Utilizar para inspirarnos una película que nos gusta (o que detestamos) es un buen recurso para ejercitar la imaginación y la creatividad. Pero, al hacerlo, hay que tener en cuenta que se trata de potenciar nuestra capacidad creativa, no de plagiar.
Podemos usar el trabajo de otros como punto de partida para nuestra escritura, eso es legítimo, pero el resultado debe ser una obra nuestra con identidad propia y que no tenga nada que ver con la película que nos ha servido de punto de partida.
Estos son los ejercicios que te propongo:
1. Inspírate en una escena:
Piensa en una escena de alguna película que hayas visto y aíslala del resto de la trama, olvídate del argumento original y hazte varias preguntas:
– ¿Qué clase de individuos crees que serían los personajes si sólo supieras de ellos lo que ves en esa escena?
– ¿De dónde podrían venir?
– ¿A dónde podrían dirigirse?
– ¿Cómo sería la relación entre ellos?
– ¿Qué objetivo tendrían y qué harían para alcanzarlo?
– ¿Qué clase de conflicto perturbaría su normalidad?
Continúa dándole vueltas a la situación hasta conseguir la sinopsis de un argumento alternativo que no se parezca en nada al de la película que has tomado como referencia.
2. Imagina una trama protagonizada por un personaje menor:
Llamamos “personaje menor” a aquel que apenas aparece y que está en la trama para dar color, apoyar a un personaje principal o realizar acciones necesarias para que avance la historia (el taxista que lleva al protagonista a algún sitio, la camarera que trabaja en el bar favorito de los personajes principales, etc,).
Seguro que más de una vez, al ver una película, te has fijado en alguno de estos personajes porque te ha gustado. Pues, ahora, escoge alguno de ellos y piensa en:
– Cómo debe de ser su vida cotidiana.
– ¿Tiene familia o no?
– ¿Tendrá alguna afición que le caracterice?
– ¿Qué objetivo puede tener?
– ¿Cómo reaccionará si algo o alguien cambia, de pronto, su normalidad provocándole un conflicto?
– ¿Qué tipo de personaje puede ser su antagonista?
Estas preguntas son orientativas, utiliza las que te parezcan interesantes y deshecha las demás, crea otras que se te ocurran, siéntete libre para inventar. Si dejas volar tu imaginación, seguro que se te acabará ocurriendo una trama protagonizada por este personaje menor.
3. Convierte al antagonista en protagonista:
Dale la vuelta a la película, imagina que el “malo” pasa a ser el “bueno”:
– ¿Cuál es su biografía?
– ¿Qué sentimientos lo mueven?
– ¿Cómo ha llegado a la situación en que se encuentra?
– ¿Cómo justificarías sus “maldades” para que dejen de serlo o, al menos, el espectador las comprenda?
Algo así es lo que hicieron el guionista Scott Silver y el director Todd Phillips con el personaje del Joker y el resultado ha sido un excelente guion y una de las películas más taquilleras de los últimos años.
4. Desarrolla una historia partiendo del final de una película:
Si la película es una comedia romántica que acaba en beso final, pregúntate cómo seguirá esa pareja cinco años después:
– ¿Continuarán juntos?
– ¿Qué pasará cuando tengan problemas para llegar a fin de mes?
– ¿Conseguirá él llevarse bien con su suegra?
– ¿Cómo soportará ella a los malcriados hijos del primer matrimonio de su amado?
Si se trata de una película bélica que termina con el protagonista desfilando victorioso el día del armisticio, imagina qué le puede suceder a partir de ahí. Ese soldado recibido como un héroe:
– ¿Podrá reintegrarse en una sociedad de posguerra con facilidad?
– ¿Tendrá secuelas psicológicas que le impidan volver a su vida anterior?
– ¿Aprovechará sus victorias bélicas para prosperar durante la paz?
– ¿Qué cambios habrá experimentado en su personalidad?
– Las relaciones con su familia, pareja, amigos ¿habrán cambiado? ¿cómo?
– Su visión del mundo y de la vida ¿será la misma que tenía cuando fue llamado a filas?
Seguro que más de una vez, al terminar de ver una película, has elucubrado sobre qué pasaría si la narración durase una hora más. ¿Por qué no continuarla tú por tu cuenta?
Evidentemente, estos cuatro ejercicios podrían practicarse de la misma forma con un relato literario o una novela. Elije lo que prefieras. ¡Buena suerte y mucha inspiración!
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, pide un análisis deproyecto o una tutoríaconseguimientopersonalizadohasta que termines tu guion.
En un guion no puede haber elementos inútiles porque todo aquello que no ayude a contar la historia la dispersará y la volverá confusa, le hará perder fuerza, claridad y concentración.
Esto es especialmente importante cuando se trata de los personajes, ya que ellos son las piezas principales con las que tú, guionista, montas ese rompecabezas que es un guion. Por lo tanto, no debe haber personajes inútiles.
