Quince formas de encontrar ideas para escribir cuando estás bloqueado

Decía Picasso que “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.

Y es cierto. La inspiración no viene por sí sola, de repente, para regalarte un guion completo, bien estructurado, con sus puntos de giro y su clímax.

Como mucho, la inspiración te dará una escena sugerente, una imagen, un personaje con un conflicto… pero vas a tener que trabajar mucho para ir tirando del hilo hasta acabar consiguiendo un guion completo.

Pero… ¿Por qué esperar a que la inspiración venga? ¿Por qué no ir a buscarla?

Te presento quince recursos que puedes utilizar para encontrar ideas sobre las que escribir.

Aunque el texto está dirigido específicamente a guionistas, no hace falta decir que sirve también para cualquier otro tipo de escritor.

1. Medios de comunicación (I).

Que muchos guiones de cine y televisión han nacido a partir de un hecho publicado por los medios de comunicación es evidente: asesinatos que han impactado en la sociedad, robos espectaculares, ejemplos de superación personal, etc.

Pero tomar un crimen famoso y convertirlo en guion sería una adaptación de un hecho de la vida real, no un guion original.

Para que sea un guion original, una historia enteramente tuya, debes tomar ese material que te proporcionan los medios de comunicación como inspiración, como punto de partida de una historia que acabará no pareciéndose en nada a aquello que leíste en el periódico o viste en televisión.

Es lo que pasa cuando tienes noticia de un crimen que te llama la atención y empiezas a divagar sobre él, buscando sospechosos entre las personas relacionadas con el caso que aparecen en los medios de comunicación, imaginando situaciones, divagando sobre las relaciones entre la víctima y la gente que habla sobre el asunto…

Y acabas montándote tu propia película (nunca mejor dicho).

2. Medios de comunicación (II).

Otra forma de encontrar la inspiración en los medios de comunicación puede ser quedarse con una frase o una imagen que nos guste y dejar volar nuestra imaginación a partir de ella:

El guionista Robert Towne contaba en una entrevista que la idea para escribir el guion de “Chinatown”, dirigida por Roman Polansky en 1974, le surgió cuando leyó el titular de un artículo en un periódico de California que decía: “O llevamos el agua a Los Ángeles, o llevamos Los Ángeles al agua”. El artículo versaba sobre los problemas de sequía de la ciudad de Los Ángeles.

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Los que hayáis visto “Chinatown” sabéis que la trama principal trata sobre un asesinato que intenta resolver el protagonista, Jake Gittes (Jack Nicholson), pero el ambiente de fondo de toda la historia y el punto de partida de la misma se basan en la carencia de agua en Los Ángeles y éste es el asunto que motiva a varios de sus personajes.

3. Escuchar a la gente que te rodea.

Una frase escuchada al azar mientras hacemos cola en la panadería, una conversación en el autobús, esa expresión que siempre utiliza tu abuela cuando la haces exasperar… pueden ser la semilla de un guion si te dejas llevar por ella.

El célebre escritor y guionista colombiano Gabriel García Márquez tuvo la idea para escribir el cuento (que luego se convertiría en serie de televisión) “Me alquilo para soñar” cuando oyó a un hombre decir: “Me gustaría trabajar mientras duermo”.

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4. Observar a la gente que te rodea.

Todo el mundo tiene algo interesante y digno de ser contado, hasta la persona más aburrida.

Puede que la cajera del supermercado que te atiende habitualmente no te inspire, de buenas a primeras, una historia de super héroes o de espías de la Segunda Guerra Mundial pero… si la observas con mente abierta y espíritu soñador, es posible que su forma de hablar, la mirada con la que te fulmina cuando le entregas un billete de 50 euros para pagar un paquete de chicles y el gesto de  ”me voy a callar porque si no la lío” con el que los coge pueden ser perfectos para un personaje que se te estaba resistiendo.

