No es lo mismo logline que storyline

No hay gran diferencia entre una logline y una storyline, de hecho, a menudo se las confunde porque ambas consisten en resumir en unas pocas líneas el guion. Pero, aunque logline y storyline se parezcan mucho, no son lo mismo.

¿Qué es una logline?

Una logline consiste en una o dos frases que definen la esencia de una historia y hace que quien la lea se interese por ella.

Resulta muy útil para presentar el guion a una productora ya que, cuando está bien redactada, da una idea definida del tipo de historia, género, ambiente y conflicto principal del protagonista.

La logline debe decir:

               – quién es el protagonista.

               – qué acción emprende hacia un objetivo.

               – el arco emocional del personaje.

               – si consigue, o no, su objetivo.

Veamos un ejemplo de la que podría ser la logline de una película clásica, “Casablanca” (ejemplo imaginario porque ni siquiera sé si los guionistas de “Casablanca” utilizaron logline):

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas. Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud tras conocer a un líder de la resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama.

Esta logline tiene sólo 54 palabras pero nos da mucha información. Analicémosla:

“Durante la Segunda Guerra Mundial”: Sitúa el relato en su momento histórico.

“Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas”. Nos dice quién es el protagonista, el ambiente y el tipo de personajes que pueblan la historia y el lugar geográfico en el que transcurre.

“Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud”. Este es el arco del personaje, que pasará de una actitud de indiferencia ante la guerra a implicarse en ella.

“Tras conocer a un líder de la Resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama”. Aquí están sintetizados primer punto de giro, y el segundo y tercer acto. El punto de giro es ese encuentro con el líder de la Resistencia que hace que Rick se cuestione su postura indiferente ante la guerra (segundo acto) para acabar implicándose en la lucha hasta el punto de renunciar al amor de su vida (tercer acto y escena final).

Como se puede apreciar, en la logline apenas se dice nada del segundo acto, pasamos por él de puntillas desde el primer punto de giro: “tras conocer a un líder de la Resistencia” hasta el tercer acto: “al que ayudará a escapar de los nazis”. Esto es así porque damos por descontado que lo que sucederá en este bloque de la historia serán una serie de obstáculos que el protagonista deberá sortear para llegar al final que ya hemos definido.

¿Qué es una storyline?

La storyline es una breve sinopsis del guion, unas pocas líneas en las que decimos quién es el protagonista, el antagonista (si lo hay), el primer punto de giro, el segundo acto, el segundo punto de giro, el tercer acto, insinuamos la escena final (el clímax) y definimos el arco del personaje.

Aunque no es imprescindible, resulta muy práctico dividir la storyline en tres frases (una por cada acto del guion) para ordenar lo que contamos y darle más claridad. Estas tres frases deben incluir:

Frase nº 1 – Quién es el protagonista o protagonistas, el antagonista (si lo hay), dónde sucede la trama y la situación del personaje antes de que la historia se ponga en marcha. Es decir, un resumen del primer acto.

Frase nº 2: Primer punto de giro y segundo acto.

Frase nº 3: Segundo punto de giro, tercer acto e insinuación del clímax.

Veamos ahora la posible storyline de Casablanca en comparación con su logline. Si la logline era:

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas. Rick, en un principio indiferente al conflicto, cambiará su actitud tras conocer a un líder de la resistencia al que ayudará a escapar de los nazis teniendo, para ello, que renunciar a la mujer que ama.

La storyline puede ser:

Durante la Segunda Guerra Mundial, Rick regenta un café en Casablanca al que acuden refugiados, nazis y colaboracionistas y él, idealista desengañado, prefiere mantenerse neutral.

Cuando Víctor, un líder de la Resistencia al que persiguen los nazis, y su esposa, Ilsa (la mujer de la que estuvo enamorado Rick tiempo atrás) necesitan la ayuda de Rick, éste debe luchar consigo mismo pues ni desea implicarse en la guerra ni confía en Ilsa, que le defraudó.

