¿Por qué es más fácil adaptar al cine un relato que una novela?

Los guiones de muchas grandes películas son adaptaciones de relatos. Por ejemplo, el largometraje “A.I.” (Inteligencia Artificial), escrito por Steven Spielberg e Ian Watson, está basado en el cuento “Supertoys Last All Summer Long” de Bryan Aldyss.

También “El Curioso Caso de Benjamin Button”, del guionista Eric Roth, tiene origen en un relato, en este caso escrito por F. Scott Fitzgerald y con el mismo título que la película. “Million Dollar Baby” (guion de Paul Haggis y dirección de Clint Eastwood) es la adaptación de varios relatos del exboxeador F.X. Toole, Pulp Fiction, La Bella y la Bestia… podríamos seguir durante horas.

Pero vayamos a lo que, como guionistas, nos interesa: ¿Es más fácil adaptar al cine un relato que una novela? ¿Por qué?

1. Una de las ventajas que tienen los novelistas sobre los guionistas es que los primeros no tienen un tiempo límite para contar sus historias: una novela puede tener tantas páginas como necesite su autor para narrar lo que desea. El guionista, en cambio, debe ajustarse al tiempo estándar de duración de una película, su guion no puede ser ni demasiado corto ni excesivamente largo.

La mayoría de las novelas suelen ser largas para adaptarlas a los 90-120 minutos que dura una película. En cambio, los relatos, por su brevedad, se pueden contar bien en el tiempo que dura un largometraje.

2. Un relato se centra en pocos personajes y en una trama principal, al igual que sucede en una película, en cambio, en una novela suele haber bastantes subtramas que habrá que eliminar en la adaptación si queremos mantener la historia centrada.

3. También es muy probable que en la novela haya muchos personajes y se tenga que prescindir de algunos para mantener la trama principal centrada y no marear al espectador. Esto no pasa en un relato que ya suele basarse en pocos personajes.

4. La adaptación de un relato permite al guionista ser creativo, ya que es habitual que tenga que hacer crecer la historia y los personajes hasta conseguir un guion que dure unos 100 minutos, mientras que en la novela sucede lo contrario.

5. Las buenas novelas no se limitan a contar hechos y situaciones sino que profundizan en ellos y reflexionan sobre lo que sucede. En cambio, los relatos (como el cine) se centran en las acciones de los personajes, no tienen tiempo para reflexionar y profundizar, su fuerza reside en el conflicto. Por eso, los relatos son, de forma natural, más cinematográficos que las novelas.

6. También son más cinematográficos los relatos porque no pierden el tiempo: enseguida presentan al personaje principal y plantean el conflicto.

¿Significa esto que llevar novelas al cine es un error? Por supuesto que no. Hay grandes películas surgidas de novelas y seguro que ahora mismo se te están pasando unas cuantas por la cabeza. Pero es innegable que resulta mucho más fácil adaptar un relato.

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Ejercicios para practicar la construcción de personajes

No basta con crear un personaje con características interesantes, hay que mantener y desarrollar las mismas a lo largo de todo el guion. Necesitamos construir personajes coherentes que mantengan su personalidad durante toda la narración.

Por eso es importante que el guionista practique la construcción de personajes. Los siguientes dos ejercicios te pueden ayudar a ello:

Cambia el rol del protagonista y el antagonista

Toma una de tus películas favoritas y cambia la posición de su protagonista y antagonista en la trama.

Por ejemplo: ¿Qué pasaría si, en “Psicosis”, Norman Bates fuera el inocente chico que cuida de su madre impedida y Marion fuera una peligrosa delincuente que ha ido al Motel Bates para matar y robar a sus propietarios? O, ¿Qué pasaría si Freddy Krueger fuera un buen hombre, marginado por su aspecto, y sus víctimas fueran una banda de terroristas que prepara un atentado?

Escribe una o dos escenas (no más de un par de páginas) en las que se muestre esto.