5. Transformar el mundo cotidiano.

Supongamos que sigues en el supermercado, esperando tu turno para pagar a la misma cajera del punto anterior…

Delante de ti hay una señora mayor que se empeña en abonar la cantidad exacta buscando todas las monedas de uno y dos céntimos de su monedero mientras la cajera suspira impaciente porque los clientes se están acumulando…

Bueno, no te enerves, no hagas como el resto de los clientes que están empezando subirse por las paredes.

Relájate. Eres un escritor y puedes trabajar en cualquier sitio. Ponte a pensar en la que puede ser la primera escena de tu próximo guion:

Imagina que la puerta del supermercado se abre dando paso a un grupo de alienígenas verdes que vienen a invadir la tierra y han creído que el super de tu barrio es la sede de la ONU.

¿Cómo crees que reaccionaría la cajera? ¿Y la señora mayor? ¿Y el guardia de seguridad?

¿Y si, en vez de extraterrestres, los que han irrumpido en el super son una banda de ladrones que acaba de robar un banco y se han visto obligados a refugiarse de la policía que los persigue? ¿Cómo seguiría la historia?

6. Foros y redes sociales.

Es la versión internauta de los dos puntos anteriores.

Si saber escuchar y observar a la gente que te rodea puede ser una buena fuente de inspiración, navegar por las redes sociales y foros de internet con espíritu creativo puede darte muchas ideas para contar historias, hacer personajes creíbles, crear escenas originales.

Utilizar el vocabulario y las expresiones que usan algunos usuarios de foros o redes sociales puede funcionar muy bien para mejorar tus diálogos y la forma en que se expresan tus personajes.

7. Obras literarias y audiovisuales.

No se trata de que adaptes una novela o escribas una nueva versión de tu película favorita sino de que te inspires en ellas.

A veces nos encontramos con personajes secundarios e incluso menores (de esos que solo tienen una o dos escenas en una película) que están tan bien hechos que uno siente que tienen una historia detrás que puede ser tan interesante o más que la del protagonista.

¿Por qué no poner a trabajar a la imaginación pensando en lo que haría el personaje después de su única escena, o qué tipo de casa tendrá, con quien la compartirá, que clase de relación tendrá con esa persona?

8. Algo sobre lo que sepas mucho.

Todo el mundo sabe mucho sobre algún tema o le interesa investigar sobre él:

Puede ser la Guerra de los Cien Años, la física cuántica, el turismo, la cocina vegetariana, los trabajos manuales… o cualquier otra cosa que se te ocurra.

Puedes escoger el universo de ese tema sobre el que sabes tanto y situar en él cualquiera de las 36 situaciones dramáticas que existen.

9. Ciencia

El mundo de la ciencia es apasionante y los descubrimientos en este campo son cada vez más impresionantes.

Indaga en revistas científicas, en webs de biología, astronomía, física… y usa toda esa información para crear una trama principal o el telón de fondo que le dé interés y color a tu guion.

Por ejemplo: si buscas imágenes de medusas (sí, de medusas, has leído bien) en internet descubrirás que (además de ser esos bichos que producen urticaria si te tropiezas con uno de ellos en la playa) existen medusas de muchas clases y colores y son realmente bonitas.

Son llamativas y visuales, lo que las hace perfectas para un guion ya que nuestra historia se va a contar mediante imágenes.

¿Podrían ser estos animales el telón de fondo de una historia de espionaje protagonizada por un biólogo marino que ha descubierto la forma de curar determinada enfermedad con cierta sustancia que se encuentra en el organismo de las medusas?

10. Temas controvertidos.

Hay temas de debate que provocan una fuerte respuesta emocional en las personas y son sujeto de enfrentamiento entre grupos sociales:

El aborto, las corridas de toros, el terrorismo islamista, la inmigración masiva, la necesidad de vacunarse o no para prevenir ciertas enfermedades, el calentamiento global, etc.

Son temas polémicos que provocan conflicto y por lo tanto son susceptibles de convertirse en una buena historia.

