27 cosas que NO deberías hacer en tu guion

La lista podría ser mucho más larga pero no quiero que la entrada se haga interminable. He aquí 27 de las muchas cosas que no se deberían hacer en un guion:

1. No incluyas en las descripciones nada que no se vaya a ver en la pantalla: Ni los pensamientos ni los sentimientos de los personajes se van a ver en pantalla (a menos que crees una situación en la que los muestres por la forma en que los personajes actúan o reaccionan).

2. Tampoco incluyas en las descripciones los motivos por los que el personaje se comporta de la forma en que lo hace, eso no lo verá el espectador.

3. No escribas diálogos en los que los personajes digan lo que ya se está viendo en la escena.

4. No te pases con los adjetivos y la poesía en tus descripciones, no estás escribiendo una novela.

5. No incluyas indicaciones técnicas o movimientos de cámara en tu guion. Incluso si piensas dirigirlo tú, ahora estás escribiendo el guion literario, ya te encargarás del guion técnico más tarde. Y, si no lo vas a dirigir tú, no invadas el territorio del director.

6. No describas con detalle el físico del personaje o la forma en que viste, limítate a lo imprescindible.

7. El punto anterior también sirve para los decorados: describe sólo lo imprescindible.

8. No hagas descripciones muy largas siempre que puedas evitarlo porque hacen que el guion parezca lento y farragoso.

9. Procura que tu guion ocupe entre 90 y 120 páginas, ni menos ni más. Sí, sí, ya sé que existen películas que duran tres horas, pero no es lo habitual.

10. No crees un villano absolutamente malvado, dale algunos matices que lo hagan real.

11. No crees un protagonista (o cualquier otro personaje) tan excesivamente bueno que acabe siendo insoportable.

12. No construyas un protagonista tan perfecto que el espectador acabe odiándolo.

13. No crees personajes innecesarios para contar la historia.

14. No presentes demasiados personajes en las primeras páginas o el lector se sentirá confuso y no entenderá lo que está leyendo.

15. No desarrolles información del pasado del personaje que no sea necesaria para entender la trama de tu guion, al espectador no le interesa.

16. No conviertas tu guion en un discurso político o de adoctrinamiento ideológico o tu público posible se verá reducido drásticamente a aquellos que ya están convencidos de lo que les dices.

17. Procura no cometer faltas de ortografía. Todos cometemos alguna de vez en cuando, pero si tu guion está repleto de ellas va a ser difícil que el lector te tome en serio.

18. No incluyas ilustraciones en tu guion. Parece una obviedad, pero hay gente que lo hace.

19. No escribas escenas innecesarias, que no estén implicadas en la trama que se desarrolla, o tu argumento perderá fuerza y concentración.

20.Tampoco escribas escenas que no sirvan para hacer avanzar la historia.

21. No incluyas diálogos que no concuerden con el arco del personaje.

22. Tampoco le des al personaje un vocabulario que no le corresponda por edad, educación, época en la que vive o clase social a la que pertenece.

23. No escribas ninguna réplica que no sirva para hacer avanzar la historia, dar mayor profundidad al personaje o proporcionar información necesaria para que se entienda lo que se está contando (un buen chiste podría ser la excepción a esta regla).

24. No escribas un guion basado en una novela, relato o cualquier otro tipo de propiedad intelectual que no te pertenezca.

25. No incluyas canciones o piezas musicales concretas en tu guion porque: a) no es tu trabajo, b) no sabes si el autor está dispuesto a vender o ceder su derechos.

26. No plagies tu película favorita.

27. No escribas sobre temas que no conoces sin hacer antes un concienzudo trabajo de investigación.

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Cuatro ejercicios de creatividad a partir de una película

Utilizar para inspirarnos una película que nos gusta (o que detestamos) es un buen recurso para ejercitar la imaginación y la creatividad. Pero, al hacerlo, hay que tener en cuenta que se trata de potenciar nuestra capacidad creativa, no de plagiar.

Podemos usar el trabajo de otros como punto de partida para nuestra escritura, eso es legítimo, pero el resultado debe ser una obra nuestra con identidad propia y que no tenga nada que ver con la película que nos ha servido de punto de partida.

Estos son los ejercicios que te propongo:

1. Inspírate en una escena:

Piensa en una escena de alguna película que hayas visto y aíslala del resto de la trama, olvídate del argumento original y hazte varias preguntas:

– ¿Qué clase de individuos crees que serían los personajes si sólo supieras de ellos lo que ves en esa escena?