Cambia la caracterización

Elige una película que conozcas bien y cambia drásticamente el perfil psicológico de sus personajes principales.

Por ejemplo: ¿Qué pasaría si el personaje de Julia Roberts en “Pretty Woman”, en lugar de ser una chica alocada y un tanto ingenua, fuese una mujer calculadora y fría? ¿Y si el personaje de Richard Gere, en la misma película, fuese un narcotraficante buscado por la DEA?

Escribe una o dos escenas (no más de un par de páginas) en las que se muestre esto.

Estos dos ejercicios te ayudarán a mejorar los personajes de tus propias historias y ¿quién sabe? puede que te inspiren para escribir un guion.

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Cómo escribir una buena escena de suspense

En España lo llamamos “suspense”; en Hispanoamérica, “suspenso”. En ambos casos nos referimos a ese sentimiento de ansiedad e incertidumbre, esa necesidad apremiante de saber qué va a ocurrir que sentimos cuando estamos viendo determinadas escenas de una película o leyendo ciertos pasajes un libro.

Experimentamos una sensación de suspense (o suspenso) cuando vemos que la protagonista de una película camina de noche por una calle solitaria, apenas iluminada por la luna, y los espectadores sabemos que el asesino anda cerca.

El suspense no es algo privativo del terror, la amenaza de muerte o de situaciones peligrosas. También hay suspense cuando el chico está a punto a declararse a la chica y sentimos la necesidad apremiante de saber si ella aceptará o no.

O cuando un personaje infantil acaba de hacer una travesura y esperamos impacientes la reacción del padre.

Cómo se activa el suspense en un guion

No sólo en un guion cinematográfico o de televisión, también en una obra literaria para provocar en el espectador o lector esa necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a ocurrir se deben seguir los siguientes pasos:

El Anuncio:

Contamos al espectador que algo está a punto de ocurrir.

Es lo que hacemos cuando mostramos a la chica de la película hablando por teléfono en su casa, tranquilamente, y después presentamos al asesino que merodea en el jardín.

La Demora:

En lugar de contar enseguida si el asesino entrará en la casa o no, aplazamos la respuesta entreteniéndonos con acciones que parecen innecesarias desde el punto de vista narrativo (puesto que no dan información nueva ni hacen avanzar la acción) como pueden ser las imágenes de él espiando a la joven, la conversación anodina de ésta con su mejor amiga, etc.

Reducción de alternativas:

Hacer que el espectador no se distraiga pensando en diferentes soluciones para la situación que está presenciando. Restringir a sólo dos las posibles respuestas a la pregunta planteada (la matará-no la matará, sí-no, vida-muerte, salvación-perdición).

Es lo que conseguimos cuando ella sigue hablando por teléfono y él saca su cuchillo y entra en la casa sin hacer ruido.

Exageración de la demora:

Consiste en retrasar la respuesta anhelada por el espectador mediante acciones aparentemente innecesarias (el asesino que, en lugar de ir directamente al salón en el que se encuentra la protagonista, se dirige a la habitación de los padres, a la sala de estar, a la biblioteca…).

Siguiendo estos cuatro pasos conseguirás buenas escenas de suspense siempre que no olvides que para que el espectador sienta la necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a pasar, antes debes haber provocado su identificación con el personaje.

 

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Ejercicios para utilizar diferentes elementos de información en una escena

Un error bastante común en guionistas noveles es el de olvidar que, además de los diálogos y las acciones del personaje, todo lo que se ve en la pantalla es un elemento potencial de información que puede ser usado para contar la historia.

Los siguientes ejercicios sirven para potenciar la utilización del decorado, los objetos que hay en este, la luz, el sonido ambiente, etc. como elementos narrativos.

Ejercicio 1:

1. Piensa en un escenario concreto, no importa si es interior o exterior. Puede ser una calle, una playa, un despacho, un restaurante o cualquier otro sitio que te venga a la cabeza.