Pueden ser actuales o pasados, políticos, sociales, personales, morales, religiosos, éticos…

Elige uno de ellos y crea personajes que tengan puntos de vista opuestos sobre el tema. Busca después una excusa para mantener a esos personajes juntos durante el tiempo que dura tu historia y tendrás un guion.

11. Situaciones humanas conflictivas.

Problemas o situaciones que pueden sucederle a cualquiera y que tienen un conflicto en sí mismos:

Amor no correspondido, acoso laboral o escolar, embarazo adolescente, la pérdida del puesto de trabajo a los cincuenta años, una enfermedad grave del protagonista o de alguien muy cercano a él, la muerte de un hijo o un ser muy querido…

No es difícil pensar en alguien que se encuentra en una de estas situaciones e ir creando una historia a partir de ella.

12. Historia

Si te gusta la historia seguro que tienes tus épocas, sucesos o guerras favoritos:

La Revolución Rusa, la Primera Guerra Mundial, la burbuja especulativa de los tulipanes en los Países Bajos en el siglo XVII…

Lee, busca, indaga y seguro que encontrarás algún personaje histórico sobre cuya vida escribir… o puedes usar esa época o suceso que te atraen para situar en ellos a personajes de tu invención.

13. Un personaje y su opuesto.

Imagina un personaje y luego piensa en otro que sea lo más opuesto y antitético posible al primero.

Enciérralos juntos en una habitación y tira la llave a la basura. ¿Qué podría pasar?

Seguro que se te ocurrirán un montón de conflictos que pueden suceder entre ellos y ya sabes: si tienes un conflicto tienes un drama (una historia que se puede narrar mediante personajes y sus acciones).

Lo de la habitación no es literal, claro.

Se trata de que busques una excusa para obligarlos a convivir a pesar de sus diferencias incompatibles:

Pueden compartir oficina porque trabajan en la misma empresa, es posible que estén obligados a convivir por razones familiares o económicas, quizás viajaban en el mismo tren y este se ha quedado detenido en medio de una llanura nevada y aislada a causa del temporal…

14. Escritura automática.

La escritura automática es un buen recurso cuando estás bloqueado. Consiste en ponerse a escribir sin pensar, sin buscar lógica a lo que se escribe, saltando de un tema a otro si así te viene a la cabeza.

No importa si sólo se te ocurren tonterías, no te juzgues a ti mismo ni a lo que escribes. Sólo escribe, escribe y escribe sin parar durante diez o quince minutos.

Después, relee lo que has escrito y seguramente encontrarás algún personaje interesante, una escena que te gustaría desarrollar, una posible trama…

Si es tu día de suerte, puede que hayas empezado escribiendo incoherencias y hayas terminado creando un relato interesante el cual, si se le hacen las correcciones necesarias, se puede convertir en la sinopsis de tu próximo guion.

El hombre que nunca

15. La pintura o la fotografía.

Supongamos que los catorce recursos anteriores no te han servido de nada y sigues bloqueado ante el folio/pantalla en blanco.

No pasa nada, todavía te queda una oportunidad de escribir algo decente hoy: relájate y dedícate a disfrutar de las artes plásticas.

Busca blogs de fotografía, webs de museos o galerías de arte y escoge una imagen que te atraiga. Obsérvala sin prisa y deja que tu imaginación se ponga en marcha:

¿Cómo crees que se sentía la persona o personas de la imagen cuando estaban siendo retratadas? ¿Cómo llegaron hasta ahí? ¿Qué clase de vida tendrían? Si fueran uno de tus personajes ¿a dónde irían después de la sesión de fotografía o pintura? ¿Con quién?

Los hermanos Coen escribieron el guion de “El hombre que nunca estuvo allí” (The man who wasn’t there) a partir de una fotografía. Se trataba de la típica foto de fin de curso de un grupo de niños en los años 50.