¿Cómo sabemos que un personaje es inútil?
Es más sencillo de lo que puede parecer a primera vista: Si tenemos en cuenta que todo personaje debe cumplir una función dramática dentro de la narración, bastará con examinar nuestro guion y preguntarse qué función desempeña cada uno de ellos en la historia: aquel que no cumpla ninguna será un personaje inútil.
Existen cinco funciones dramáticas básicas:
1.- Contar la historia:
Cuando el personaje, con sus acciones, con lo que dice, por cómo reacciona ante las situaciones en las que actúa, por las decisiones que toma y las consecuencias de éstas, provoca conflictos, nos ayuda a comprender el relato, hace que nos interesemos por lo que se nos cuenta y/o hace avanzar el argumento.
2.- Apoyar a un personaje principal:
Cuando sirve para dar profundidad a otro personaje y nos ayuda a conocerlo mejor, a entender qué siente y por qué actúa de la manera en que lo hace.
3.- Comunicar el tema de la historia:
Es decir, ayudar a entender al espectador la “moraleja” o la filosofía de la narración, aquello sobre lo que el autor desea reflexionar.
4.- Realizar acciones necesarias para que avance la trama:
Si el protagonista sube a un taxi, tendrá que haber un taxista que conduzca; si el antagonista compra rifles en el mercado negro, será necesario que haya un traficante de armas que se los venda, etc.
5.- Añadir color y ambiente a la narración:
Si el guion es la biografía de un boxeador, necesitaremos que aparezcan otros boxeadores, entrenadores, y gente que haga “sentir” al espectador que “está” en el mundo del boxeo; si el relato ocurre en la Prehistoria, serán precisos personajes característicos de esa época que con su comportamiento, sus quehaceres o su forma de entender la vida le den un “clima” prehistórico a la película.
Como guionista, debes ser muy estricto en esto si quieres que tu guion sea el mejor guion posible: Nunca debes olvidar que un personaje puede realizar varias de estas funciones dramáticas básicas, pero si no lleva a cabo ninguna, es un personaje inútil y por la tanto hay que eliminarlo.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, pide un análisis deproyecto o una tutoríaconseguimientopersonalizadohasta que termines tu guion.
Decía Picasso que “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.
Y es cierto. La inspiración no viene por sí sola, de repente, para regalarte un guion completo, bien estructurado, con sus puntos de giro y su clímax.
Como mucho, la inspiración te dará una escena sugerente, una imagen, un personaje con un conflicto… pero vas a tener que trabajar mucho para ir tirando del hilo hasta acabar consiguiendo un guion completo.
Pero… ¿Por qué esperar a que la inspiración venga? ¿Por qué no ir a buscarla?
Te presento quince recursos que puedes utilizar para encontrar ideas sobre las que escribir.
Aunque el texto está dirigido específicamente a guionistas, no hace falta decir que sirve también para cualquier otro tipo de escritor.
1. Medios de comunicación (I).
Que muchos guiones de cine y televisión han nacido a partir de un hecho publicado por los medios de comunicación es evidente: asesinatos que han impactado en la sociedad, robos espectaculares, ejemplos de superación personal, etc.
Pero tomar un crimen famoso y convertirlo en guion sería una adaptación de un hecho de la vida real, no un guion original.
Para que sea un guion original, una historia enteramente tuya, debes tomar ese material que te proporcionan los medios de comunicación como inspiración, como punto de partida de una historia que acabará no pareciéndose en nada a aquello que leíste en el periódico o viste en televisión.
Es lo que pasa cuando tienes noticia de un crimen que te llama la atención y empiezas a divagar sobre él, buscando sospechosos entre las personas relacionadas con el caso que aparecen en los medios de comunicación, imaginando situaciones, divagando sobre las relaciones entre la víctima y la gente que habla sobre el asunto…
Y acabas montándote tu propia película (nunca mejor dicho).
2. Medios de comunicación (II).
Otra forma de encontrar la inspiración en los medios de comunicación puede ser quedarse con una frase o una imagen que nos guste y dejar volar nuestra imaginación a partir de ella:
El guionista Robert Towne contaba en una entrevista que la idea para escribir el guion de “Chinatown”, dirigida por Roman Polansky en 1974, le surgió cuando leyó el titular de un artículo en un periódico de California que decía: “O llevamos el agua a Los Ángeles, o llevamos Los Ángeles al agua”. El artículo versaba sobre los problemas de sequía de la ciudad de Los Ángeles.
Los que hayáis visto “Chinatown” sabéis que la trama principal trata sobre un asesinato que intenta resolver el protagonista, Jake Gittes (Jack Nicholson), pero el ambiente de fondo de toda la historia y el punto de partida de la misma se basan en la carencia de agua en Los Ángeles y éste es el asunto que motiva a varios de sus personajes.