– ¿De dónde podrían venir?

– ¿A dónde podrían dirigirse?

– ¿Cómo sería la relación entre ellos?

– ¿Qué objetivo tendrían y qué harían para alcanzarlo?

 – ¿Qué clase de conflicto perturbaría su normalidad?

Continúa dándole vueltas a la situación hasta conseguir la sinopsis de un argumento alternativo que no se parezca en nada al de la película que has tomado como referencia.

2. Imagina una trama protagonizada por un personaje menor:

Llamamos “personaje menor” a aquel que apenas aparece y que está en la trama para dar color, apoyar a un personaje principal o realizar acciones necesarias para que avance la historia (el taxista que lleva al protagonista a algún sitio, la camarera que trabaja en el bar favorito de los personajes principales, etc,).

Seguro que más de una vez, al ver una película, te has fijado en alguno de estos personajes porque te ha gustado. Pues, ahora, escoge alguno de ellos y piensa en:

– Cómo debe de ser su vida cotidiana.

– ¿Tiene familia o no?

– ¿Tendrá alguna afición que le caracterice?

– ¿Qué objetivo puede tener?

– ¿Cómo reaccionará si algo o alguien cambia, de pronto, su normalidad provocándole un conflicto?

– ¿Qué tipo de personaje puede ser su antagonista?

Estas preguntas son orientativas, utiliza las que te parezcan interesantes y deshecha las demás, crea otras que se te ocurran, siéntete libre para inventar. Si dejas volar tu imaginación, seguro que se te acabará ocurriendo una trama protagonizada por este personaje menor.

3. Convierte al antagonista en protagonista:

Dale la vuelta a la película, imagina que el “malo” pasa a ser el “bueno”:

– ¿Cuál es su biografía?

– ¿Qué sentimientos lo mueven?

– ¿Cómo ha llegado a la situación en que se encuentra?

– ¿Cómo justificarías sus “maldades” para que dejen de serlo o, al menos, el espectador las comprenda?

Algo así es lo que hicieron el guionista Scott Silver y el director Todd Phillips con el personaje del Joker y el resultado ha sido un excelente guion y una de las películas más taquilleras de los últimos años.

4. Desarrolla una historia partiendo del final de una película:

Si la película es una comedia romántica que acaba en beso final, pregúntate cómo seguirá esa pareja cinco años después:

– ¿Continuarán juntos?

– ¿Qué pasará cuando tengan problemas para llegar a fin de mes?

– ¿Conseguirá él llevarse bien con su suegra?

– ¿Cómo soportará ella a los malcriados hijos del primer matrimonio de su amado?

Si se trata de una película bélica que termina con el protagonista desfilando victorioso el día del armisticio, imagina qué le puede suceder a partir de ahí. Ese soldado recibido como un héroe:

– ¿Podrá reintegrarse en una sociedad de posguerra con facilidad?

– ¿Tendrá secuelas psicológicas que le impidan volver a su vida anterior?

– ¿Aprovechará sus victorias bélicas para prosperar durante la paz?

– ¿Qué cambios habrá experimentado en su personalidad?

– Las relaciones con su familia, pareja, amigos ¿habrán cambiado? ¿cómo?

– Su visión del mundo y de la vida ¿será la misma que tenía cuando fue llamado a filas?

Seguro que más de una vez, al terminar de ver una película, has elucubrado sobre qué pasaría si la narración durase una hora más. ¿Por qué no continuarla tú por tu cuenta?

Evidentemente, estos cuatro ejercicios podrían practicarse de la misma forma con un relato literario o una novela. Elije lo que prefieras. ¡Buena suerte y mucha inspiración!

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No es lo mismo logline que storyline

No hay gran diferencia entre una logline y una storyline, de hecho, a menudo se las confunde porque ambas consisten en resumir en unas pocas líneas el guion. Pero, aunque logline y storyline se parezcan mucho, no son lo mismo.

¿Qué es una logline?

Una logline consiste en una o dos frases que definen la esencia de una historia y hace que quien la lea se interese por ella.

Resulta muy útil para presentar el guion a una productora ya que, cuando está bien redactada, da una idea definida del tipo de historia, género, ambiente y conflicto principal del protagonista.

La logline debe decir:

               – quién es el protagonista.

               – qué acción emprende hacia un objetivo.