A los Coen les hizo gracia el corte de pelo de los chicos y empezaron a bromear sobre el peluquero que les había hecho tal faena a los críos. Bromeando, bromeando, crearon al protagonista de su guion.

Y tú ¿has utilizado alguno de estos recursos para encontrar ideas para escribir? ¿Tienes tus propios “trucos” para vencer al bloqueo?

 

Si tienes un guion escrito y necesita una revisión, puede que quieras un análisis de guion que te ayude a mejorarlo.

Si tienes una idea y quieres convertirla en guion con la ayuda de alguien que te dé una visión desde fuera, puedes pedir un análisis de proyecto o una asesoría personalizada.

Si quieres escribir tu primer guion y no sabes por dónde empezar, pide una tutoría de acompañamiento que te ayude desde la primera línea hasta la última versión del guion.

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Cuatro ejercicios de creatividad a partir de una película

Utilizar para inspirarnos una película que nos gusta (o que detestamos) es un buen recurso para ejercitar la imaginación y la creatividad. Pero, al hacerlo, hay que tener en cuenta que se trata de potenciar nuestra capacidad creativa, no de plagiar.

Podemos usar el trabajo de otros como punto de partida para nuestra escritura, eso es legítimo, pero el resultado debe ser una obra nuestra con identidad propia y que no tenga nada que ver con la película que nos ha servido de punto de partida.

Estos son los ejercicios que te propongo:

1. Inspírate en una escena:

Piensa en una escena de alguna película que hayas visto y aíslala del resto de la trama, olvídate del argumento original y hazte varias preguntas:

– ¿Qué clase de individuos crees que serían los personajes si sólo supieras de ellos lo que ves en esa escena?

– ¿De dónde podrían venir?

– ¿A dónde podrían dirigirse?

– ¿Cómo sería la relación entre ellos?

– ¿Qué objetivo tendrían y qué harían para alcanzarlo?

 – ¿Qué clase de conflicto perturbaría su normalidad?

Continúa dándole vueltas a la situación hasta conseguir la sinopsis de un argumento alternativo que no se parezca en nada al de la película que has tomado como referencia.

2. Imagina una trama protagonizada por un personaje menor:

Llamamos “personaje menor” a aquel que apenas aparece y que está en la trama para dar color, apoyar a un personaje principal o realizar acciones necesarias para que avance la historia (el taxista que lleva al protagonista a algún sitio, la camarera que trabaja en el bar favorito de los personajes principales, etc,).

Seguro que más de una vez, al ver una película, te has fijado en alguno de estos personajes porque te ha gustado. Pues, ahora, escoge alguno de ellos y piensa en:

– Cómo debe de ser su vida cotidiana.

– ¿Tiene familia o no?

– ¿Tendrá alguna afición que le caracterice?

– ¿Qué objetivo puede tener?

– ¿Cómo reaccionará si algo o alguien cambia, de pronto, su normalidad provocándole un conflicto?

– ¿Qué tipo de personaje puede ser su antagonista?

Estas preguntas son orientativas, utiliza las que te parezcan interesantes y deshecha las demás, crea otras que se te ocurran, siéntete libre para inventar. Si dejas volar tu imaginación, seguro que se te acabará ocurriendo una trama protagonizada por este personaje menor.

3. Convierte al antagonista en protagonista:

Dale la vuelta a la película, imagina que el “malo” pasa a ser el “bueno”:

– ¿Cuál es su biografía?

– ¿Qué sentimientos lo mueven?

– ¿Cómo ha llegado a la situación en que se encuentra?

– ¿Cómo justificarías sus “maldades” para que dejen de serlo o, al menos, el espectador las comprenda?

Algo así es lo que hicieron el guionista Scott Silver y el director Todd Phillips con el personaje del Joker y el resultado ha sido un excelente guion y una de las películas más taquilleras de los últimos años.