3. Escuchar a la gente que te rodea.
Una frase escuchada al azar mientras hacemos cola en la panadería, una conversación en el autobús, esa expresión que siempre utiliza tu abuela cuando la haces exasperar… pueden ser la semilla de un guion si te dejas llevar por ella.
El célebre escritor y guionista colombiano Gabriel García Márquez tuvo la idea para escribir el cuento (que luego se convertiría en serie de televisión) “Me alquilo para soñar” cuando oyó a un hombre decir: “Me gustaría trabajar mientras duermo”.
4. Observar a la gente que te rodea.
Todo el mundo tiene algo interesante y digno de ser contado, hasta la persona más aburrida.
Puede que la cajera del supermercado que te atiende habitualmente no te inspire, de buenas a primeras, una historia de super héroes o de espías de la Segunda Guerra Mundial pero… si la observas con mente abierta y espíritu soñador, es posible que su forma de hablar, la mirada con la que te fulmina cuando le entregas un billete de 50 euros para pagar un paquete de chicles y el gesto de ”me voy a callar porque si no la lío” con el que los coge pueden ser perfectos para un personaje que se te estaba resistiendo.
5. Transformar el mundo cotidiano.
Supongamos que sigues en el supermercado, esperando tu turno para pagar a la misma cajera del punto anterior…
Delante de ti hay una señora mayor que se empeña en abonar la cantidad exacta buscando todas las monedas de uno y dos céntimos de su monedero mientras la cajera suspira impaciente porque los clientes se están acumulando…
Bueno, no te enerves, no hagas como el resto de los clientes que están empezando subirse por las paredes.
Relájate. Eres un escritor y puedes trabajar en cualquier sitio. Ponte a pensar en la que puede ser la primera escena de tu próximo guion:
Imagina que la puerta del supermercado se abre dando paso a un grupo de alienígenas verdes que vienen a invadir la tierra y han creído que el super de tu barrio es la sede de la ONU.
¿Cómo crees que reaccionaría la cajera? ¿Y la señora mayor? ¿Y el guardia de seguridad?
¿Y si, en vez de extraterrestres, los que han irrumpido en el super son una banda de ladrones que acaba de robar un banco y se han visto obligados a refugiarse de la policía que los persigue? ¿Cómo seguiría la historia?
6. Foros y redes sociales.
Es la versión internauta de los dos puntos anteriores.
Si saber escuchar y observar a la gente que te rodea puede ser una buena fuente de inspiración, navegar por las redes sociales y foros de internet con espíritu creativo puede darte muchas ideas para contar historias, hacer personajes creíbles, crear escenas originales.
Utilizar el vocabulario y las expresiones que usan algunos usuarios de foros o redes sociales puede funcionar muy bien para mejorar tus diálogos y la forma en que se expresan tus personajes.
7. Obras literarias y audiovisuales.
No se trata de que adaptes una novela o escribas una nueva versión de tu película favorita sino de que te inspires en ellas.
A veces nos encontramos con personajes secundarios e incluso menores (de esos que solo tienen una o dos escenas en una película) que están tan bien hechos que uno siente que tienen una historia detrás que puede ser tan interesante o más que la del protagonista.
¿Por qué no poner a trabajar a la imaginación pensando en lo que haría el personaje después de su única escena, o qué tipo de casa tendrá, con quien la compartirá, que clase de relación tendrá con esa persona?
8. Algo sobre lo que sepas mucho.
Todo el mundo sabe mucho sobre algún tema o le interesa investigar sobre él:
Puede ser la Guerra de los Cien Años, la física cuántica, el turismo, la cocina vegetariana, los trabajos manuales… o cualquier otra cosa que se te ocurra.
Puedes escoger el universo de ese tema sobre el que sabes tanto y situar en él cualquiera de las 36 situaciones dramáticas que existen.
9. Ciencia
El mundo de la ciencia es apasionante y los descubrimientos en este campo son cada vez más impresionantes.
Indaga en revistas científicas, en webs de biología, astronomía, física… y usa toda esa información para crear una trama principal o el telón de fondo que le dé interés y color a tu guion.
Por ejemplo: si buscas imágenes de medusas (sí, de medusas, has leído bien) en internet descubrirás que (además de ser esos bichos que producen urticaria si te tropiezas con uno de ellos en la playa) existen medusas de muchas clases y colores y son realmente bonitas.
Son llamativas y visuales, lo que las hace perfectas para un guion ya que nuestra historia se va a contar mediante imágenes.
¿Podrían ser estos animales el telón de fondo de una historia de espionaje protagonizada por un biólogo marino que ha descubierto la forma de curar determinada enfermedad con cierta sustancia que se encuentra en el organismo de las medusas?