               – el arco emocional del personaje.

               – si consigue, o no, su objetivo.

Veamos un ejemplo de la que podría ser la logline de una película clásica, “Casablanca” (ejemplo imaginario porque ni siquiera sé si los guionistas de “Casablanca” utilizaron logline):

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas. Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud tras conocer a un líder de la resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama.

Esta logline tiene sólo 54 palabras pero nos da mucha información. Analicémosla:

“Durante la Segunda Guerra Mundial”: Sitúa el relato en su momento histórico.

“Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas”. Nos dice quién es el protagonista, el ambiente y el tipo de personajes que pueblan la historia y el lugar geográfico en el que transcurre.

“Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud”. Este es el arco del personaje, que pasará de una actitud de indiferencia ante la guerra a implicarse en ella.

“Tras conocer a un líder de la Resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama”. Aquí están sintetizados primer punto de giro, y el segundo y tercer acto. El punto de giro es ese encuentro con el líder de la Resistencia que hace que Rick se cuestione su postura indiferente ante la guerra (segundo acto) para acabar implicándose en la lucha hasta el punto de renunciar al amor de su vida (tercer acto y escena final).

Como se puede apreciar, en la logline apenas se dice nada del segundo acto, pasamos por él de puntillas desde el primer punto de giro: “tras conocer a un líder de la Resistencia” hasta el tercer acto: “al que ayudará a escapar de los nazis”. Esto es así porque damos por descontado que lo que sucederá en este bloque de la historia serán una serie de obstáculos que el protagonista deberá sortear para llegar al final que ya hemos definido.

¿Qué es una storyline?

La storyline es una breve sinopsis del guion, unas pocas líneas en las que decimos quién es el protagonista, el antagonista (si lo hay), el primer punto de giro, el segundo acto, el segundo punto de giro, el tercer acto, insinuamos la escena final (el clímax) y definimos el arco del personaje.

Aunque no es imprescindible, resulta muy práctico dividir la storyline en tres frases (una por cada acto del guion) para ordenar lo que contamos y darle más claridad. Estas tres frases deben incluir:

Frase nº 1 – Quién es el protagonista o protagonistas, el antagonista (si lo hay), dónde sucede la trama y la situación del personaje antes de que la historia se ponga en marcha. Es decir, un resumen del primer acto.

Frase nº 2: Primer punto de giro y segundo acto.

Frase nº 3: Segundo punto de giro, tercer acto e insinuación del clímax.

Veamos ahora la posible storyline de Casablanca en comparación con su logline. Si la logline era:

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas. Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud tras conocer a un líder de la resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama.

La storyline puede ser:

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas y él, idealista desengañado, prefiere mantenerse neutral.

Cuando Víctor, un líder de la Resistencia al que persiguen los nazis, y su esposa, Ilsa (la mujer de la que estuvo enamorado Rick tiempo atrás) necesitan la ayuda de Rick, éste debe luchar consigo mismo pues ni desea implicarse en la guerra ni confía en Ilsa, que le defraudó.

Ilsa logra convencer a Rick de que sigue amándole y ambos deciden huir de Casablanca pero, en el último momento, Rick comprenderá que ayudar a Víctor a escapar de los nazis es más importante que su felicidad personal y renuncia a Ilsa para facilitar la salvación de Víctor.

Antes de empezar a escribir nuestro guion, la storyline es imprescindible para asegurarnos de que realmente tenemos una historia que contar y no una idea difusa, algún personaje, un par de escenas… y nada más.

En la storyline, si está bien redactada, tenemos todos los elementos importantes del relato: los personajes principales, la situación en la que se encuentran al principio de la narración, el hecho que hace que se inicie el conflicto y la historia se ponga en marcha, el objetivo del personaje que hace que éste luche en el segundo acto, el momento en que se consigue, o no, el objetivo y en el que se aprecia cómo el personaje ha cambiado a lo largo del guion.

Si tenemos storyline podemos estar seguros de que tenemos guion. Con una buena storyline, podemos sentarnos a escribir nuestro guion tranquilamente porque ya tenemos un final al que dirigirnos y una estructura que dé coherencia y concentración a nuestra historia.

La storyline nos garantiza que no nos quedaremos atascados en la página 10 o 20 de nuestro guion sin saber cómo seguir y nos evita descubrir que no tenemos historia cuando ya llevamos tres semanas escribiendo.