Ilsa logra convencer a Rick de que sigue amándole y ambos deciden huir de Casablanca pero, en el último momento, Rick comprenderá que ayudar a Víctor a escapar de los nazis es más importante que su felicidad personal y renuncia a Ilsa para facilitar la salvación de Víctor.

Antes de empezar a escribir nuestro guion, la storyline es imprescindible para asegurarnos de que realmente tenemos una historia que contar y no una idea difusa, algún personaje, un par de escenas… y nada más.

En la storyline, si está bien redactada, tenemos todos los elementos importantes del relato: los personajes principales, la situación en la que se encuentran al principio de la narración, el hecho que hace que se inicie el conflicto y la historia se ponga en marcha, el objetivo del personaje que hace que éste luche en el segundo acto, el momento en que se consigue, o no, el objetivo y en el que se aprecia cómo el personaje ha cambiado a lo largo del guion.

Si tenemos storyline podemos estar seguros de que tenemos guion. Con una buena storyline, podemos sentarnos a escribir nuestro guion tranquilamente porque ya tenemos un final al que dirigirnos y una estructura que dé coherencia y concentración a nuestra historia.

La storyline nos garantiza que no nos quedaremos atascados en la página 10 o 20 de nuestro guion sin saber cómo seguir y nos evita descubrir que no tenemos historia cuando ya llevamos tres semanas escribiendo.

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Ejercicio para escribir un guion a partir de una fotografía

¿No te ha pasado nunca que tienes ganas de escribir pero no se te ocurre nada? Empiezas a darle vueltas a mil ideas y ninguna te parece lo bastante interesante, imaginas un par de personajes, una situación, una escena, pero… te quedas atascado sin saber cómo seguir.

Lo que te propongo es divertido y sacará lo mejor de tu creatividad. Consiste en utilizar como inspiración fotografías de personas desconocidas e inventarles una vida, una historia que se pueda transformar en un guion.

Para que resulte más sencillo, he dividido el ejercicio en los tres actos clásicos y en 8 pasos.

Primer acto:

1. Busca en internet fotografías de personas desconocidas y selecciona una que te guste o te parezca sugerente.

2. Obsérvala con atención y hazte las siguientes preguntas:

– ¿Qué clase de personalidad puede tener alguien así? ¿Cómo piensa? ¿Cómo habla?

– ¿Trabaja? Si es así, ¿en qué? y, si no, ¿de qué vive?

– ¿En qué entorno social se mueve? ¿Cómo son sus amigos? ¿Cómo es su familia?

– ¿Vive con alguien? Si la respuesta es sí, ¿con quién y qué clase de relación tienen?

– ¿Cuáles son sus aficiones?

– ¿Tiene algún sueño secreto?

– ¿Le ha marcado algún hecho importante de su pasado?

– ¿Tiene alguna peculiaridad o alguna excentricidad que le diferencie de las personas de su entorno?

3. La respuesta a las cuestiones anteriores te dará el perfil de tu protagonista. Ahora hazte otra pregunta:

– ¿Cómo es su cotidianeidad?

Imagina cómo puede ser la vida habitual de esta persona en el momento en que empieza tu guion, qué hace por la mañana cuando se levanta, cómo transcurre habitualmente un día de su vida. ¿Tiene problemas para llegar a fin de mes? ¿Parece satisfecho de su situación actual?

Sigue mirando esa fotografía y deja volar tu imaginación.

Ahora tienes a tu protagonista y sus circunstancias, pero todavía no tienes un guion porque careces de conflicto y, como ya sabes, sin conflicto no hay drama, no hay historia.

4. Plantéate las siguientes cuestiones para crear un conflicto:

– ¿Qué podría suceder que interrumpiese la normalidad del personaje?

– ¿Aparece algún personaje que acabe con la tranquilidad de tu protagonista?

– ¿Ocurre algo que lo perturbe?

