotros como espectadores estamos de acuerdo con Gittes porque sus razonamientos nos parecen lógicos. Pero Gittes (como nosotros) no tiene todos los datos y se equivoca al interpretar los hechos.

Evelyn sí que sabe la verdad pero calla. Con su silencio, ella hace que Gittes y nosotros pensemos que él está en lo cierto. Evelyn ha mentido por omisión.

5. Inducir al personaje que escucha a llegar a conclusiones erróneas

Es lo que hace el villano de “Sospechosos habituales”: Se aprovecha del error que ha cometido la policía respecto a la identidad de uno de los personajes al principio de la película y alimenta esa conclusión errónea de los agentes y los espectadores durante casi todo el film.

4. Mentirse a sí mismo

Cuando el personaje (como las personas reales hacemos a menudo) se engaña a sí mismo porque no quiere reconocer una realidad que le hace sentirse mal.

Es lo que sucede en “Los Puentes de Madison” (“The Bridges of Madison County”) cuando Francesca (Meryl Streep) le dice a Robert (Clint Eastwood) que no va a marcharse con él.

Las excusas que Francesca da no tienen ningún sentido, las va ideando a medida que habla porque no quiere reconocer la verdad:

La única razón por la que no se irá con Robert es que le da miedo el salto al vacío que eso supone. Su vida es aburrida y a ella le atrae la aventura y el riesgo, pero su rutinaria vida es segura y Francesca no tiene el valor suficiente para llevar a cabo un cambio tan rotundo.

5. No distinguir entre realidad e irrealidad

No se puede decir que no diferenciar lo que es real de lo que no lo es sea exactamente mentir, pero se le parece bastante.

Es lo que le sucede a Norman Bates (Anthony Perkins) en “Psicosis” (Psycho) cuando le dice a Marion (Janet Leigh): “Mi madre y yo vivimos aquí solos desde hace diez años”.

Es posible que Norman esté siendo sincero en ese momento pero más tarde descubriremos que Bates es un psicótico que hace mucho que no percibe la realidad.

Hacer que tus personajes mientan directamente o por omisión, que induzcan a otros personajes a sacar conclusiones erróneas, se engañen a sí mismos, falten a la verdad porque no distinguen lo real de lo irreal… es una manera de conseguir que tu guion sea más interesante y tus personajes ganen en verosimilitud y profundidad.

No lo olvides: Si quieres escribir un buen diálogo, haz que tus personajes mientan de vez en cuando.

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Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.

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El guionista es prisionero de sus propias reglas

Cuando el guionista escribe el primer acto de su guion presenta a los personajes, sienta las bases de las relaciones entre ellos, muestra el universo particular en el que va a suceder la historia, da la información necesaria para que el espectador pueda entender lo que se le va a contar y procura despertar el interés de la audiencia.

Además, en el primer acto, el guionista marca las reglas internas por las que se rige el mundo ficticio que está creando. Este universo imaginario no necesariamente debe funcionar del modo en que lo hace la vida real. En la ficción todo está permitido, todo puede ser creíble pero debe ser coherente. Podemos crear nuestro propio mundo completamente ajeno a la vida real pero es imprescindible que tenga su propia lógica.

Una de las preguntas mas frecuentes que me plantean los guionistas a los que asesoro es: “¿Resulta esto creíble?”. Cuando dicen “esto” se refieren a un personaje, una escena o una situación de su guion. Mi respuesta es siempre la misma: “En un guion todo puede ser creíble si sigues una lógica interna y cumples tus propias reglas”. Esas reglas las crea el guionista en el primer acto y, a partir de ahí, pasa a ser su prisionero.

Cuando el espectador se sienta a ver una película y desea disfrutar de ella, lo primero que hace es suspender su incredulidad. Es decir, durante el tiempo que dure la historia el espectador juega a creer cosas que está convencido de que no existen en la vida real: zombis, vampiros, monstruos, etc. Sin la suspensión de la incredulidad es imposible disfrutar de determinadas narraciones y, por ello, todos la ponemos en práctica cuando queremos deleitarnos con ellas.

Ahora bien, todo tiene sus límites: Si has empezado tu guion mostrando el mundo frenético y cargado de adrenalina de un bróker de bolsa como, por ejemplo, el protagonista de Wall Street Wolf (El lobo de Wall Street), un universo totalmente realista y materialista, y en mitad de la película aparecen unos extraterrestres que pretenden vengarse del protagonista porque les ha hecho perder mucho dinero en sus inversiones en la bolsa, va a ser difícil que el espectador no se ría a carcajadas y pierda todo interés por tu película. O si, en el tercer acto de The Wall Sreet Wolf, el personaje que encarna Leonardo Di Caprio tuviera una visión mística que, súbitamente, le transformara interiormente y le hiciera acabar de monje budista en el Tíbet, la gente saldría del cine diciendo que la película es una completa estupidez.