4. Desarrolla una historia partiendo del final de una película:

Si la película es una comedia romántica que acaba en beso final, pregúntate cómo seguirá esa pareja cinco años después:

– ¿Continuarán juntos?

– ¿Qué pasará cuando tengan problemas para llegar a fin de mes?

– ¿Conseguirá él llevarse bien con su suegra?

– ¿Cómo soportará ella a los malcriados hijos del primer matrimonio de su amado?

Si se trata de una película bélica que termina con el protagonista desfilando victorioso el día del armisticio, imagina qué le puede suceder a partir de ahí. Ese soldado recibido como un héroe:

– ¿Podrá reintegrarse en una sociedad de posguerra con facilidad?

– ¿Tendrá secuelas psicológicas que le impidan volver a su vida anterior?

– ¿Aprovechará sus victorias bélicas para prosperar durante la paz?

– ¿Qué cambios habrá experimentado en su personalidad?

– Las relaciones con su familia, pareja, amigos ¿habrán cambiado? ¿cómo?

– Su visión del mundo y de la vida ¿será la misma que tenía cuando fue llamado a filas?

Seguro que más de una vez, al terminar de ver una película, has elucubrado sobre qué pasaría si la narración durase una hora más. ¿Por qué no continuarla tú por tu cuenta?

Evidentemente, estos cuatro ejercicios podrían practicarse de la misma forma con un relato literario o una novela. Elije lo que prefieras. ¡Buena suerte y mucha inspiración!

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Ejercicio de interacción entre personajes

No basta con crear personajes originales e interesantes ni con desarrollarlos luego de forma coherente, también hay que hacerles interactuar entre sí de manera natural y efectiva mientras cuentan la historia y hacen avanzar la trama.

Este es un ejercicio para practicar la interacción entre personajes y podríamos llamarlo “Tres historias diferentes en un mismo escenario”:

Escribe tres escenas cortas (de una media página cada una) y mudas (para practicar la utilización de las acciones de los personajes). Las tres escenas suceden en el mismo lugar y con el mismo personaje protagonista.

Escena 1:

El protagonista entra en un lugar desconocido para él, se debe notar que es la primera vez que está allí, que el sitio le parece misterioso y un tanto inseguro y que está esperando a alguien. La escena termina cuando llega el otro personaje y el protagonista parece intimidado o preocupado ante él.

Escena 2:

El protagonista entra en el mismo lugar de la escena anterior pero ahora parece que es un sitio familiar para él y que está tranquilo y feliz. La escena termina cuando llega el otro personaje y ambos se saludan con alegría por encontrarse.

Escena 3:

De nuevo, llega el protagonista al mismo lugar. Parece triste y pensativo. Aparece el otro personaje y ambos se saludan con mucha tristeza.

Utiliza el entorno y los elementos que hay en él para que te ayuden a contar la historia. Ayúdate con el tipo de iluminación y sonido ambiente.

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Ejercicios para utilizar diferentes elementos de información en una escena

Un error bastante común en guionistas noveles es el de olvidar que, además de los diálogos y las acciones del personaje, todo lo que se ve en la pantalla es un elemento potencial de información que puede ser usado para contar la historia.

Los siguientes ejercicios sirven para potenciar la utilización del decorado, los objetos que hay en este, la luz, el sonido ambiente, etc. como elementos narrativos.

Ejercicio 1:

1. Piensa en un escenario concreto, no importa si es interior o exterior. Puede ser una calle, una playa, un despacho, un restaurante o cualquier otro sitio que te venga a la cabeza.

2. Sitúa a un solo personaje en él.

3. Escribe tres breves escenas (menos de una página), sin diálogos, con el mismo personaje y en el mismo escenario. La primera escena debe mostrar al espectador que la película es una comedia, la segunda debe dar la impresión de que se trata de una historia de terror y la tercera debe parecer una producción dirigida al público infantil.