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Ejercicio para escribir un guion a partir de una fotografía

¿No te ha pasado nunca que tienes ganas de escribir pero no se te ocurre nada? Empiezas a darle vueltas a mil ideas y ninguna te parece lo bastante interesante, imaginas un par de personajes, una situación, una escena, pero… te quedas atascado sin saber cómo seguir.

Lo que te propongo es divertido y sacará lo mejor de tu creatividad. Consiste en utilizar como inspiración fotografías de personas desconocidas e inventarles una vida, una historia que se pueda transformar en un guion.

Para que resulte más sencillo, he dividido el ejercicio en los tres actos clásicos y en 8 pasos.

Primer acto:

1. Busca en internet fotografías de personas desconocidas y selecciona una que te guste o te parezca sugerente.

2. Obsérvala con atención y hazte las siguientes preguntas:

– ¿Qué clase de personalidad puede tener alguien así? ¿Cómo piensa? ¿Cómo habla?

– ¿Trabaja? Si es así, ¿en qué? y, si no, ¿de qué vive?

– ¿En qué entorno social se mueve? ¿Cómo son sus amigos? ¿Cómo es su familia?

– ¿Vive con alguien? Si la respuesta es sí, ¿con quién y qué clase de relación tienen?

– ¿Cuáles son sus aficiones?

– ¿Tiene algún sueño secreto?

– ¿Le ha marcado algún hecho importante de su pasado?

– ¿Tiene alguna peculiaridad o alguna excentricidad que le diferencie de las personas de su entorno?

3. La respuesta a las cuestiones anteriores te dará el perfil de tu protagonista. Ahora hazte otra pregunta:

– ¿Cómo es su cotidianeidad?

Imagina cómo puede ser la vida habitual de esta persona en el momento en que empieza tu guion, qué hace por la mañana cuando se levanta, cómo transcurre habitualmente un día de su vida. ¿Tiene problemas para llegar a fin de mes? ¿Parece satisfecho de su situación actual?

Sigue mirando esa fotografía y deja volar tu imaginación.

Ahora tienes a tu protagonista y sus circunstancias, pero todavía no tienes un guion porque careces de conflicto y, como ya sabes, sin conflicto no hay drama, no hay historia.

4. Plantéate las siguientes cuestiones para crear un conflicto:

– ¿Qué podría suceder que interrumpiese la normalidad del personaje?

– ¿Aparece algún personaje que acabe con la tranquilidad de tu protagonista?

– ¿Ocurre algo que lo perturbe?

Puede ser la aparición de un cadáver, un antiguo amigo que viene a visitarle, una persona que conoce repentinamente, un cambio de trabajo, el descubrimiento de que su pareja le es infiel… cualquier cosa que se te ocurra.

Al acabar con la normalidad de tu protagonista, le estás proporcionando un problema que resolver, algo por lo que luchar (acabar con lo que ha roto su tranquilidad) y, por lo tanto, le has dado un objetivo.

Cuando el personaje tiene un objetivo, tú, guionista, tienes el final de tu guion (el momento en que se hace evidente que el protagonista consigue – o no – aquello por lo que ha estado luchando durante toda la película.

Segundo acto:

5. Estás ya en el segundo acto de tu guion. Una vez se ha mostrado que el protagonista tiene un problema y está dispuesto a luchar para resolverlo, debes idear dificultades y obstáculos que le impidan conseguirlo. Porque no basta con tener conflicto: si el personaje consigue enseguida lo que desea, sigues sin tener una historia que pueda interesarle a alguien.

Decide qué o quién impide que el protagonista alcance su objetivo:

– Si existe un antagonista en tu historia ¿qué hace para que el protagonista no consiga lo que quiere?

– ¿Qué clase de obstáculos físicos, psicológicos o de circunstancias podrías utilizar? ¿Cómo se enfrenta a ellos tu personaje?

Esta parte suele ser la más complicada de escribir y es la que corresponde al segundo acto. Consiste, básicamente, en idear obstáculos que obliguen a tu personaje a actuar, tomar decisiones, mantenerse en movimiento. Es lo que le dará interés a tu guion.

6. Ahora es preciso idear algo que, de nuevo, cambie el curso de tu historia, necesitas el segundo punto de giro de tu guion. Ha llegado el momento de que suceda algo que haga que el personaje se encamine hacia el final de la trama, hacia la consecución de su objetivo.