10. Temas controvertidos.
Hay temas de debate que provocan una fuerte respuesta emocional en las personas y son sujeto de enfrentamiento entre grupos sociales:
El aborto, las corridas de toros, el terrorismo islamista, la inmigración masiva, la necesidad de vacunarse o no para prevenir ciertas enfermedades, el calentamiento global, etc.
Son temas polémicos que provocan conflicto y por lo tanto son susceptibles de convertirse en una buena historia.
Pueden ser actuales o pasados, políticos, sociales, personales, morales, religiosos, éticos…
Elige uno de ellos y crea personajes que tengan puntos de vista opuestos sobre el tema. Busca después una excusa para mantener a esos personajes juntos durante el tiempo que dura tu historia y tendrás un guion.
11. Situaciones humanas conflictivas.
Problemas o situaciones que pueden sucederle a cualquiera y que tienen un conflicto en sí mismos:
Amor no correspondido, acoso laboral o escolar, embarazo adolescente, la pérdida del puesto de trabajo a los cincuenta años, una enfermedad grave del protagonista o de alguien muy cercano a él, la muerte de un hijo o un ser muy querido…
No es difícil pensar en alguien que se encuentra en una de estas situaciones e ir creando una historia a partir de ella.
12. Historia
Si te gusta la historia seguro que tienes tus épocas, sucesos o guerras favoritos:
La Revolución Rusa, la Primera Guerra Mundial, la burbuja especulativa de los tulipanes en los Países Bajos en el siglo XVII…
Lee, busca, indaga y seguro que encontrarás algún personaje histórico sobre cuya vida escribir… o puedes usar esa época o suceso que te atraen para situar en ellos a personajes de tu invención.
13. Un personaje y su opuesto.
Imagina un personaje y luego piensa en otro que sea lo más opuesto y antitético posible al primero.
Enciérralos juntos en una habitación y tira la llave a la basura. ¿Qué podría pasar?
Seguro que se te ocurrirán un montón de conflictos que pueden suceder entre ellos y ya sabes: si tienes un conflicto tienes un drama (una historia que se puede narrar mediante personajes y sus acciones).
Lo de la habitación no es literal, claro.
Se trata de que busques una excusa para obligarlos a convivir a pesar de sus diferencias incompatibles:
Pueden compartir oficina porque trabajan en la misma empresa, es posible que estén obligados a convivir por razones familiares o económicas, quizás viajaban en el mismo tren y este se ha quedado detenido en medio de una llanura nevada y aislada a causa del temporal…
14. Escritura automática.
La escritura automática es un buen recurso cuando estás bloqueado. Consiste en ponerse a escribir sin pensar, sin buscar lógica a lo que se escribe, saltando de un tema a otro si así te viene a la cabeza.
No importa si sólo se te ocurren tonterías, no te juzgues a ti mismo ni a lo que escribes. Sólo escribe, escribe y escribe sin parar durante diez o quince minutos.
Después, relee lo que has escrito y seguramente encontrarás algún personaje interesante, una escena que te gustaría desarrollar, una posible trama…
Si es tu día de suerte, puede que hayas empezado escribiendo incoherencias y hayas terminado creando un relato interesante el cual, si se le hacen las correcciones necesarias, se puede convertir en la sinopsis de tu próximo guion.
15. La pintura o la fotografía.
Supongamos que los catorce recursos anteriores no te han servido de nada y sigues bloqueado ante el folio/pantalla en blanco.
No pasa nada, todavía te queda una oportunidad de escribir algo decente hoy: relájate y dedícate a disfrutar de las artes plásticas.
Busca blogs de fotografía, webs de museos o galerías de arte y escoge una imagen que te atraiga. Obsérvala sin prisa y deja que tu imaginación se ponga en marcha:
¿Cómo crees que se sentía la persona o personas de la imagen cuando estaban siendo retratadas? ¿Cómo llegaron hasta ahí? ¿Qué clase de vida tendrían? Si fueran uno de tus personajes ¿a dónde irían después de la sesión de fotografía o pintura? ¿Con quién?
Los hermanos Coen escribieron el guion de “El hombre que nunca estuvo allí” (The man who wasn’t there) a partir de una fotografía. Se trataba de la típica foto de fin de curso de un grupo de niños en los años 50.
A los Coen les hizo gracia el corte de pelo de los chicos y empezaron a bromear sobre el peluquero que les había hecho tal faena a los críos. Bromeando, bromeando, crearon al protagonista de su guion.
Y tú ¿has utilizado alguno de estos recursos para encontrar ideas para escribir? ¿Tienes tus propios “trucos” para vencer al bloqueo?
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.
Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.
Según el Diccionario de la Lengua Española de la R.A.E. melodrama es una “obra teatral, literaria, cinematográfica o radiofónica en la que se acentúan los aspectos patéticos y sentimentales”. También según la R.A.E., patético es aquello “que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía”.