2. Sitúa a un solo personaje en él.

3. Escribe tres breves escenas (menos de una página), sin diálogos, con el mismo personaje y en el mismo escenario. La primera escena debe mostrar al espectador que la película es una comedia, la segunda debe dar la impresión de que se trata de una historia de terror y la tercera debe parecer una producción dirigida al público infantil.

Para conseguir resultados tan distintos, apóyate en el tipo de luz (¿es de día? ¿de noche? ¿verano? ¿invierno? ¿llueve? ¿hace sol?), el sonido ambiente, el vestuario del personaje, la forma en que se mueve en el escenario, si encuentra o lleva consigo algún objeto y la forma en que lo utiliza…

Ejercicio 2:

1. Piensa en un personaje que está solo en un despacho.

2. Escribe tres escenas cortas (menos de una página) y sin diálogos en las que, por el aspecto de dicho personaje y la forma en que se comporta e interactúa con los diferentes objetos del decorado sepamos que:

a) En la primera escena el personaje es el dueño del despacho, está nervioso y espera a alguien.

b) En la segunda, es un ladrón inexperto y bastante torpe que ha entrado a robar.

c) En la tercera es un visitante que acude por primera vez al despacho, está esperando a ser atendido y está preocupado por algo.

Como puedes ver, son dos ejercicios sencillos que espolearán tu imaginación y ayudarán a enriquecer tu escritura y a hacer más creativos tus guiones. ¡Adelante con ellos, guionista!

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Cómo escribir buenas descripciones

Las descripciones de un guion son, posiblemente, la parte del mismo a la que menos atención prestan muchos guionistas. Es habitual que se preocupen por los personajes, por su creación y construcción, que trabajen los diálogos y los escriban y reescriban buscando mejorarlos cada vez más, pero las descripciones suelen ser el pariente pobre al que apenas se hace caso.

Craso error, porque las descripciones son las que harán que el lector de tu guion pueda imaginar la película en su mente y experimentarla de forma visual mientras lee lo que has escrito.

Las descripciones de un guion de cine o televisión no son como las literarias, tienen sus propias características y hay varios puntos que deberías tener en cuenta a la hora de redactarlas:

1. Evita describir movimientos de cámara, planos o encuadres.

Esos detalles son competencia del director y deben desarrollarse en el guion técnico que él realice. Recuerda que tú estás escribiendo el guion literario.

Aunque pienses dirigir tu guion, deja la parte técnica para el guion técnico o marearás al lector de tu guion que tendrá que estar imaginándose movimientos de cámara y encuadres mientras intenta juzgar la trama y familiarizarse con los personajes. Se sentirá confuso y tenderá a pensar que tu guion no está bien escrito.

Por otro lado, cuanto más larga sea la descripción, más sensación de lentitud dará el guion.

2. Que la descripción sea lo más corta posible

No pierdas el tiempo describiendo con todo detalle el vestuario de los personajes, ni todos y cada uno de sus gestos. No impacientes al lector con detalles inútiles sobre los muebles o enumerando los ingredientes de los tres platos y el postre que está tomando el protagonista en la escena.  Describe sólo lo esencial para que el lector se imagine el escenario, los personajes y sus acciones.

Cuanto más larga sea la descripción más ralentizará la lectura y dará la sensación de que la película es lenta y confusa. Confía en la imaginación del lector.

3. No describas nada que no se pueda ver en pantalla

No nos cuentes qué piensa el personaje porque eso no se va a ver en pantalla, ni le digas al lector que determinada acción simboliza no sé qué porque eso no se va a ver en pantalla.

Recuerda que escribir un guion es contar una historia mediante personajes y sus acciones y que lo que prima es la imagen. Así que si quieres que el espectador sepa lo que piensa un personaje, tendrás que idear una situación en la que, por su forma de reaccionar, quede patente lo que piensa.