¿Por qué pasa esto? Porque durante el primer acto de tu historia has mostrado al espectador un universo que funciona con determinadas reglas: las del mundo de los brokers y las grandes inversiones. Un ambiente pragmático, materialista, en el que no hay lugar para la fantasía o la espiritualidad y estás obligado a respetar las reglas que tú mismo has creado.

¿Significa esto que no puedes mezclar en un guion inversores de bolsa con extraterrestres, que no es posible crear un trader vampiro o contar la evolución interior de un personaje pragmático y materialista que acaba convirtiéndose en un asceta? Por supuesto que no: Se puede crear cualquier historia y mezclar en ella los elementos más inverosímiles y opuestos posibles siempre que hayas sentado las bases para ello al principio del guion.

Si en el primer acto has presentado al espectador un mundo materialista y frenético pero con ciertos atisbos de fantasía (quizá a nuestro bróker se le aparezca determinado personaje un tanto bizarro, o el propio protagonista tenga comportamientos que nos pueden parecer excéntricos o ilógicos) nos sorprenderá pero nos parecerá creíble que, más adelante, se nos cuente que ese personaje un tanto bizarro es un extraterrestre.

O si en el inicio has mostrado que este bróker, además de ser codicioso y superficial, está insatisfecho con el tipo de vida que lleva, que siente la necesidad de transcendencia o que tiene un sentimiento de vacío que intenta llenar, sin éxito, con una cotidianeidad de dinero, sexo y drogas, sí que nos resultará creíble que se involucre en un viaje interior que acabe llevándole a ser un asceta budista en el Tíbet.

Cuando trabajes el primer acto de tu guion, sé muy consciente de esto: puedes inventar cualquier cosa que desees, hacer creíbles los personajes y hechos más inverosímiles pero, para ello, debes cumplir tus propias reglas y ser consciente de que eres prisionero de ellas.

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Ejercicio para la creación de personajes

Los personajes son el elemento dramático más importante con que cuenta el guionista para desarrollar su historia. Es, por lo tanto, imprescindible dominar su creación y construcción.

El siguiente ejercicio consiste en crear personajes, darles forma y familiarizarse con ellos. Se puede hacer como “gimnasia” creativa, para mejorar como guionista, pero también es un buen recurso para cuando estás bloqueado.

No es necesario hacerlo de una sentada, se puede realizar en varias etapas, ya que consta de 3 partes bien diferenciadas:

1. Crea y describe seis personajes:

a) Piensa seis nombres de persona (tres femeninos y tres masculinos). No te entretengas mucho en seleccionarlos, quédate con los primeros que te vengan a la cabeza.

b) Imagina cómo son estos personajes y descríbelos en veinticinco palabras (o menos) que definan su carácter. Olvídate de su físico, lo importante es cómo son por dentro, cómo actúan, cómo ven la vida. Por ejemplo:

– Marta: Es ruidosa, habla en voz muy alta y se cree todas las noticias que ve en televisión. Le gusta ser el centro de atención.

– Rubén: Tímido y poco sociable, es un conspiranoico que, aunque de trato amable y educado, detesta su trabajo porque le obliga a tratar con demasiada gente.

Una vez tengas tus seis personajes, pasa a la segunda parte del ejercicio:

2. Escribe un monólogo interior de cada personaje:

Redacta un monólogo interior como los muchos que cada uno de nosotros realiza diariamente mientras camina por la calle, quita el polvo de los muebles o espera en la consulta del médico.

No te demores demasiado en decidir qué tienen que pensar tus personajes, simplemente escribe lo que se te vaya pasando por la cabeza, de forma automática. No importa si, a medida que vas avanzando, surgen contradicciones o incoherencias: se trata de que exteriorices todo lo que se te vaya ocurriendo, que dejes volar tu imaginación y ejercites tu creatividad.

Una vez hayas terminado, lee lo que hayas escrito y elimina lo que no te sirva: quita incoherencias, clichés y todo lo que no te guste o no te parezca correcto. Reduce cada monólogo a un máximo de 250 palabras.

Esta parte del ejercicio te habrá servido para familiarizarte con tus personajes y para espolear tu imaginación.

3. Crea una situación en la que intervengan los seis personajes y desarróllala en una escena.

No se trata de que escribas un cortometraje ni una historia con planteamiento, nudo y desarrollo. Sólo tienes que imaginar una situación en la que tomen parte los seis: Un viaje en autobús, la sala de espera de un dentista, un accidente de automóvil, un banquete de bodas, etc.

Tampoco es necesario que todos tengan la misma importancia ni participen en la misma medida. Unos pueden tener más protagonismo que otros y no es imprescindible que todos interactúen entre sí.

El objetivo de esta parte del ejercicio es que te familiarices con los personajes, que los “veas” moverse y los “oigas” hablar para que luego seas capaz de hacerlos actuar y reaccionar con naturalidad en tu guion.

Como ya he escrito en el inicio, este ejercicio no sólo sirve como práctica para mejorar tu escritura, también puede ser una manera de superar el bloqueo creativo y acabar escribiendo un guion completo.