Puede ser la aparición de un cadáver, un antiguo amigo que viene a visitarle, una persona que conoce repentinamente, un cambio de trabajo, el descubrimiento de que su pareja le es infiel… cualquier cosa que se te ocurra.

Al acabar con la normalidad de tu protagonista, le estás proporcionando un problema que resolver, algo por lo que luchar (acabar con lo que ha roto su tranquilidad) y, por lo tanto, le has dado un objetivo.

Cuando el personaje tiene un objetivo, tú, guionista, tienes el final de tu guion (el momento en que se hace evidente que el protagonista consigue – o no – aquello por lo que ha estado luchando durante toda la película.

Segundo acto:

5. Estás ya en el segundo acto de tu guion. Una vez se ha mostrado que el protagonista tiene un problema y está dispuesto a luchar para resolverlo, debes idear dificultades y obstáculos que le impidan conseguirlo. Porque no basta con tener conflicto: si el personaje consigue enseguida lo que desea, sigues sin tener una historia que pueda interesarle a alguien.

Decide qué o quién impide que el protagonista alcance su objetivo:

– Si existe un antagonista en tu historia ¿qué hace para que el protagonista no consiga lo que quiere?

– ¿Qué clase de obstáculos físicos, psicológicos o de circunstancias podrías utilizar? ¿Cómo se enfrenta a ellos tu personaje?

Esta parte suele ser la más complicada de escribir y es la que corresponde al segundo acto. Consiste, básicamente, en idear obstáculos que obliguen a tu personaje a actuar, tomar decisiones, mantenerse en movimiento. Es lo que le dará interés a tu guion.

6. Ahora es preciso idear algo que, de nuevo, cambie el curso de tu historia, necesitas el segundo punto de giro de tu guion. Ha llegado el momento de que suceda algo que haga que el personaje se encamine hacia el final de la trama, hacia la consecución de su objetivo.

Este segundo punto de giro es, en algunas películas, el momento en que el detective comprende que ha estado malinterpretando una pista y comprende que el asesino es alguien que no estaba en su lista de sospechosos. En otras historias es cuando el protagonista está en su peor momento y parece imposible que pueda vencer al antagonista  pero, de pronto, descubre un punto débil en su oponente y decide jugarse el todo por el todo en un intento desesperado. Es, en definitiva, el momento en que muestras al espectador que, ahora sí, ahora el personaje avanza decidido hacia su objetivo y se lo juega todo a una carta.

Tercer acto:

7. A partir de aquí, estás en el tercer acto y te encaminas hacia el desenlace. Lo que te queda por hacer ahora es:

Cerrar las tramas secundarias y llevar la historia hasta el punto más álgido de tu guion, el clímax.

8. El clímax es el momento en que la historia queda definitivamente resuelta (el protagonista puede haber conseguido su objetivo o no, pero queda patente que la lucha ha cesado. Es la escena del gran enfrentamiento entre el “bueno” y el “malo”, el fragmento de más intensidad emocional en un drama o en una tragedia, el punto en que la pareja protagonista de una comedia romántica se confiesa que no pueden vivir el uno sin el otro, etc.

Y…  ¡Ya tienes tu guion! O, al menos, una sinopsis bastante detallada que puede acabar convirtiéndose en un guion. ¿Te decides a realizar este ejercicio?

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Cinco puntos que debes tener en cuenta sobre el protagonista de tu guion

Todas las historias tienen un protagonista porque mediante él y sus acciones el autor conduce al espectador/lector/oyente desde el inicio de la narración hasta su desenlace. Ésta es una de las funciones dramáticas del personaje protagonista.

Incluso en las películas corales, donde son varios los personajes principales, existe uno que tiene (aunque sea ligeramente) más protagonismo que los demás.

Podríamos hablar mucho sobre el personaje protagonista pero en esta ocasión me voy a centrar en cinco puntos básicos:

1. Tu protagonista debe ser activo.

Cuando escribes un guion estás contando una historia mediante los personajes y sus acciones.