Son melodramas la mayoría de las telenovelas, muchas historias de amor, gran parte de las comedias románticas, y esas películas que podríamos etiquetar como “muy bonitas, muy humanas y con muchos sentimientos”.
Características del melodrama
No todas las historias románticas, de amor. de relaciones familiares o con protagonistas que sufren mucho son melodramas como no lo son todas las películas que pertenecen al género «drama personal». El melodrama tiene unas características propias.
Estas son las principales:
1. Sentimentalismo sin sentimientos auténticos
La característica básica del melodrama es la utilización de lo sentimental, su exageración y enfatización hasta cruzar la frontera entre los sentimientos auténticos y el sentimentalismo, entre las emociones verdaderas y la simulación de estas. El melodrama no utiliza sentimientos reales sino su simulación y exageración hasta llegar al sentimentalismo.
2. Utilización de estereotipos
En este género los personajes no son individuos únicos e irrepetibles (como lo somos los seres humanos y como lo son los personajes de las grandes obras de la literatura o el cine) sino estereotipos: La madre coraje, la mujer maltratada, el niño indefenso, el enfermo, el villano brutal, el desvalido, el humillado, etc.
Los personajes del melodrama carecen de la profundidad y elaboración que tendrían en otros géneros porque es necesario que el público se proyecte en ellos, les ponga su propia identidad o la de alguien que conoce. Si los personajes fueran muy elaborados y, por lo tanto, individualizados, el espectador sentiría compasión o simpatía por ellos, sí, pero no viviría la narración como si le estuviese pasando a él y no se conmovería tanto.
3. Situaciones genéricas
También las situaciones que se plantean en el melodrama son genéricas: Conflicto entre clases sociales extremas (muy altas y muy bajas), enfrentamiento entre un personaje muy muy bueno y otro muy muy malvado, cambio brusco de condición social (¿quién no ha soñado alguna vez con que le toque la lotería?), sacrificio extremo de un personaje que renuncia a su bienestar, su felicidad e incluso su vida por amor a su pareja, su hijo, su país o el bien de su comunidad…
¿Por qué es preciso que para que un melodrama cumpla con su objetivo de conmover al espectador, emocionarlo y hacerle soltar alguna lagrimita se utilicen situaciones genéricas y poco desarrolladas? Porque así el público rellenará los huecos de la historia con sus vivencias personales y pondrá sus propios sentimientos en lo que se le está contando.
Lo que conmueve al espectador de un melodrama no es lo que le ocurre a la protagonista de turno sino lo que siente que le pasa, le ha pasado o podría pasarle a él si estuviera en la situación del personaje.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.
Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.
No basta con crear personajes originales e interesantes ni con desarrollarlos luego de forma coherente, también hay que hacerles interactuar entre sí de manera natural y efectiva mientras cuentan la historia y hacen avanzar la trama.
Este es un ejercicio para practicar la interacción entre personajes y podríamos llamarlo “Tres historias diferentes en un mismo escenario”:
Escribe tres escenas cortas (de una media página cada una) y mudas (para practicar la utilización de las acciones de los personajes). Las tres escenas suceden en el mismo lugar y con el mismo personaje protagonista.
Escena 1:
El protagonista entra en un lugar desconocido para él, se debe notar que es la primera vez que está allí, que el sitio le parece misterioso y un tanto inseguro y que está esperando a alguien. La escena termina cuando llega el otro personaje y el protagonista parece intimidado o preocupado ante él.
Escena 2:
El protagonista entra en el mismo lugar de la escena anterior pero ahora parece que es un sitio familiar para él y que está tranquilo y feliz. La escena termina cuando llega el otro personaje y ambos se saludan con alegría por encontrarse.
Escena 3:
De nuevo, llega el protagonista al mismo lugar. Parece triste y pensativo. Aparece el otro personaje y ambos se saludan con mucha tristeza.
Utiliza el entorno y los elementos que hay en él para que te ayuden a contar la historia. Ayúdate con el tipo de iluminación y sonido ambiente.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.
Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.
Los guiones de muchas grandes películas son adaptaciones de relatos. Por ejemplo, el largometraje “A.I.” (Inteligencia Artificial), escrito por Steven Spielberg e Ian Watson, está basado en el cuento “Supertoys Last All Summer Long” de Bryan Aldyss.
También “El Curioso Caso de Benjamin Button”, del guionista Eric Roth, tiene origen en un relato, en este caso escrito por F. Scott Fitzgerald y con el mismo título que la película. “Million Dollar Baby” (guion de Paul Haggis y dirección de Clint Eastwood) es la adaptación de varios relatos del exboxeador F.X. Toole, Pulp Fiction, La Bella y la Bestia… podríamos seguir durante horas.
Pero vayamos a lo que, como guionistas, nos interesa: ¿Es más fácil adaptar al cine un relato que una novela? ¿Por qué?