Para conseguir resultados tan distintos, apóyate en el tipo de luz (¿es de día? ¿de noche? ¿verano? ¿invierno? ¿llueve? ¿hace sol?), el sonido ambiente, el vestuario del personaje, la forma en que se mueve en el escenario, si encuentra o lleva consigo algún objeto y la forma en que lo utiliza…

Ejercicio 2:

1. Piensa en un personaje que está solo en un despacho.

2. Escribe tres escenas cortas (menos de una página) y sin diálogos en las que, por el aspecto de dicho personaje y la forma en que se comporta e interactúa con los diferentes objetos del decorado sepamos que:

a) En la primera escena el personaje es el dueño del despacho, está nervioso y espera a alguien.

b) En la segunda, es un ladrón inexperto y bastante torpe que ha entrado a robar.

c) En la tercera es un visitante que acude por primera vez al despacho, está esperando a ser atendido y está preocupado por algo.

Como puedes ver, son dos ejercicios sencillos que espolearán tu imaginación y ayudarán a enriquecer tu escritura y a hacer más creativos tus guiones. ¡Adelante con ellos, guionista!

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Ejercicios para practicar la construcción de personajes

No basta con crear un personaje con características interesantes, hay que mantener y desarrollar las mismas a lo largo de todo el guion. Necesitamos construir personajes coherentes que mantengan su personalidad durante toda la narración.

Por eso es importante que el guionista practique la construcción de personajes. Los siguientes dos ejercicios te pueden ayudar a ello:

Cambia el rol del protagonista y el antagonista

Toma una de tus películas favoritas y cambia la posición de su protagonista y antagonista en la trama.

Por ejemplo: ¿Qué pasaría si, en “Psicosis”, Norman Bates fuera el inocente chico que cuida de su madre impedida y Marion fuera una peligrosa delincuente que ha ido al Motel Bates para matar y robar a sus propietarios? O, ¿Qué pasaría si Freddy Krueger fuera un buen hombre, marginado por su aspecto, y sus víctimas fueran una banda de terroristas que prepara un atentado?

Escribe una o dos escenas (no más de un par de páginas) en las que se muestre esto.

Cambia la caracterización

Elige una película que conozcas bien y cambia drásticamente el perfil psicológico de sus personajes principales.

Por ejemplo: ¿Qué pasaría si el personaje de Julia Roberts en “Pretty Woman”, en lugar de ser una chica alocada y un tanto ingenua, fuese una mujer calculadora y fría? ¿Y si el personaje de Richard Gere, en la misma película, fuese un narcotraficante buscado por la DEA?

Escribe una o dos escenas (no más de un par de páginas) en las que se muestre esto.

Estos dos ejercicios te ayudarán a mejorar los personajes de tus propias historias y ¿quién sabe? puede que te inspiren para escribir un guion.

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Ejercicio para la creación de personajes

Los personajes son el elemento dramático más importante con que cuenta el guionista para desarrollar su historia. Es, por lo tanto, imprescindible dominar su creación y construcción.

El siguiente ejercicio consiste en crear personajes, darles forma y familiarizarse con ellos. Se puede hacer como “gimnasia” creativa, para mejorar como guionista, pero también es un buen recurso para cuando estás bloqueado.

No es necesario hacerlo de una sentada, se puede realizar en varias etapas, ya que consta de 3 partes bien diferenciadas:

1. Crea y describe seis personajes:

a) Piensa seis nombres de persona (tres femeninos y tres masculinos). No te entretengas mucho en seleccionarlos, quédate con los primeros que te vengan a la cabeza.

b) Imagina cómo son estos personajes y descríbelos en veinticinco palabras (o menos) que definan su carácter. Olvídate de su físico, lo importante es cómo son por dentro, cómo actúan, cómo ven la vida. Por ejemplo:

– Marta: Es ruidosa, habla en voz muy alta y se cree todas las noticias que ve en televisión. Le gusta ser el centro de atención.

– Rubén: Tímido y poco sociable, es un conspiranoico que, aunque de trato amable y educado, detesta su trabajo porque le obliga a tratar con demasiada gente.