4. Evita indicar canciones y/o músicos concretos para la banda sonora

Ni eres el encargado de la banda sonora ni puedes estar seguro de que los temas y músicos que a ti te gustan puedan ser usados en la película sin contravenir las leyes de derechos de autor.

5. No olvides que el guion literario es una herramienta de trabajo

El guion literario no es una obra acabada como lo puede ser una novela o un relato. El guion literario es el plano sobre el que se construirá la película. Es, por lo tanto, una herramienta de trabajo que usarán muchas personas: el equipo de producción, el de arte, los actores, el director, etc.

Las descripciones forman parte de esa herramienta y el guionista debe escribirlas pensando en ello y facilitando la labor de todos aquellos que intervengan en la película.

¿Estás de acuerdo con los puntos anteriores? ¿Añadirías o quitarías alguno?

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27 cosas que NO deberías hacer en tu guion

La lista podría ser mucho más larga pero no quiero que la entrada se haga interminable. He aquí 27 de las muchas cosas que no se deberían hacer en un guion:

1. No incluyas en las descripciones nada que no se vaya a ver en la pantalla: Ni los pensamientos ni los sentimientos de los personajes se van a ver en pantalla (a menos que crees una situación en la que los muestres por la forma en que los personajes actúan o reaccionan).

2. Tampoco incluyas en las descripciones los motivos por los que el personaje se comporta de la forma en que lo hace, eso no lo verá el espectador.

3. No escribas diálogos en los que los personajes digan lo que ya se está viendo en la escena.

4. No te pases con los adjetivos y la poesía en tus descripciones, no estás escribiendo una novela.

5. No incluyas indicaciones técnicas o movimientos de cámara en tu guion. Incluso si piensas dirigirlo tú, ahora estás escribiendo el guion literario, ya te encargarás del guion técnico más tarde. Y, si no lo vas a dirigir tú, no invadas el territorio del director.

6. No describas con detalle el físico del personaje o la forma en que viste, limítate a lo imprescindible.

7. El punto anterior también sirve para los decorados: describe sólo lo imprescindible.

8. No hagas descripciones muy largas siempre que puedas evitarlo porque hacen que el guion parezca lento y farragoso.

9. Procura que tu guion ocupe entre 90 y 120 páginas, ni menos ni más. Sí, sí, ya sé que existen películas que duran tres horas, pero no es lo habitual.

10. No crees un villano absolutamente malvado, dale algunos matices que lo hagan real.

11. No crees un protagonista (o cualquier otro personaje) tan excesivamente bueno que acabe siendo insoportable.

12. No construyas un protagonista tan perfecto que el espectador acabe odiándolo.

13. No crees personajes innecesarios para contar la historia.

14. No presentes demasiados personajes en las primeras páginas o el lector se sentirá confuso y no entenderá lo que está leyendo.

15. No desarrolles información del pasado del personaje que no sea necesaria para entender la trama de tu guion, al espectador no le interesa.

16. No conviertas tu guion en un discurso político o de adoctrinamiento ideológico o tu público posible se verá reducido drásticamente a aquellos que ya están convencidos de lo que les dices.

17. Procura no cometer faltas de ortografía. Todos cometemos alguna de vez en cuando, pero si tu guion está repleto de ellas va a ser difícil que el lector te tome en serio.

18. No incluyas ilustraciones en tu guion. Parece una obviedad, pero hay gente que lo hace.

19. No escribas escenas innecesarias, que no estén implicadas en la trama que se desarrolla, o tu argumento perderá fuerza y concentración.

20.Tampoco escribas escenas que no sirvan para hacer avanzar la historia.

21. No incluyas diálogos que no concuerden con el arco del personaje.

22. Tampoco le des al personaje un vocabulario que no le corresponda por edad, educación, época en la que vive o clase social a la que pertenece.