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No es lo mismo logline que storyline

No hay gran diferencia entre una logline y una storyline, de hecho, a menudo se las confunde porque ambas consisten en resumir en unas pocas líneas el guion. Pero, aunque logline y storyline se parezcan mucho, no son lo mismo.

¿Qué es una logline?

Una logline consiste en una o dos frases que definen la esencia de una historia y hace que quien la lea se interese por ella.

Resulta muy útil para presentar el guion a una productora ya que, cuando está bien redactada, da una idea definida del tipo de historia, género, ambiente y conflicto principal del protagonista.

La logline debe decir:

               – quién es el protagonista.

               – qué acción emprende hacia un objetivo.

               – el arco emocional del personaje.

               – si consigue, o no, su objetivo.

Veamos un ejemplo de la que podría ser la logline de una película clásica, “Casablanca” (ejemplo imaginario porque ni siquiera sé si los guionistas de “Casablanca” utilizaron logline):

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas. Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud tras conocer a un líder de la resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama.

Esta logline tiene sólo 54 palabras pero nos da mucha información. Analicémosla:

“Durante la Segunda Guerra Mundial”: Sitúa el relato en su momento histórico.

“Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas”. Nos dice quién es el protagonista, el ambiente y el tipo de personajes que pueblan la historia y el lugar geográfico en el que transcurre.

“Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud”. Este es el arco del personaje, que pasará de una actitud de indiferencia ante la guerra a implicarse en ella.

“Tras conocer a un líder de la Resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama”. Aquí están sintetizados primer punto de giro, y el segundo y tercer acto. El punto de giro es ese encuentro con el líder de la Resistencia que hace que Rick se cuestione su postura indiferente ante la guerra (segundo acto) para acabar implicándose en la lucha hasta el punto de renunciar al amor de su vida (tercer acto y escena final).

Como se puede apreciar, en la logline apenas se dice nada del segundo acto, pasamos por él de puntillas desde el primer punto de giro: “tras conocer a un líder de la Resistencia” hasta el tercer acto: “al que ayudará a escapar de los nazis”. Esto es así porque damos por descontado que lo que sucederá en este bloque de la historia serán una serie de obstáculos que el protagonista deberá sortear para llegar al final que ya hemos definido.

¿Qué es una storyline?

La storyline es una breve sinopsis del guion, unas pocas líneas en las que decimos quién es el protagonista, el antagonista (si lo hay), el primer punto de giro, el segundo acto, el segundo punto de giro, el tercer acto, insinuamos la escena final (el clímax) y definimos el arco del personaje.

Aunque no es imprescindible, resulta muy práctico dividir la storyline en tres frases (una por cada acto del guion) para ordenar lo que contamos y darle más claridad. Estas tres frases deben incluir:

Frase nº 1 – Quién es el protagonista o protagonistas, el antagonista (si lo hay), dónde sucede la trama y la situación del personaje antes de que la historia se ponga en marcha. Es decir, un resumen del primer acto.

Frase nº 2: Primer punto de giro y segundo acto.

Frase nº 3: Segundo punto de giro, tercer acto e insinuación del clímax.

Veamos ahora la posible storyline de Casablanca en comparación con su logline. Si la logline era:

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas. Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud tras conocer a un líder de la resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama.

La storyline puede ser:

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas y él, idealista desengañado, prefiere mantenerse neutral.

Cuando Víctor, un líder de la Resistencia al que persiguen los nazis, y su esposa, Ilsa (la mujer de la que estuvo enamorado Rick tiempo atrás) necesitan la ayuda de Rick, éste debe luchar consigo mismo pues ni desea implicarse en la guerra ni confía en Ilsa, que le defraudó.

Ilsa logra convencer a Rick de que sigue amándole y ambos deciden huir de Casablanca pero, en el último momento, Rick comprenderá que ayudar a Víctor a escapar de los nazis es más importante que su felicidad personal y renuncia a Ilsa para facilitar la salvación de Víctor.

Antes de empezar a escribir nuestro guion, la storyline es imprescindible para asegurarnos de que realmente tenemos una historia que contar y no una idea difusa, algún personaje, un par de escenas… y nada más.

En la storyline, si está bien redactada, tenemos todos los elementos importantes del relato: los personajes principales, la situación en la que se encuentran al principio de la narración, el hecho que hace que se inicie el conflicto y la historia se ponga en marcha, el objetivo del personaje que hace que éste luche en el segundo acto, el momento en que se consigue, o no, el objetivo y en el que se aprecia cómo el personaje ha cambiado a lo largo del guion.

Si tenemos storyline podemos estar seguros de que tenemos guion. Con una buena storyline, podemos sentarnos a escribir nuestro guion tranquilamente porque ya tenemos un final al que dirigirnos y una estructura que dé coherencia y concentración a nuestra historia.

La storyline nos garantiza que no nos quedaremos atascados en la página 10 o 20 de nuestro guion sin saber cómo seguir y nos evita descubrir que no tenemos historia cuando ya llevamos tres semanas escribiendo.

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