Una vez tengas tus seis personajes, pasa a la segunda parte del ejercicio:

2. Escribe un monólogo interior de cada personaje:

Redacta un monólogo interior como los muchos que cada uno de nosotros realiza diariamente mientras camina por la calle, quita el polvo de los muebles o espera en la consulta del médico.

No te demores demasiado en decidir qué tienen que pensar tus personajes, simplemente escribe lo que se te vaya pasando por la cabeza, de forma automática. No importa si, a medida que vas avanzando, surgen contradicciones o incoherencias: se trata de que exteriorices todo lo que se te vaya ocurriendo, que dejes volar tu imaginación y ejercites tu creatividad.

Una vez hayas terminado, lee lo que hayas escrito y elimina lo que no te sirva: quita incoherencias, clichés y todo lo que no te guste o no te parezca correcto. Reduce cada monólogo a un máximo de 250 palabras.

Esta parte del ejercicio te habrá servido para familiarizarte con tus personajes y para espolear tu imaginación.

3. Crea una situación en la que intervengan los seis personajes y desarróllala en una escena.

No se trata de que escribas un cortometraje ni una historia con planteamiento, nudo y desarrollo. Sólo tienes que imaginar una situación en la que tomen parte los seis: Un viaje en autobús, la sala de espera de un dentista, un accidente de automóvil, un banquete de bodas, etc.

Tampoco es necesario que todos tengan la misma importancia ni participen en la misma medida. Unos pueden tener más protagonismo que otros y no es imprescindible que todos interactúen entre sí.

El objetivo de esta parte del ejercicio es que te familiarices con los personajes, que los “veas” moverse y los “oigas” hablar para que luego seas capaz de hacerlos actuar y reaccionar con naturalidad en tu guion.

Como ya he escrito en el inicio, este ejercicio no sólo sirve como práctica para mejorar tu escritura, también puede ser una manera de superar el bloqueo creativo y acabar escribiendo un guion completo.

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Ejercicio para escribir un guion a partir de una fotografía

¿No te ha pasado nunca que tienes ganas de escribir pero no se te ocurre nada? Empiezas a darle vueltas a mil ideas y ninguna te parece lo bastante interesante, imaginas un par de personajes, una situación, una escena, pero… te quedas atascado sin saber cómo seguir.

Lo que te propongo es divertido y sacará lo mejor de tu creatividad. Consiste en utilizar como inspiración fotografías de personas desconocidas e inventarles una vida, una historia que se pueda transformar en un guion.

Para que resulte más sencillo, he dividido el ejercicio en los tres actos clásicos y en 8 pasos.

Primer acto:

1. Busca en internet fotografías de personas desconocidas y selecciona una que te guste o te parezca sugerente.

2. Obsérvala con atención y hazte las siguientes preguntas:

– ¿Qué clase de personalidad puede tener alguien así? ¿Cómo piensa? ¿Cómo habla?

– ¿Trabaja? Si es así, ¿en qué? y, si no, ¿de qué vive?

– ¿En qué entorno social se mueve? ¿Cómo son sus amigos? ¿Cómo es su familia?

– ¿Vive con alguien? Si la respuesta es sí, ¿con quién y qué clase de relación tienen?

– ¿Cuáles son sus aficiones?

– ¿Tiene algún sueño secreto?

– ¿Le ha marcado algún hecho importante de su pasado?

– ¿Tiene alguna peculiaridad o alguna excentricidad que le diferencie de las personas de su entorno?

3. La respuesta a las cuestiones anteriores te dará el perfil de tu protagonista. Ahora hazte otra pregunta:

– ¿Cómo es su cotidianeidad?

Imagina cómo puede ser la vida habitual de esta persona en el momento en que empieza tu guion, qué hace por la mañana cuando se levanta, cómo transcurre habitualmente un día de su vida. ¿Tiene problemas para llegar a fin de mes? ¿Parece satisfecho de su situación actual?