Este segundo punto de giro es, en algunas películas, el momento en que el detective comprende que ha estado malinterpretando una pista y comprende que el asesino es alguien que no estaba en su lista de sospechosos. En otras historias es cuando el protagonista está en su peor momento y parece imposible que pueda vencer al antagonista  pero, de pronto, descubre un punto débil en su oponente y decide jugarse el todo por el todo en un intento desesperado. Es, en definitiva, el momento en que muestras al espectador que, ahora sí, ahora el personaje avanza decidido hacia su objetivo y se lo juega todo a una carta.

Tercer acto:

7. A partir de aquí, estás en el tercer acto y te encaminas hacia el desenlace. Lo que te queda por hacer ahora es:

Cerrar las tramas secundarias y llevar la historia hasta el punto más álgido de tu guion, el clímax.

8. El clímax es el momento en que la historia queda definitivamente resuelta (el protagonista puede haber conseguido su objetivo o no, pero queda patente que la lucha ha cesado. Es la escena del gran enfrentamiento entre el “bueno” y el “malo”, el fragmento de más intensidad emocional en un drama o en una tragedia, el punto en que la pareja protagonista de una comedia romántica se confiesa que no pueden vivir el uno sin el otro, etc.

Y…  ¡Ya tienes tu guion! O, al menos, una sinopsis bastante detallada que puede acabar convirtiéndose en un guion. ¿Te decides a realizar este ejercicio?

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Las 36 situaciones dramáticas posibles

Como profesora de guion de cine, televisión y audiovisuales, me divierte la cara que ponen mis alumnos cuando el primer o segundo día de clase les hago saber que sólo existen 36 situaciones dramáticas posibles y que todas ellas están ya escritas en la Biblia o en la literatura de la Antigua Grecia.

Les digo que si creían que van a inventar una trama que nadie antes haya usado, están muy equivocados… pero que no se preocupen porque:

  1. Existen muchas menos notas musicales y el ser humano lleva siglos componiendo canciones, óperas, sonatas, etc. muy diferentes.
  2. Que todos los argumentos dramáticos hayan sido contados no significa que ellos -mis alumnos- no puedan ser originales, ya que la originalidad no está en lo que se cuenta sino en la manera en que se cuenta.

¿Quién y cómo llegó a la conclusión de que sólo existen 36 situaciones dramáticas?

Empezó con ello el dramaturgo veneciano Carlo Gozzi (1720-1806), quien realizó una lista con todas las situaciones dramáticas posibles en el teatro y la literatura con el resultado de que eran 36.

La lista de Gozzi se perdió y autores del prestigio de J. W. Goethe y Friedrich Schiller llegaron a negar la tesis del veneciano.

Más tarde, el escritor francés Georges Polti (1867-1946) realizó un estudio exhaustivo de la literatura clásica y coincidió con Carlo Gozzi en que son 36 las situaciones dramáticas posibles porque 36 son las emociones humanas básicas.

Son las siguientes:

  1. La Súplica.
  2. El Rescate.
  3. La venganza que sigue al crimen.
  4. Venganza de parientes sobre parientes.
  5. La Persecución.
  6. Desastre o desgracia irreparable.
  7. Víctimas de la crueldad o la desgracia.
  8. Rebelión.
  9. Tentativa o empresa audaz.
  10. Secuestro.
  11. Enigma.
  12. Logro o consecución.
  13. Enemistad u odio entre parientes.
  14. Rivalidad entre familias.
  15. Adulterio homicida.
  16. Locura.
  17. Imprudencia fatal.
  18. Crímenes involuntarios de amor.
  19. Matar a un pariente no conocido.
  20. Sacrificarse por un ideal.
  21. Sacrificarse por los allegados.
  22. Sacrificarse por una pasión.
  23. Necesidad de sacrificar a personas amadas.
  24. Rivalidad entre superior e inferior.
  25. Adulterio.
  26. Crímenes por amor.
  27. Descubrimiento de la deshonra de la persona amada.
  28. Amores imposibles.
  29. Un enemigo amado.
  30. Ambición.
  31. Conflicto con Dios.
  32. Celos equivocados.
  33. Juicios erróneos.
  34. Remordimientos.
  35. Reencontrar a una persona perdida.
  36. Pérdida de personas amadas.

Si alguien está interesado en profundizar en el tema, puede leer el libro publicado por Georges Polti que se titula, cómo no, “Las 36 situaciones dramáticas”.

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