23. No escribas ninguna réplica que no sirva para hacer avanzar la historia, dar mayor profundidad al personaje o proporcionar información necesaria para que se entienda lo que se está contando (un buen chiste podría ser la excepción a esta regla).

24. No escribas un guion basado en una novela, relato o cualquier otro tipo de propiedad intelectual que no te pertenezca.

25. No incluyas canciones o piezas musicales concretas en tu guion porque: a) no es tu trabajo, b) no sabes si el autor está dispuesto a vender o ceder su derechos.

26. No plagies tu película favorita.

27. No escribas sobre temas que no conoces sin hacer antes un concienzudo trabajo de investigación.

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Un guion es tan bueno como lo es su villano

Aunque, como espectadores, nos identificamos con los protagonistas de las películas y series de televisión que nos gustan, lo cierto es que muchas veces son los villanos, los antagonistas, las auténticas estrellas de las historias de más éxito:

¿Crees que las aventuras de Batman tendrían tantos seguidores si no existiera el Joker?

Han transcurrido más de cien años desde que Bram Stoker escribiera “Drácula” y casi se nos olvida que el célebre vampiro no era el protagonista sino el antagonista de la novela y de casi todas las películas que se han producido sobre él desde entonces.

El impacto que causó la película “El Silencio de los Corderos” se basa en un magnífico villano que ni era protagonista ni antagonista, sino un personaje catalizador que ayudaba a mantener la historia en movimiento y daba información necesaria para que avanzase la acción. Sí, me refiero al inolvidable Hannibal Lecter interpretado por Anthony Hopkins y que eclipsó a la protagonista, Clarice Starling, y al antagonista, el asesino apodado Buffalo Bill.

A la hora de escribir un guion hay que dedicarle tanto o más tiempo y atención al villano que al protagonista, aunque suele ser más divertido crear y desarrollar al malvado que al “chico de la película”. ¿Por qué? Muy sencillo: Mientras el protagonista debe seguir unas normas éticas o morales, el antagonista puede hacer cualquier cosa que desee para conseguir su objetivo y, por lo tanto, el guionista puede ser mucho más creativo con su villano que con su héroe.

Muchas veces el antagonista del guion es todo lo opuesto al protagonista. También puede ser una versión oscura y desequilibrada de la personalidad del héroe.

Si quieres crear un villano inolvidable debes tener en cuenta que no basta con imaginar a alguien muy malvado, además debes individualizarlo, hacerlo único, darle alguna característica que lo humanice y lo aleje del cliché.

Debes tener presente que el villano no se ve a sí mismo como tal, de la misma manera que ninguna persona real -no importa lo malvada que sea- se considera a sí misma una mala persona. Seguramente, Hitler y Stalin tenían una idea más positiva de sí mismos que la que tenemos nosotros.

En el fondo, los villanos representan nuestros temores, nuestros deseos más profundos y oscuros, lo que nos da miedo de nuestro propio interior, de nuestros instintos más primarios…

Se dice que un guion es tan bueno como lo es su villano.

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Seis cosas que necesitas hacer cuando has acabado el primer borrador de tu guion

Al fin, tras meses de trabajo, has logrado escribir la palabra “fin” en tu guion. Te sientes feliz porque has conseguido un logro que para ti es muy importante. Enhorabuena, pero… ¿De verdad piensas que has terminado? No: todavía tienes que hacer unas cuantas cosas si quieres que tu guion sea el mejor guion posible:

1. Olvidarte de él durante una temporada

Puede (es casi seguro) que no estés contento con esa primera versión de tu película, sabes que tiene todavía fallos que subsanar, personajes que mejorar, escenas que no acaban de satisfacerte… pero si empiezas a corregir nada más acabar este primer borrador no vas a tener una visión clara de lo que funciona en él y lo que no.