Para mantener la historia en movimiento y hacer que avance desde el principio hasta el final vas a necesitar que tu personaje actúe, se mueva, reaccione ante las situaciones en las que le colocas, tome decisiones que provoquen consecuencias, interactúe con otros personajes… y eso no lo vas a conseguir con un personaje pasivo.

2. Tu protagonista debe tener un objetivo claro.

No basta con que tu protagonista sea activo; si se pasa toda la película moviéndose de aquí para allá sin que sepamos por qué lo hace, el público se va a aburrir.

Es preciso que le digas cuanto antes al espectador cuál es el objetivo de tu protagonista para que se implique en la película deseando que el personaje obtenga lo que quiere, dudando unas veces de que lo alcance y preguntándose otras cómo lo va a conseguir.

En muchas películas el protagonista tiene dos objetivos claros: uno relacionado con la trama principal (vencer al antagonista o algo similar) y otro respecto a la trama amorosa secundaria (conseguir a la chica o al chico).

3. Tu protagonista no puede avanzar hacia su objetivo tranquilamente.

No basta con que le des un objetivo a tu protagonista para que tu guion sea interesante.

Si el objetivo del personaje es conquistar a la chica que acaban de presentarle y en la primera cita romántica que tienen le propone matrimonio y ella acepta… bueno, puede que lo suyo sea amor a primera vista, un flechazo, muy bonito y tal pero… nadie quiere pasarse dos horas de su vida viendo eso.

Si el objetivo principal del personaje es salvar el planeta de los malvados alienígenas que acaban de invadirla y lo consigue en la página diez de tu guion, la primera vez que se enfrenta a ellos… te acabas de quedar sin película.

Recuerda que sin conflicto no hay drama: El protagonista debe tener claro su objetivo pero antes debe luchar y superar obstáculos para que tu guion sea atractivo para el público. Debes idear dificultades que mantengan al personaje y a la trama en movimiento continuo.

4. ¿Qué acciones llevará a cabo tu protagonista para conseguir su objetivo?

A la vez que planificas los obstáculos que le pones al personaje para hacer más interesante la trama, debes proyectar qué es lo que hará él para superarlos y conseguir su objetivo.

No lo dejes a la inspiración del momento. Prepara las acciones de tu protagonista cuando hagas la escaleta previa a la escritura del guion y ten en cuenta que tu personaje debe llevar a cabo actos que estén de acuerdo con su personalidad: no se enfrentarán de la misma manera a un psicópata una diseñadora de moda que un veterano de la Guerra del Golfo, ni hará lo mismo para vengar la muerte de su hija un médico que un narcotraficante. Sí, ya sé que he puesto ejemplos muy extremos, pero ya me entiendes…

5. ¿Cómo va a evolucionar tu protagonista a lo largo del guion?

Como ya sabes, es lo que se llama el arco del personaje. Se supone que la historia que estás contando es importante para tu protagonista, y los personajes (como las personas reales cuando les ocurre algo que les impacta) evolucionan, cambian su forma de ver la vida, aprenden algo, etc.

Tienes que prever esto desde que empiezas a planificar tu guion:

– ¿Aprenderá algo tu protagonista mientras vive su historia? ¿Qué?

– ¿Cambiará su forma de comportarse ante determinados hechos? ¿De qué manera?

– Para conseguir su objetivo ¿deberá superar algún miedo, alguna carencia? ¿Cómo?

Aunque es posible, en el caso de los protagonistas seriales, que el personaje no evolucione.

Es lo que sucede, por ejemplo, con Indiana Jones: El espectador que ve sus películas lo hace porque le gusta el personaje. Si Indiana Jones cambiara en todas y cada una de sus aventuras, el público podría acabar distanciándose de él y perdiendo el interés por sus peripecias. En casos como este, son los personajes secundarios los que suelen evolucionar.

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