1. Una de las ventajas que tienen los novelistas sobre los guionistas es que los primeros no tienen un tiempo límite para contar sus historias: una novela puede tener tantas páginas como necesite su autor para narrar lo que desea. El guionista, en cambio, debe ajustarse al tiempo estándar de duración de una película, su guion no puede ser ni demasiado corto ni excesivamente largo.
La mayoría de las novelas suelen ser largas para adaptarlas a los 90-120 minutos que dura una película. En cambio, los relatos, por su brevedad, se pueden contar bien en el tiempo que dura un largometraje.
2. Un relato se centra en pocos personajes y en una trama principal, al igual que sucede en una película, en cambio, en una novela suele haber bastantes subtramas que habrá que eliminar en la adaptación si queremos mantener la historia centrada.
3. También es muy probable que en la novela haya muchos personajes y se tenga que prescindir de algunos para mantener la trama principal centrada y no marear al espectador. Esto no pasa en un relato que ya suele basarse en pocos personajes.
4. La adaptación de un relato permite al guionista ser creativo, ya que es habitual que tenga que hacer crecer la historia y los personajes hasta conseguir un guion que dure unos 100 minutos, mientras que en la novela sucede lo contrario.
5. Las buenas novelas no se limitan a contar hechos y situaciones sino que profundizan en ellos y reflexionan sobre lo que sucede. En cambio, los relatos (como el cine) se centran en las acciones de los personajes, no tienen tiempo para reflexionar y profundizar, su fuerza reside en el conflicto. Por eso, los relatos son, de forma natural, más cinematográficos que las novelas.
6. También son más cinematográficos los relatos porque no pierden el tiempo: enseguida presentan al personaje principal y plantean el conflicto.
¿Significa esto que llevar novelas al cine es un error? Por supuesto que no. Hay grandes películas surgidas de novelas y seguro que ahora mismo se te están pasando unas cuantas por la cabeza. Pero es innegable que resulta mucho más fácil adaptar un relato.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, pide un análisis deproyectoo una tutoríaconseguimientopersonalizadohasta que termines tu guion.
Hay guionistas que tienen un talento instintivo para escribir excelentes diálogos, otros, en cambio, necesitan trabajar en ellos para conseguir buenos resultados. Tanto si perteneces al primer grupo como si eres de los segundos, existen varios puntos que deberías tener en cuenta si quieres que tus diálogos sean ágiles, convincentes y efectivos:
1. Que el diálogo no cuente lo que se puede mostrar mediante imágenes.
Aunque el diálogo es un elemento de información muy importante, no debes olvidar nunca que estás escribiendo un relato que será contado, sobre todo, en imágenes. Piensa en cuántas películas mudas se han hecho a lo largo de la historia del cine que se pueden disfrutar sin necesidad de una sola línea de diálogo.
Cuando escribas tu guion, dale siempre prioridad a lo que se ve, no cuentes con diálogos nada que puedas mostrar mediante acciones de los personajes, situaciones o imágenes.
2. Un diálogo debe parecer natural… sin serlo.
Ni el cine ni la televisión son el mundo real: sólo intentan imitarlo. Por lo tanto, tus diálogos deben parecer naturales sin serlo.
Cuando hablamos en la vida real acostumbramos a repetir parte de lo que decimos, dejamos frases a medias porque vemos que nuestro interlocutor ya nos ha entendido, utilizamos muletillas, empezamos las frases con: “Bueno…”, “pues…” “eh…”, “esto…” etc. La forma en que dialogamos en la vida real es demasiado diluida para el cine o la televisión, no tiene el ritmo y dinamismo que requieren los medios audiovisuales.
Por eso, debemos imitar de las personas reales su naturalidad y personalidad al hablar, pero hemos de estilizar la forma en que lo hacen.
3. Que los personajes no se cuenten entre sí cosas que ya saben.
Si necesitas dar determinada información al espectador que todos tus personajes conocen, busca una manera ingeniosa de hacerlo sin se cuenten entre ellos lo que saben de sobras, haz que deslicen esa información mediante alusiones, acciones o comentarios que parezcan banales.
4. Evita la alternancia pregunta-respuesta siempre que puedas.
Cuando dos personas hablan en la vida real es habitual que uno de ellos haga una pregunta y el otro la responda. No es que esto no se pueda hacer en cine o televisión, por supuesto que se puede, pero ten en cuenta que si repites una y otra vez el esquema pregunta-respuesta el diálogo perderá agilidad y dinamismo.
La respuesta a una pregunta puede ser un silencio, un gesto, un cambio de tema en la conversación… A veces, no hace falta la pregunta, basta con que el personaje exprese la respuesta.
5. Que tus personajes no digan siempre todo lo que piensan.
Nadie en la vida real dice siempre lo que piensa ni todo lo que se le pasa por la cabeza, tampoco deben hacerlo tus personajes.