Escribir un largometraje es un trabajo de meses, implica que has pasado mucho tiempo absorto en tu historia y has perdido la visión de conjunto sobre la misma. Empezar a corregirlo ahora es como si intentases juzgar una pintura con la nariz a pocos centímetros de ella: percibes colores, fragmentos de formas, luces, sombras… pero no ves el cuadro entero. Para tener una imagen completa de la pintura necesitas alejarte unos metros de ella. Hasta que no la observes desde la distancia no tendrás una visión entera.

Lo mismo ocurre con el guion de un largometraje: hasta que no te alejas de él durante un tiempo no eres capaz de juzgarlo en su conjunto.

¿Significa eso que debes pasar varias semanas sin hacer nada? No. Puedes dedicarte a escribir otra cosa, a corregir otro borrador que hayas dejado de lado, a leer, a ver películas que tengan algo en común con tu guion o a, simplemente, descansar.

2. Leer tu guion

Una vez ha pasado un tiempo prudencial (pueden ser unas semanas o varios meses, cada guionista tiene sus propias necesidades), volverás a tu guion con una mirada fresca sobre tu historia.

Descubrirás que escenas que creías que eran flojas ahora te parecen correctas, que diálogos que te gustaban ahora te parecen poco creíbles, que determinado giro de la acción que te encantaba ahora te parece demasiado trillado y evidente. Es la hora de que pases al tercer punto:

3. Reescribir

Es el momento de reescribir tu obra para lograr un segundo borrador que supere al primero porque ahora conoces mucho mejor a tus personajes, le has dado varias vueltas a la trama, te has asegurado de que la estructura sea correcta, etc.

4. Pedir la opinión de personas de tu confianza

Es el momento de dejar leer tu guion a gente en la que confíes. Me refiero a confianza “técnica”, no personal. Seguro que te fías mucho de tu novia, novio, primo, madre o mejor amigo, pero si ellos no son guionistas sus opiniones van a estar motivadas por el tipo de películas que les gustan, por sus gustos personales y por muchos clichés.

No es que su opinión no sea interesante, al contrario, te puede dar una idea de las reacciones de los posibles espectadores, te hará ver qué partes de la historia están bien explicadas y qué otras hay que reescribir para asegurarte de que el espectador recibe el mensaje que has querido transmitir, pero también necesitas la opinión de gente que te argumente lo que dice con razones técnicas y razonadas acerca de lo que funciona, o no, dentro de tu guion.

Debes recurrir a amigos guionistas, a compañeros de la escuela de cine (en el caso de que seas o hayas sido alumno de una de ellas) o contratar los servicios de un analista de guion. Necesitas el punto de vista de gente que no juzgue tu escrito basándose en sus gustos personales sino que sepa decirte si la estructura es correcta o no, si los personajes cumplen su función dramática o son mejorables, si has dado la información necesaria para que se entienda la historia sin que esta sea previsible, si el universo de tu historia es creíble, etc.

5. Volver a escribir

Una vez consultadas estas personas “fiables”, estás en condiciones de reescribir tu guion hasta conseguir que sea el mejor guion posible.

6. ¿Quién sabe?

Este “quién sabe” significa que un guion nunca está terminado del todo, que siempre hay algo mejorable en él y que cada vez que lo releas acabarás, inevitablemente, cambiando algo, aunque sea una frase por aquí, un fragmento de escena por allá… Sin contar con que, si tienes la fortuna de que tu guion se ruede, siempre habrá que hacer cambios por motivos de producción.

Hace poco, un cliente (y amigo) me preguntaba: “¿Cuándo sabes que un guion está terminado?” Y yo le contesté: “Nunca”. Porque un guion siempre es mejorable.

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¿Qué es el documento de venta de un guion y cómo se escribe?

Existen varios tipos de documento de venta dependiendo de su finalidad, pero todos tienen algo en común: están destinados a que alguien (productor o inversor) sienta deseos de leer el guion.

El documento de venta es lo que envías a las productoras como presentación de tu largometraje o proyecto de serie para preguntarles si están interesadas en que les hagas llegar el guion completo de la película o la biblia de la serie. Es como tu tarjeta de visita en un primer contacto.

