Todas las historias tienen un protagonista porque mediante él y sus acciones el autor conduce al espectador/lector/oyente desde el inicio de la narración hasta su desenlace. Ésta es una de las funciones dramáticas del personaje protagonista.
Incluso en las películas corales, donde son varios los personajes principales, existe uno que tiene (aunque sea ligeramente) más protagonismo que los demás.
Podríamos hablar mucho sobre el personaje protagonista pero en esta ocasión me voy a centrar en cinco puntos básicos:
1. Tu protagonista debe ser activo.
Cuando escribes un guion estás contando una historia mediante los personajes y sus acciones.
Para mantener la historia en movimiento y hacer que avance desde el principio hasta el final vas a necesitar que tu personaje actúe, se mueva, reaccione ante las situaciones en las que le colocas, tome decisiones que provoquen consecuencias, interactúe con otros personajes… y eso no lo vas a conseguir con un personaje pasivo.
2. Tu protagonista debe tener un objetivo claro.
No basta con que tu protagonista sea activo; si se pasa toda la película moviéndose de aquí para allá sin que sepamos por qué lo hace, el público se va a aburrir.
Es preciso que le digas cuanto antes al espectador cuál es el objetivo de tu protagonista para que se implique en la película deseando que el personaje obtenga lo que quiere, dudando unas veces de que lo alcance y preguntándose otras cómo lo va a conseguir.
En muchas películas el protagonista tiene dos objetivos claros: uno relacionado con la trama principal (vencer al antagonista o algo similar) y otro respecto a la trama amorosa secundaria (conseguir a la chica o al chico).
3. Tu protagonista no puede avanzar hacia su objetivo tranquilamente.
No basta con que le des un objetivo a tu protagonista para que tu guion sea interesante.
Si el objetivo del personaje es conquistar a la chica que acaban de presentarle y en la primera cita romántica que tienen le propone matrimonio y ella acepta… bueno, puede que lo suyo sea amor a primera vista, un flechazo, muy bonito y tal pero… nadie quiere pasarse dos horas de su vida viendo eso.
Si el objetivo principal del personaje es salvar el planeta de los malvados alienígenas que acaban de invadirla y lo consigue en la página diez de tu guion, la primera vez que se enfrenta a ellos… te acabas de quedar sin película.
Recuerda que sin conflicto no hay drama: El protagonista debe tener claro su objetivo pero antes debe luchar y superar obstáculos para que tu guion sea atractivo para el público. Debes idear dificultades que mantengan al personaje y a la trama en movimiento continuo.
4. ¿Qué acciones llevará a cabo tu protagonista para conseguir su objetivo?
A la vez que planificas los obstáculos que le pones al personaje para hacer más interesante la trama, debes proyectar qué es lo que hará él para superarlos y conseguir su objetivo.
No lo dejes a la inspiración del momento. Prepara las acciones de tu protagonista cuando hagas la escaleta previa a la escritura del guion y ten en cuenta que tu personaje debe llevar a cabo actos que estén de acuerdo con su personalidad: no se enfrentarán de la misma manera a un psicópata una diseñadora de moda que un veterano de la Guerra del Golfo, ni hará lo mismo para vengar la muerte de su hija un médico que un narcotraficante. Sí, ya sé que he puesto ejemplos muy extremos, pero ya me entiendes…
5. ¿Cómo va a evolucionar tu protagonista a lo largo del guion?
Como ya sabes, es lo que se llama el arco del personaje. Se supone que la historia que estás contando es importante para tu protagonista, y los personajes (como las personas reales cuando les ocurre algo que les impacta) evolucionan, cambian su forma de ver la vida, aprenden algo, etc.
Tienes que prever esto desde que empiezas a planificar tu guion:
– ¿Aprenderá algo tu protagonista mientras vive su historia? ¿Qué?
– ¿Cambiará su forma de comportarse ante determinados hechos? ¿De qué manera?
– Para conseguir su objetivo ¿deberá superar algún miedo, alguna carencia? ¿Cómo?
Aunque es posible, en el caso de los protagonistas seriales, que el personaje no evolucione.
Es lo que sucede, por ejemplo, con Indiana Jones: El espectador que ve sus películas lo hace porque le gusta el personaje. Si Indiana Jones cambiara en todas y cada una de sus aventuras, el público podría acabar distanciándose de él y perdiendo el interés por sus peripecias. En casos como este, son los personajes secundarios los que suelen evolucionar.
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