Un personaje puede mentir, puede dar rodeos para evitar decir lo que opina, puede engañarse a sí mismo, puede utilizar la ironía, puede hacer alusiones veladas a determinado tema sin abordarlo directamente…
6. Cada línea de tu diálogo debería cumplir, al menos, uno de estos objetivos:
a) Hacer avanzar la acción.
b) Dar información necesaria para que se entienda la historia.
c) Dar más profundidad al personaje.
d) Hacer reír (o sonreír) al espectador. Un buen chiste nunca está de más, aunque tu guion no sea una comedia.
Estos seis puntos no son los únicos que hay que tener en cuenta si se quiere escribir un buen diálogo pero, si los aplicas, estoy segura de que tu guion ganará en efectividad.
De todas formas, si eres guionista novel o estás trabajando en tu primer guion, no dejes que estas indicaciones te hagan dudar de ti mismo. Dedícate simplemente a escribir los diálogos tal y como se te ocurran y, una vez hayas terminado, relee tu obra y corrige, corta, añade, cambia, mejora… hasta quedar realmente satisfecho con lo que has escrito.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, solicita un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, pide un análisis deproyecto o una tutoríaconseguimientopersonalizadohasta que termines tu guion.
Las primeras diez páginas de un guion serán los primeros minutos de una película y son la única oportunidad que te dará el espectador para que captes su interés antes de buscar otra cosa que ver.
Por eso son tan importantes estas primeras páginas. En ellas debes convencer al público de que vale la pena seguir viendo tu película.
Existen seis elementos imprescindibles que las primeras diez páginas de tu guion deberían tener:
1. Muestra el género de la película desde la primera imagen.
Que el espectador sepa desde el primer momento qué es lo que tiene delante. Si se trata de una película de acción, que la primera escena sea vertiginosa; si es una comedia romántica, que el primer minuto de tu guion sea una situación luminosa y divertida; si es una tragedia histórica, empieza con algo solemne y contundente.
2. Establece el universo narrativo.
Tu historia debe tener su propio universo narrativo, su ambiente particular que dé a la película un sello propio.
Parte de ese universo estará marcado por el género al que pertenezca tu guion, pero también por los personajes y su forma de ser y comportarse, los escenarios en que sitúes la acción (cerrados y opresivos, abiertos y luminosos, dinámicos o tranquilos, etc.) o el tipo de acontecimientos que sucedan.
Es importante que ese universo narrativo que has decidido darle a tu guion se muestre desde la primera escena.
3. Déjale claro al espectador quién es tu protagonista.
Como espectadores, todos, durante los primeros minutos de una película nos mantenemos un tanto distantes de lo que se nos muestra en la pantalla, estamos a la expectativa, nos preguntamos si es esa la clase de historia que queremos que nos cuenten o no. Que se haya establecido el género desde el primer momento ya nos ha dado pistas acerca de si es el tipo de historia que nos apetece que nos cuenten, pero será el protagonista quien nos convenza de que vale la pena seguir sentados y atentos a lo que se nos va a relatar.
Medita bien cuál va a ser la primera escena de tu protagonista porque aquello de que “la primera impresión es la que cuenta” es muy cierto. Tu personaje debe atraer al espectador desde su primera aparición, ya sea porque le guste y se identifique con él, ya sea porque le fascine, ya sea porque le hace sentirse superior a él.
En cuanto hayas presentado al protagonista, si lo has hecho bien, habrás empezado a establecer un lazo emocional entre el espectador y él.
4. Presenta la normalidad del protagonista.
Cuando narras una historia, estás contando que algo ha roto la normalidad del protagonista y le ha introducido en el mundo especial de la aventura (literal o figuradamente). Para que el público pueda apreciar el contraste entre el “antes” y el “después”, debe tener información acerca de cómo era la cotidianeidad del personaje. Así sabrá qué es lo que ha perdido, qué le causa dolor o incomodidad, qué es lo que desea recuperar o transformar.
5. Crea conflicto.
No esperes a que tu guion avance demasiado para crear conflicto, créalo cuanto antes. No es imprescindible que se trate del conflicto principal, el que mantiene en movimiento la macroestructura de la película, puedes utilizar (y debes) conflictos menores, que cada escena tenga el suyo propio si es posible.
6. Presenta al antagonista.
Tan importante, o más, que tu protagonista lo es el antagonista porque él es quien hace posible la historia y quien la mantiene en movimiento. En la mayoría de películas no sucedería nada digno de ser contado si no hubiera un villano que, mediante sus acciones, provoque la reacción del héroe y lo obligue a actuar.