Por regla general, es aconsejable que el documento de venta no sea muy extenso ya que se dirige a personas que están hartas de leer guiones y proyectos de historias, hay que intentar interesarles sin que les desanime la perspectiva de tener que emplear demasiado tiempo en averiguar si tu guion les puede gustar o no.

¿Qué incluir en el documento de venta?

1. Portada:

Una primera página o portada que sea una especie de cartel de película, con una imagen impactante (puedes buscar por internet, en bancos de imágenes y encontrarás muchas gratis y con licencia legal para utilizarlas). Sobre dicha imagen sólo debe figurar el título de la serie y tu nombre como guionista.

2. Lema o high concept:

Una segunda página que sea otra fotografía alusiva a la serie o que muestre algún escenario o situación que refleje de alguna manera el universo de tu guion y que tenga un lema, una frase que creas que puede definir tu historia a la vez que provoque curiosidad.

Algo así como el subtítulo que aparece en las cubiertas de muchos libros o en los carteles publicitarios de las películas. Esta segunda página no es imprescindible pero sí aconsejable.

3. Argumento:

En la tercera página se incluye una sinopsis (lo más breve posible) del largometraje o de la primera temporada de la serie.

Es habitual que esta sinopsis ocupe la mitad de la página y la otra mitad sea otra fotografía que de alguna manera exprese lo que se quiere contar en el guion.

4. Si es una serie, storyline de los episodios de la primera temporada:

Puedes incluir una página con la storyline de cada uno de los episodios de la serie. También con alguna fotografía, a ser posible.

5. Localizaciones:

Algunas fotos mostrando el tipo de espacios en que sucede la acción con algún comentario (unas pocas líneas) sobre la atmósfera y la estética que se pretende conseguir.

6. Nota del autor:

Unas pocas líneas en las que resumes tu visión del proyecto y las razones que te han impulsado a escribirlo.

7. Referencias:

En esta página enumera películas y/o series que puedan tener similitudes con tu proyecto para que los posibles productores se hagan una idea de lo que puede ser el producto final.

Además de los títulos de las series o películas, se incluyen sus carteles oficiales o fotos de las mismas que sean muy significativas y fácilmente reconocibles.

8. Currículum:

En la página siguiente pones un breve currículum o biografía tuya. Si es tu primer proyecto y no tienes currículum, no incluyas esta página.

9. Reparto:

Otra página (o dos) con el reparto potencial de la serie. No es necesario que los actores estén contratados o se haya hablado ya con ellos, puesto que es un reparto “potencial”. Se incluyen, evidentemente, las fotos de dichos actores y el nombre del personaje al que interpretarían.

10. Contacto:

Aquí pones tus datos de contacto (que ya habrás incluido, evidentemente, en el correo de presentación en el que adjuntarás este documento de venta).

Este es un tipo de documento de venta bastante habitual tanto para largometrajes como para proyectos de serie (no confundir con la «biblia» de la serie, de esa hablaremos en otra entrada). Es un modelo orientativo: modifica los puntos que desees, adáptalo a las necesidades de tu proyecto y… ¡buena suerte!

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Cuatro ejercicios de creatividad a partir de una película

Utilizar para inspirarnos una película que nos gusta (o que detestamos) es un buen recurso para ejercitar la imaginación y la creatividad. Pero, al hacerlo, hay que tener en cuenta que se trata de potenciar nuestra capacidad creativa, no de plagiar.

Podemos usar el trabajo de otros como punto de partida para nuestra escritura, eso es legítimo, pero el resultado debe ser una obra nuestra con identidad propia y que no tenga nada que ver con la película que nos ha servido de punto de partida.

Estos son los ejercicios que te propongo:

1. Inspírate en una escena:

Piensa en una escena de alguna película que hayas visto y aíslala del resto de la trama, olvídate del argumento original y hazte varias preguntas:

– ¿Qué clase de individuos crees que serían los personajes si sólo supieras de ellos lo que ves en esa escena?