Sigue mirando esa fotografía y deja volar tu imaginación.

Ahora tienes a tu protagonista y sus circunstancias, pero todavía no tienes un guion porque careces de conflicto y, como ya sabes, sin conflicto no hay drama, no hay historia.

4. Plantéate las siguientes cuestiones para crear un conflicto:

– ¿Qué podría suceder que interrumpiese la normalidad del personaje?

– ¿Aparece algún personaje que acabe con la tranquilidad de tu protagonista?

– ¿Ocurre algo que lo perturbe?

Puede ser la aparición de un cadáver, un antiguo amigo que viene a visitarle, una persona que conoce repentinamente, un cambio de trabajo, el descubrimiento de que su pareja le es infiel… cualquier cosa que se te ocurra.

Al acabar con la normalidad de tu protagonista, le estás proporcionando un problema que resolver, algo por lo que luchar (acabar con lo que ha roto su tranquilidad) y, por lo tanto, le has dado un objetivo.

Cuando el personaje tiene un objetivo, tú, guionista, tienes el final de tu guion (el momento en que se hace evidente que el protagonista consigue – o no – aquello por lo que ha estado luchando durante toda la película.

Segundo acto:

5. Estás ya en el segundo acto de tu guion. Una vez se ha mostrado que el protagonista tiene un problema y está dispuesto a luchar para resolverlo, debes idear dificultades y obstáculos que le impidan conseguirlo. Porque no basta con tener conflicto: si el personaje consigue enseguida lo que desea, sigues sin tener una historia que pueda interesarle a alguien.

Decide qué o quién impide que el protagonista alcance su objetivo:

– Si existe un antagonista en tu historia ¿qué hace para que el protagonista no consiga lo que quiere?

– ¿Qué clase de obstáculos físicos, psicológicos o de circunstancias podrías utilizar? ¿Cómo se enfrenta a ellos tu personaje?

Esta parte suele ser la más complicada de escribir y es la que corresponde al segundo acto. Consiste, básicamente, en idear obstáculos que obliguen a tu personaje a actuar, tomar decisiones, mantenerse en movimiento. Es lo que le dará interés a tu guion.

6. Ahora es preciso idear algo que, de nuevo, cambie el curso de tu historia, necesitas el segundo punto de giro de tu guion. Ha llegado el momento de que suceda algo que haga que el personaje se encamine hacia el final de la trama, hacia la consecución de su objetivo.

Este segundo punto de giro es, en algunas películas, el momento en que el detective comprende que ha estado malinterpretando una pista y comprende que el asesino es alguien que no estaba en su lista de sospechosos. En otras historias es cuando el protagonista está en su peor momento y parece imposible que pueda vencer al antagonista  pero, de pronto, descubre un punto débil en su oponente y decide jugarse el todo por el todo en un intento desesperado. Es, en definitiva, el momento en que muestras al espectador que, ahora sí, ahora el personaje avanza decidido hacia su objetivo y se lo juega todo a una carta.

Tercer acto:

7. A partir de aquí, estás en el tercer acto y te encaminas hacia el desenlace. Lo que te queda por hacer ahora es:

Cerrar las tramas secundarias y llevar la historia hasta el punto más álgido de tu guion, el clímax.

8. El clímax es el momento en que la historia queda definitivamente resuelta (el protagonista puede haber conseguido su objetivo o no, pero queda patente que la lucha ha cesado. Es la escena del gran enfrentamiento entre el “bueno” y el “malo”, el fragmento de más intensidad emocional en un drama o en una tragedia, el punto en que la pareja protagonista de una comedia romántica se confiesa que no pueden vivir el uno sin el otro, etc.

Y…  ¡Ya tienes tu guion! O, al menos, una sinopsis bastante detallada que puede acabar convirtiéndose en un guion. ¿Te decides a realizar este ejercicio?

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