El antagonista, como todos los elementos básicos del relato, debe ser presentado cuanto antes. Si el argumento de tu guion no te permite mostrarlo físicamente desde el principio, preséntalo mediante sus acciones y lo que otros personajes dicen de él. Por ejemplo, si tu historia trata de resolver un asesinato, es posible que no quieras que el culpable aparezca hasta el tercer acto, pero puedes presentarlo mostrando su modus operandi, los cadáveres de sus víctimas y lo que el detective protagonista u otros personajes piensan de él.
Si trabajas bien estos seis elementos en las primeras diez páginas de tu guion, tendrás mucho ganado pero no te olvides de escribir un desarrollo interesante y un final contundente para que tu película se convierta en una historia inolvidable.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.
Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.
No basta con crear un personaje con características interesantes, hay que mantener y desarrollar las mismas a lo largo de todo el guion. Necesitamos construir personajes coherentes que mantengan su personalidad durante toda la narración.
Por eso es importante que el guionista practique la construcción de personajes. Los siguientes dos ejercicios te pueden ayudar a ello:
Cambia el rol del protagonista y el antagonista
Toma una de tus películas favoritas y cambia la posición de su protagonista y antagonista en la trama.
Por ejemplo: ¿Qué pasaría si, en “Psicosis”, Norman Bates fuera el inocente chico que cuida de su madre impedida y Marion fuera una peligrosa delincuente que ha ido al Motel Bates para matar y robar a sus propietarios? O, ¿Qué pasaría si Freddy Krueger fuera un buen hombre, marginado por su aspecto, y sus víctimas fueran una banda de terroristas que prepara un atentado?
Escribe una o dos escenas (no más de un par de páginas) en las que se muestre esto.
Cambia la caracterización
Elige una película que conozcas bien y cambia drásticamente el perfil psicológico de sus personajes principales.
Por ejemplo: ¿Qué pasaría si el personaje de Julia Roberts en “Pretty Woman”, en lugar de ser una chica alocada y un tanto ingenua, fuese una mujer calculadora y fría? ¿Y si el personaje de Richard Gere, en la misma película, fuese un narcotraficante buscado por la DEA?
Escribe una o dos escenas (no más de un par de páginas) en las que se muestre esto.
Estos dos ejercicios te ayudarán a mejorar los personajes de tus propias historias y ¿quién sabe? puede que te inspiren para escribir un guion.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.
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En España lo llamamos “suspense”; en Hispanoamérica, “suspenso”. En ambos casos nos referimos a ese sentimiento de ansiedad e incertidumbre, esa necesidad apremiante de saber qué va a ocurrir que sentimos cuando estamos viendo determinadas escenas de una película o leyendo ciertos pasajes un libro.
Experimentamos una sensación de suspense (o suspenso) cuando vemos que la protagonista de una película camina de noche por una calle solitaria, apenas iluminada por la luna, y los espectadores sabemos que el asesino anda cerca.
El suspense no es algo privativo del terror, la amenaza de muerte o de situaciones peligrosas. También hay suspense cuando el chico está a punto a declararse a la chica y sentimos la necesidad apremiante de saber si ella aceptará o no.
O cuando un personaje infantil acaba de hacer una travesura y esperamos impacientes la reacción del padre.
Cómo se activa el suspense en un guion
No sólo en un guion cinematográfico o de televisión, también en una obra literaria para provocar en el espectador o lector esa necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a ocurrir se deben seguir los siguientes pasos:
El Anuncio:
Contamos al espectador que algo está a punto de ocurrir.
Es lo que hacemos cuando mostramos a la chica de la película hablando por teléfono en su casa, tranquilamente, y después presentamos al asesino que merodea en el jardín.
La Demora:
En lugar de contar enseguida si el asesino entrará en la casa o no, aplazamos la respuesta entreteniéndonos con acciones que parecen innecesarias desde el punto de vista narrativo (puesto que no dan información nueva ni hacen avanzar la acción) como pueden ser las imágenes de él espiando a la joven, la conversación anodina de ésta con su mejor amiga, etc.
Reducción de alternativas:
Hacer que el espectador no se distraiga pensando en diferentes soluciones para la situación que está presenciando. Restringir a sólo dos las posibles respuestas a la pregunta planteada (la matará-no la matará, sí-no, vida-muerte, salvación-perdición).
Es lo que conseguimos cuando ella sigue hablando por teléfono y él saca su cuchillo y entra en la casa sin hacer ruido.
Exageración de la demora:
Consiste en retrasar la respuesta anhelada por el espectador mediante acciones aparentemente innecesarias (el asesino que, en lugar de ir directamente al salón en el que se encuentra la protagonista, se dirige a la habitación de los padres, a la sala de estar, a la biblioteca…).
Siguiendo estos cuatro pasos conseguirás buenas escenas de suspense siempre que no olvides que para que el espectador sienta la necesidad apremiante de saber ¡ya! lo que va a pasar, antes debes haber provocado su identificación con el personaje.
Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.
Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.
Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.