– ¿De dónde podrían venir?

– ¿A dónde podrían dirigirse?

– ¿Cómo sería la relación entre ellos?

– ¿Qué objetivo tendrían y qué harían para alcanzarlo?

 – ¿Qué clase de conflicto perturbaría su normalidad?

Continúa dándole vueltas a la situación hasta conseguir la sinopsis de un argumento alternativo que no se parezca en nada al de la película que has tomado como referencia.

2. Imagina una trama protagonizada por un personaje menor:

Llamamos “personaje menor” a aquel que apenas aparece y que está en la trama para dar color, apoyar a un personaje principal o realizar acciones necesarias para que avance la historia (el taxista que lleva al protagonista a algún sitio, la camarera que trabaja en el bar favorito de los personajes principales, etc,).

Seguro que más de una vez, al ver una película, te has fijado en alguno de estos personajes porque te ha gustado. Pues, ahora, escoge alguno de ellos y piensa en:

– Cómo debe de ser su vida cotidiana.

– ¿Tiene familia o no?

– ¿Tendrá alguna afición que le caracterice?

– ¿Qué objetivo puede tener?

– ¿Cómo reaccionará si algo o alguien cambia, de pronto, su normalidad provocándole un conflicto?

– ¿Qué tipo de personaje puede ser su antagonista?

Estas preguntas son orientativas, utiliza las que te parezcan interesantes y deshecha las demás, crea otras que se te ocurran, siéntete libre para inventar. Si dejas volar tu imaginación, seguro que se te acabará ocurriendo una trama protagonizada por este personaje menor.

3. Convierte al antagonista en protagonista:

Dale la vuelta a la película, imagina que el “malo” pasa a ser el “bueno”:

– ¿Cuál es su biografía?

– ¿Qué sentimientos lo mueven?

– ¿Cómo ha llegado a la situación en que se encuentra?

– ¿Cómo justificarías sus “maldades” para que dejen de serlo o, al menos, el espectador las comprenda?

Algo así es lo que hicieron el guionista Scott Silver y el director Todd Phillips con el personaje del Joker y el resultado ha sido un excelente guion y una de las películas más taquilleras de los últimos años.

4. Desarrolla una historia partiendo del final de una película:

Si la película es una comedia romántica que acaba en beso final, pregúntate cómo seguirá esa pareja cinco años después:

– ¿Continuarán juntos?

– ¿Qué pasará cuando tengan problemas para llegar a fin de mes?

– ¿Conseguirá él llevarse bien con su suegra?

– ¿Cómo soportará ella a los malcriados hijos del primer matrimonio de su amado?

Si se trata de una película bélica que termina con el protagonista desfilando victorioso el día del armisticio, imagina qué le puede suceder a partir de ahí. Ese soldado recibido como un héroe:

– ¿Podrá reintegrarse en una sociedad de posguerra con facilidad?

– ¿Tendrá secuelas psicológicas que le impidan volver a su vida anterior?

– ¿Aprovechará sus victorias bélicas para prosperar durante la paz?

– ¿Qué cambios habrá experimentado en su personalidad?

– Las relaciones con su familia, pareja, amigos ¿habrán cambiado? ¿cómo?

– Su visión del mundo y de la vida ¿será la misma que tenía cuando fue llamado a filas?

Seguro que más de una vez, al terminar de ver una película, has elucubrado sobre qué pasaría si la narración durase una hora más. ¿Por qué no continuarla tú por tu cuenta?

Evidentemente, estos cuatro ejercicios podrían practicarse de la misma forma con un relato literario o una novela. Elije lo que prefieras. ¡Buena suerte y mucha inspiración!

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, pide un análisis de proyecto o una tutoría con seguimiento personalizado hasta que termines tu guion.

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